tag:blogger.com,1999:blog-7118303741780695152024-03-13T14:46:22.739-07:00Las lenguas católicas¡Con Cristo todo, sin Cristo nada!Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.comBlogger366125tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-8966364261947106372022-10-14T12:06:00.007-07:002022-10-14T12:19:24.447-07:00NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Y EL SACERDOCIO DE LA ANTIGUA ALIANZA <p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhh2sZqlwxR671aAjPaI6Rpsuw_5Kd3W6z-Z7wePcovIMmefV9wmCdDSt1_hKaUGwyvXLvdI9WMmVJlr-5uLVGtimTgosx5VKcZGvAYyVj79nfP_25ZZumoxPsCFlLAtfu8sxULHPmA5IAmx3j9-99rh0eDmmZvdnJnbbnH4FLhEU77BTFL4T_isYDo/s1200/20221014_161733.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="800" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhh2sZqlwxR671aAjPaI6Rpsuw_5Kd3W6z-Z7wePcovIMmefV9wmCdDSt1_hKaUGwyvXLvdI9WMmVJlr-5uLVGtimTgosx5VKcZGvAYyVj79nfP_25ZZumoxPsCFlLAtfu8sxULHPmA5IAmx3j9-99rh0eDmmZvdnJnbbnH4FLhEU77BTFL4T_isYDo/s16000/20221014_161733.jpg" /></span></a></div><span style="font-size: large;"><br /></span><p><span style="font-size: large;">Contemplando cierta biblioteca adornada de buenos títulos y autores, encontré un libro que me llamó la atención tanto por su temática como por su edad, pues es un libro del siglo XIX. El libro en cuestión se llama<i> "El Porqué de las ceremonias de la Iglesia y sus misterios"</i>(París, año 1872) cuyo autor fue el R.P. Antonio Lobera y Abio, capellán mayor del regimiento real de la infantería española. Este libro es una especie de catecismo sobre la vida cultual de la Iglesia (Santa Misa, sacramentos, oficio divino, etc.), a manera de una conversación sostenida entre el autor y un joven curioso y poco instruído en las verdades de nuestra santa religión. Después de exponer todas las ceremonias rituales y sacramentales de la Iglesia, en la parte final del libro, procede el autor a explicar brevemente las ceremonias religiosas de los cismáticos griegos y armenios, de los mahometanos y de los judíos. </span></p><p><span style="font-size: large;">Fue justamente al hablar de las ceremonias y creencias de los judío que el autor trae a colación una historia que, para total sorpresa mía, confirma la mesianidad de Nuestro Señor Jesucristo, reconocida aun por los mismos judíos, y su Sumo Sacerdocio que comprende hasta el mismo sacerdocio levítico . Para ir más pronto al grano, voy a transcribir a continuación esta interesante historia. Sin más, adentrémonos en este inédito relato.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtWtj1RGTEz1mK8gNyREPCF9Ii8h0zgkKRcWhCZ9qxnISYZ_WJaN0D3qnYe0tg6ClQTosid9h58cfgEEGQDm_8nK1XgUtdqAeC-1LpxhK7aJm6lDr41Tj7lJdhRb8Fitv6O_y1P3iXVaxapelaQvTyEuY_VF3rHv5AcfsO09jAgFOEe0PzT4K_sJ4F/s4128/20221013_202227.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: large;"><img border="0" data-original-height="3096" data-original-width="4128" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtWtj1RGTEz1mK8gNyREPCF9Ii8h0zgkKRcWhCZ9qxnISYZ_WJaN0D3qnYe0tg6ClQTosid9h58cfgEEGQDm_8nK1XgUtdqAeC-1LpxhK7aJm6lDr41Tj7lJdhRb8Fitv6O_y1P3iXVaxapelaQvTyEuY_VF3rHv5AcfsO09jAgFOEe0PzT4K_sJ4F/w640-h480/20221013_202227.jpg" width="640" /></span></a></div><span style="font-size: large;"><br /></span><p><span style="font-size: large;">Extracto del libro <b><i><span style="color: red;">"El Porqué de las ceremonias de la Iglesia y sus misterios"</span></i>, págs. 683- 685.</b></span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">"Para que entiendas qué gentes tan inquietas son éstas (los judíos), y cuán voluntariamente viven en su ceguedad, te referiré lo que dice Bartolomé Casaneo <i>(Catalog. Glor. Mund. pág. 4, quæst. 86)</i> <span style="color: red;">(*)</span> con Lactancio y Pedro de Lesvande <i>(pág. 4, quæst. 86)</i>. En tiempo de Justiniano emperador, había entre los judíos un tal Teodosio, príncipe entre ellos el más docto en todas las letras de los judíos, y el más íntimo de los familiares y cortesanos del César. Preguntáronle un día en la corte, cómo siendo tan sabio en la ley y los profetas, y conociendo y confesando que todo lo figurado en la ley estaba cumplido en Cristo Señor nuestro; y sabiendo claramente que la religión cristiana era la sola verdadera, porqué permanecía envuelto en la caliginosa obstinación judáica, no ignorando que había de padecer después de su muerte eternas penas?</span></p><p><span style="font-size: large;">Respondió Teodosio que sabía muy bien que Jesucristo, a quien adoraban los cristianos, había muerto en una cruz crucificado por los judíos, y que era el verdadero Mesías prometido en la ley y los profetas: mas que sólo por el mundano respeto y riqueza se mantenía en el judaísmo, por no privarse de la grandeza que poseía entre los bárbaros judíos; y para que veáis (prosiguió) cuán seguro y ciertísimo vivo en la verdad que os digo, y que sé que Cristo fue verdadero Mesías prometido en la ley y en los profetas, y que todo se ha cumplido, oíd este caso.</span></p><p><span style="font-size: large;">En el tiempo que en Jerusalén se fabricaba el templo, era costumbre de los hebreos elegir veintidós sacerdotes, cuantas son las letras del alfabeto hebreo, apuntando su nombre, apellido y padres en un libro que se guardaba en el templo. Sucedió, pues, que habiendo muerto uno de sus sacerdotes, se congregaron los veintiuno para elegir sucesor; y no concordando los votos, por no hallarse en los propuestos aquellas prendas que se requerían, se levantó uno, y habló de esta manera a los electores: Muchos, ¡Oh padres venerados!, habéis nombrado y ninguno elegido, y por tanto yo nombro y elijo a Jesús, hijo de José, aunque joven de edad, de bellísimas costumbres, ejemplarísima vida, muy versado en las leyes de Moisés, y adornado de tal bondad de doctrina, que no tiene igual: es aquel que asombró a los doctores en el templo, y explicó de tal suerte la Escritura, que todos conocieron que se habían cumplido ya las profecías.</span></p><p><span style="font-size: large;">Oído al sacerdote, se conformaron todos los votos, y eligieron a Jesús por sacerdote del templo; pero como era de la tribu de Judá, y no de la de Leví, que era la tribu de donde se elegían los sacerdotes, salió de esta dificultad entre ellos, la que desató el promotor con mostrarles la unión de las dos tribus, en virtud de la cual podía el Salvador entrar en el número de los sacerdotes. Elegido ya el Redentor era preciso notarlo en los libros; y como habia muerto el patriarca José, llamaron a la Santísima Virgen al concilio, para que declarase sus padres.</span></p><p><span style="font-size: large;">Fue la Santísima Virgen, y dijo: era verdad que Jesucristo era su Hijo, pero que José no era su padre, porque lo había parido sin lesión de su virginidad, y concibió por obra del Espíritu Santo, anunciada del ángel; y en consecuencia de esto, Jesucristo no tenía padre en la tierra, sino que era Hijo del Eterno Padre. Asombráronse los sacerdotes al oír la relación de la Santísima Madre; e instándola segunda vez que declarase la verdad de tan profundo misterio, no sacaron otra cosa, sino que Jesucristo era Hijo de Dios, y el verdadero Mesías prometido, lo que apuntaron en el libro sacerdotal de esta forma: En tantos días de tal mes y año, habiendo muerto el sacerdote N. hijo de N. y N. fue puesto en su lugar Jesucristo Hijo del Eterno Dios vivo, y de María Virgen. Ese libro (dijo Teodosio) se conserva en Tiberíades entre aquellos felices judíos que por fortuna huyeron del cerco de Jerusalén; de lo que conoceréis que nosotros tenemos plena noticia y ciencia cierta, no sólo de la venida del Mesías por la ley y los profetas que todos sabemos, sino por nuestro mismo testimonio, cuyo secreto y libro, primero morirán los depositarios que entregarlo. El Curioso (o sea el lector) lea a Casaneo que lo trae más difusamente; lea también a Josefo Hebreo, el que dice que Cristo Señor nuestro con los demás sacerdotes sacrificaba en el templo. San Lucas dice, que habiendo el Redentor entrado en la sinagoga le dieron para que leyes el libro; y abriéndosele salió el texto de Isaías: <i>Spíritus Dómini super me, cujus gratia unxit me, et evangelizare paupéribus misit me</i>".</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: large;">Alabado sea Jesucristo, que de esta manera quiso exponer la verdad del misterio de la Redención del género humano por medio de su Madre Santísima, que siempre está al lado de Jesús Nuestro Salvador en la obra redentora como poderosísima Corredentora. Por supuesto que este texto está sujeto a una revisión crítica, pero al presentarse tantos autores de tanto peso confirmándolo, podemos darle crédito y creer lo esencial del texto: que los judíos, al menos el Sanedrín y los doctores, conocían que Jesucristo era el Mesías verdadero y que era, es y será Dios por los siglos de los siglos.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br /></span></p><p><br /></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">PAX VOBIS</span></b></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-81056573375608666762022-02-21T10:55:00.000-08:002022-02-21T10:55:04.099-08:00"AMAD VUESTRA PEQUEÑEZ" UN ENSAYO BÍBLICO por Mons. Dr. JUAN STRAUBINGER <p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhIa65_RFNvwxIkKZQAt6c9Fg-_LVmqH-ZCFyCM0r9dHzdAuGtvzTw3x27uYC7kNxFo-entUc4rrAFzywf6i5ionK3SIXDOpD8ejfmTIN6mwcNVfwD4YQP4MmfTAnePR7WEI18TVC75QRpvHsl2W00n8QtW89YORneJs2Ujdv3P5SjIFAkB0m0Mt9nI=s855" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="855" data-original-width="564" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhIa65_RFNvwxIkKZQAt6c9Fg-_LVmqH-ZCFyCM0r9dHzdAuGtvzTw3x27uYC7kNxFo-entUc4rrAFzywf6i5ionK3SIXDOpD8ejfmTIN6mwcNVfwD4YQP4MmfTAnePR7WEI18TVC75QRpvHsl2W00n8QtW89YORneJs2Ujdv3P5SjIFAkB0m0Mt9nI=w422-h640" width="422" /></span></a></div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><p><span style="color: #2b00fe; font-size: x-large;">Reproducimos exactamente este artículo de Mons. Dr. Juan Straubinger (1883- 1956), quien fuera profesor de Sagrada Escritura en el Seminario San José de La Plata, Argentina (1940- 1951), publicado en la "REVISTA ECLESIÁSTICA DE SANTA FE" (Argentina), Año XLIV, No. 4, Abril 1944.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;">" 'Amad vuestra pequeñez'. Con esta frase profundísima señala la Santa de Lisieux una cultura espiritual diametralmente opuesta al culto de la propia excelencia que predica el mundo.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Varios santos, cada vez que se sorprendían a sí mismos en debilidad o ingratitud para con Dios, le repetían, acomodándolas al caso aquellas palabras del Salmista: "Nuestra tierra produce su fruto", como diciéndole: ¿Qué otra cosa puedes esperar de mí, que soy mala tierra, sino malas yerbas? ¿Acaso el cardo se sorprenderá de que su perfume no sea como el de la rosa?</span></p><p><span style="font-size: x-large;">En esta pequeñez, tan contraria a nuestra tendencia, consiste la espiritualidad auténticamente evangélica. Ella constituye el fácil camino de la infancia espiritual, el ascensor que nos lleva al al cielo en los brazos de Cristo, y que los soberanos Pontífices han reconocido y recomendado como verdadero secreto de la santidad, fundándose en la terminante sentencia de Jesús: "Si no os volvéis y hacéis semejantes a los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos" (Mat. 18, 3).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">La pequeñez espiritual nos ayuda a decir a nuestro Padre Celestial lo que Jesús nos enseñó como lo más perfecto: "¡Hágase tu voluntad!" (Mat. 6, 10). Nos libra de los escrúpulos y de una ascética mal entendida, que a veces busca la santidad martirizando voluntariamente el propio cuerpo. No es eso lo que manda Jesús. Es más bien una sana y veraz desconfianza de nosotros mismos y una filial sumisión a los designios de Dios, lo que el Divino Maestro nos pone por delante, tanto en la humilde oración de Getsemaní, pidiendo que el Padre aparte de Él el cáliz, cuanto en la caída de Pedro que reniega de Él tres veces después de haber jurado que daría por Él la vida, y que sin duda no habría incurrido en tal miseria si hubiera desconfiado de sí mismo.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Así, cuando Santa Gertrudis en una visión tiene que elegir la salud o la enfermedad, no pide ni la una ni la otra, sino que se arroja en el Corazón de Cristo para que sea Él quien resuelva.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">¡Hágase tu voluntad! Recemos así, pero no como quien agacha la cabeza ante una fatalidad ineludible y cruel, sino como el niño que dice al Padre: Elige tú lo que me conviene, pues lo sabes mejor que yo, y sé que quieres mi bien.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Hacerse pequeño y reconocerse como tal no es otra cosa que negarse a sí mismo, que el mismo Jesús nos enseña cuando dice: "Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo y cargue con su cruz y sígame". (Mat. 16, 24). ¿No suenan estas palabras como un Evangelio de dolor? Bien es cierto que muchos lo toman en sentido pesimista, viendo en el cristianismo la religión de la desgracia, pero no menos cierto es que el negarse a sí mismo, en boca de Cristo, lejos de ser una crueldad, es una amorosa advertencia para que nos libremos de nuestra peor enemigo que somos nosotros mismos.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">"La carne es flaca", dice Jesús (Mat. 26, 41), sólo el espíritu está pronto. Ahora bien, el espíritu no es cosa propia nuestra, sino nos es dado, como enseña el Apóstol (Rom. 5, 5; I Tes. 4, 8). Es el Espíritu Santo, que viene a nosotros y nos anima, como el viento es capaz de hacer volar una hoja seca. Ese espíritu que siempre "está pronto", es lo único que puede vencer a esa carne débil y flaca, cuyos deseos son contrarios al espíritu. Mientras obra en nosotros el espíritu, S. Pablo nos asegura que no realizaremos esos malos deseos de la carne (Gal. 5, 16 s.). Estos son los que nos llevan no sólo al pecado, sino también a la tristeza y al desaliento en las pruebas, que es el peor pecado contra la fe, porque "al que viene a Mí no lo echaré fuera", dice Jesús (Juan 6, 37). </span></p><p><span style="font-size: x-large;">Negarse a sí mismo es entonces en primer lugar, desconfiar de nosotros y buscar fuerza en Dios. Es la receta de Jesús a los discípulos en el pasaje antes citado, durante las angustias de Getsemaní: "Velad y orad para no entrar en la tentación" (Mat. 26, 41).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Vemos, pues, que no se trata solamente de renunciar a los propios vicios, sino también a las virtudes propias. Porque el Espíritu de Dios es el único que las puede dar, y las da precisamente al que confiesa que es pequeño e incapaz de tenerlas. Recordemos una vez más aquí las negaciones de Pedro, que seguramente no habrían sucedido si él hubiese sido menos valiente en prometer. Es la suprema lección que nos da María Santísima en el Magnificat: "A los hambrientos llenó de bienes, y a los ricos los dejó vacíos" (Luc. 1, 53). Los peores ricos son los ricos de espíritu, que se sienten capaces de ser valientes por sí mismos. Son, dice San Agustín, lo opuesto a los "pobres de espíritu", a quienes Cristo llama bienaventurados (Mat. 5, 3).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Jesús, espejo de la misericordia del Padre, sólo nos pide que nos hagamos pobres en nosotros mismos, o mejor que reconozcamos que lo somos, para poder llenarnos con las riquezas de esa misericordia que Él nos conquistó. De ahí su afán por vernos humildes. El soberbio se siente rico en sí mismo, es decir cree que no necesita de nadie, y entonces impide al Divino Padre y al Divino Hijo el ejercicio de esa misericordia del amor, íntimo reflejo de su Esencia (I Juan 4, 16).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">De ahí, pues, que para ser ricos debemos hacernos pequeños. Podemos poseer cuanto queramos de virtudes prestadas por Dios. Propias no podemos poseer ninguna. En eso consiste el error de ciertas almas, que quieren levantar con mucho esfuerzo el edificio de su propia santidad - es lo que el Cardenal Bourne acertadamente llama "las matemáticas de la santidad" - sin comprender que no lo podrán jamás y que si lo consiguieran sería para un mayor daño; pues se sentirían dignas de un merito propio , robando a Dios la gloria, que es lo único que Él no cede a nadie (Salmo 148, 13; Is. 42, 8; 48, 11; I Tim. 1, 17, etc.)</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Así el conocimiento de la propia pequeñez y de las riquezas infinitas del Corazón de Dios nos lleva a vivir en estado permanente de contrición perfecta, que es el único estado lógico de aquel que se encuentra ante la Majestad divina y sabe que no puede justificarse por sí mismo.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">María comprendió esto mejor que nadie, y por eso, siendo la más pobre, fue la más rica en dones de Dios.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">El que recuerda estas doctrinas insuperables de divino consuelo, se hace invencible "en Cristo Jesús". Se habituará, como el Salmista, a vivir de esa condición, tan humilde en el confesar como segura en el confiar (Cfr. Salmo 50). Y al experimentar la dulzura inmensa de ser pequeña ante Dios, crecerá cada día en el amor, según aquella sentencia divina: "Ama menos aquel a quien menos se le perdona" (Luc. 7, 47)".</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;">PAX VOBIS</span></p><p><span style="font-size: x-large;"> </span></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-25856588773661040892021-07-28T11:19:00.004-07:002021-07-28T11:19:58.097-07:00¿SE PUEDE SER CATÓLICO SIN ESTAR UNIDO AL PAPA?<p><span style="font-size: x-large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-pq-4xfxtCWc/YPxWSPwfUkI/AAAAAAAAFv8/vO1GTm8wkPcot1KrvObyt5SEDqma9O49gCLcBGAsYHQ/s700/IMG_20210716_100413_166.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="700" data-original-width="494" src="https://1.bp.blogspot.com/-pq-4xfxtCWc/YPxWSPwfUkI/AAAAAAAAFv8/vO1GTm8wkPcot1KrvObyt5SEDqma9O49gCLcBGAsYHQ/s16000/IMG_20210716_100413_166.jpg" /></span></a></div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><p><span style="font-size: x-large;">En días pasados, Jorge Mario Bergoglio (alias "Francisco" publicó un "Motu Proprio" llamado "Traditionis Custodes", es decir "Custodios de la Tradición" (que mejor debiera llamarse "Revolutionis Custodes", "Custodios de la Revolución"), en el cual eliminaba las amplias concesiones que había hecho Joseph Ratzinger (alias "Benedicto XVI") en su "pontificado" respecto a la Misa Tradicional (Motu Proprio "Summorum Pontificum"). En este edicto bergogliano se revocaban los permisos para que cualquier ministro Novus Ordo "celebrara", mejor dicho simulara, la Misa Tradicional sin explícito permiso de sus respectivos "obispos"; ahora cada "obispo" vuelve a tener el mando sobre la situación y se les recomienda mantener la "unidad del rito" en pro de la Nueva "Misa" en sus diócesis. Ésta es la esencia del edicto, entre otros puntos éste es el más destacable.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Por nuestra parte no podemos estar más contentos con esta medida, ya que Bergoglio (la primera cosa que este infeliz hereje hace bien) con esto impide que los ministros de su Iglesia, que no poseen el verdadero sacerdocio católico por causa de la invalidez de las órdenes reformadas por Pablo VI, simulen sacrílegamente la Santa Misa Católica y engañen con esto a muchas almas.</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-RIgwijssEsk/YPxbqVmakxI/AAAAAAAAFwE/0yhD_OD3uo4zrQb9g4KzK5w8TtewrlbzQCLcBGAsYHQ/s1837/20210724_153027.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="1837" data-original-width="968" height="640" src="https://1.bp.blogspot.com/-RIgwijssEsk/YPxbqVmakxI/AAAAAAAAFwE/0yhD_OD3uo4zrQb9g4KzK5w8TtewrlbzQCLcBGAsYHQ/w337-h640/20210724_153027.jpg" width="337" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><span style="color: red; font-size: large;">"Traditionis Custodes", o la Secta del Vaticano II ya se está cansando de fingir lo que no es...</span></i></div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><p><span style="font-size: x-large;">Muchos conservadores y frikitradis (o "tradicionalistas" del Novus Ordo) han salido a la palestra con pronunciamientos acerca de la perpetuidad de la Santa Misa y que nadie puede prohibirla, según lo establece la Bula "Quo Primum Tempore" de San Pío V, y otros argumentos similares. Sin embargo, este tema ha traído de vuelta a colación el tema vital de nuestros tiempos: el Papa ¿puede cambiar la Misa? ¿puede cambiar la Liturgia, la Moral y la Doctrina? Podríamos, como se dice coloquialmente, marear más la perdiz incluyendo otras cuestiones que son concomitantes a ésta, pero esta materia en cuestión nos lleva inevitablemente a las reformas del Conciliábulo Vaticano II y a la nueva "misa" y nuevos "sacramentos" de Giovanni B. Montini (alias Pablo VI).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Se plantea la cuestión: ¿Puede un Papa innovar o inventar algo diferente en materia de Liturgia, Doctrina y Moral?. Esta pregunta nos la responde satisfactoriamente la Constitución Dogmática "Pastor Æternus" del Concilio Vaticano (1870), en la cual se definía la infalibilidad del Romano Pontífice en el magisterio universal y ordinario como en su magisterio particular y extraordinario. Nos dice "Pastor Æternus": <i><b><span style="color: red;">"A la verdad, no se prometió a los sucesores de San Pedro el Espíritu Santo para que publicasen una nueva doctrina según sus revelaciones, sino para que con su asistencia guarden santamente y expongan fielmente la Revelación transmitida por los Apóstoles, esto es, el depósito de la Fe". </span></b></i></span></p><p><span style="font-size: x-large;">La respuesta es taxativa: <b>ningún Papa verdadero puede cambiar absolutamente nada de la Liturgia, de la Doctrina o de la Moral a su capricho y voluntad, sino siguiendo el derrotero que el Espíritu Santo le ilumina por medio de la Tradición y el Magisterio precedentes, es decir para conservar el depósito de la Fe, tal como lo expresa la Constitución Dogmática.</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;"> Ahorrando argumentos intermedios podemos llegar a otro planteamientos (este ahorrar es sólo por motivos prácticos, de lo contrario este post no sería tan breve como deseamos lo sea, pero no por eso menos veraz) y es el siguiente: Si los Papas no pueden innovar en nada sino conservar y custodiar el depósito de la Fe ¿Qué sucede con las reformas doctrinales hechas por el "Concilio" Vaticano II? ¿Que ocurre con el cambio de la Misa y de los sacramentos por Pablo VI? A la larga no quedan más que dos soluciones: o aceptar que el Magisterio anterior estaba equivocado y que el actual es el correcto, lo cual equivaldría a decir que Dios "se equivocó" durante 20 siglos y que el Espíritu Santo "no iluminó" debidamente a la Iglesia (lo cual es una blasfemia y una herejía); o bien reconocer en estos "Papas" conciliares a herejes que han usurpado el Trono de San Pedro y, por tanto, ejercen el Pontificado ilegítimamente, es decir que son <b>Antipapas</b>, cuya definición es la que hemos acabado de dar. </span></p><p><span style="font-size: x-large;">Alguno podrá preguntarse (y es la pregunta del título de nuestro post) ante tal situación ¿Se puede ser católico sin el Papa? Sabido es, como doctrina básica, que la única Iglesia fundada por Dios Nuestro Señor Jesucristo es la Iglesia Católica; no puede el hombre conocer al Dios verdadero ni salvarse sino en la religión que Dios mismo ha instituido; luego no puede el hombre salvarse sino en la Iglesia Católica Romana, por ser la única religión verdadera. Mas la cabeza visible de ésta es el Vicario de Cristo, es decir el Papa. Ante la situación actual de que hay hombres que desde el Trono de San Pedro mandan y preceptúan a los fieles católicos a romper con la Fe Católica para aceptar los nuevos preceptos de la nueva religión nacida en el Vaticano II, ¿que se puede hacer además de rechazarlos? ¿se puede prescindir de un Papa para preservarse en la unidad de la Iglesia Católica? Esta pregunta nos la repsonde la Bula "Unan Sanctam" (1302) del Papa Bonifacio VIII, en la que, además de proclamar el dogma de que fuera de la Iglesia Católica no hay salvación, aclara que para permanecer en la unidad de la Iglesia, y por ende para ser salvo, hay que mantener la unidad con el Papa. Veamos lo que la Bula nos dice: <i><b>"fuera de la Iglesia no hay salvación ni remisión de pecados. Ella representa el Cuerpo místico de Cristo, un cuerpo cuya cabeza es Cristo ... y, en el tiempo, su vicario Pedro y por consiguiente el sucesor de Pedro".</b></i> En otro lugar es más explícito aún: <i><b><span style="color: red;">"Además, declaramos, proclamamos y definimos que es absolutamente necesario para la salvación que toda criatura humana esté sujeta al Romano Pontífice".</span></b></i></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Es claro que para permanecer católico, y por ende para ser salvo, hay que adherirse y someterse al Vicario de Cristo, o al decir de Santa Catalina de Siena "al Dulce Cristo en la Tierra", al Soberano Pontífice, quien tiene prometida la asistencia del Espíritu Santo en su doble magisterio. Viene la última pregunta, quizá la más interesante, ¿cuál es la postura del sedevacantismo?, ¿su actitud no sería de desobediencia al Romano Pontífice? La postura del sedevacantista, en general, no es desobediencia al Romano Pontífice porque directamente no lo hay, ya hemos reconocido anteriormente que los hombres que ocupan hoy el Trono de San Pedro y que desde allí contradicen la Doctrina Católica no pueden ser verdaderos Papas sino usurpadores. La postura del sedevacantismo consiste en adherir a los verdaderos Pontífices (desde San Pedro hasta Pío XII) y en suplicar a Dios (por lo menos los que no se acostumbraron a ser acéfalos) se digne concedernos un verdadero y Santo Pontífice que guíe al remanente de la Iglesia en estos tiempos de Apostasía; además de que es doctrina católica firme y segura la que enseña que habrá sucesores de San Pedro hasta el fin de los tiempos.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Esta acción de Bergoglio nos ha dado pie para aclarar mejor nuestra posición a nuestros lectores y, al mismo tiempo, para mostrar cuál ha de ser la actitud del que quisiere permanecer en la Fe Católica. Puede ser un estudio más exhaustivo y académico, pero queremos quedarnos aquí, protestando nuestra sujeción a los verdaderos Papas y rogando a Nuestro Señor se digne concedernos un Pontífice verdadero.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">PAX VOBIS.</span></b></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-44382643336359890782021-07-04T10:55:00.004-07:002021-07-04T10:55:18.450-07:00BREVE REFLEXIÓN SOBRE LOS CATÓLICOS Y LAS VACUNAS ANTICOVID<p><span style="font-size: x-large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-pnF5IUImt1c/YOH0TxSvWYI/AAAAAAAAFuQ/rjqywC6MZxwUFIm38z3-FF-xsDc8XK3fgCLcBGAsYHQ/s1024/IMG-20210628-WA0047.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="798" height="640" src="https://1.bp.blogspot.com/-pnF5IUImt1c/YOH0TxSvWYI/AAAAAAAAFuQ/rjqywC6MZxwUFIm38z3-FF-xsDc8XK3fgCLcBGAsYHQ/w499-h640/IMG-20210628-WA0047.jpg" width="499" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b><i>El mínimo de información que deberíamos pedir....</i></b></span></div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Vergonzoso y lamentable es el espectáculo que los católicos, tanto clérigos como seglares, dan ante la situación actual de "pandemia" y vacunación. Parece ser que está situación sacó a relucir la falta de fe y el relajamiento moral que hay en general entre los católicos, que viven con miedo y horror a este virus, y esperan, con una esperanza casi que mesiánica, en la dichosa vacuna que creen los va a inmunizar, cuando los mismos promotores de esta ni siquiera aseguran tales efectos. </span></p><p><span style="font-size: x-large;">Hablo de falta de fe, porque el católico (siempre hablando en general, cada quien examínese a sí mismo, para ver si estas palabras le corresponden o no) con los labios dice creer en Cristo, mas a la hora de la prueba demuestra que no era tan así. San Pablo nos dice: "Si nosotros sólo tenemos esperanza en Cristo mientras dura nuestra vida, somos los más desdichados de todos los hombres" (1 Cor. 15, 19). Esto es lo que la mayoría de los que se dicen cristianos no han querido entender, porque las principales promesas de Cristo (en las que se fundan nuestra fe, esperanza y caridad) som referentes a la vida eterna y al siglo venidero. Pero muchos, al ver que en esta vida hay prueba, por un lado, y por otro hay presión del mundo, prefieren ceder a las pretensiones mundanas y poner su esperanza, cual si fueran paganos, en las manos de los hombres, en este caso de la vacuna.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Vacuna tan discutida, vacuna tan encomiada por los medios oficiales (lo cual ya debería decirnos algo), vacuna propuesta como el único y absoluto remedio a este virus. Y aún así acuden a ella cuál borregos los que en sus labios suelen pronunciar el "hágase tu Voluntad". Muchas de estas vacunas son incluso inmorales y pecaminosas, ya que fueron hechas a partir de líneas celulares, es decir de abortos, y esto afirmado orgullosamente por sus fabricadores (como Jhonson & Jhonson entre otros tantos) como un progreso. Tan así es, que el mismo Vaticano Apóstata se vió obligado a declarar que los católicos deberían preferir (ya no condenan lo condenable por supuesto) las vacunas que no provengan de abortos. Pero nadie pregunta qué es lo que le están poniendo, nadie se cuestiona de si hace falta o es por puro miedo; sólo van obedientemente con un acto de fe erróneo, que si ese mismo acto de Fe lo hicieran en Dios serían ya santos.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-mi9W2BQYoFQ/YOH02n8aG4I/AAAAAAAAFuY/fRdJREiRRwov13CVimHmkDu2G0OZsW83wCLcBGAsYHQ/s1806/20210704_151233.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="1806" data-original-width="1080" height="640" src="https://1.bp.blogspot.com/-mi9W2BQYoFQ/YOH02n8aG4I/AAAAAAAAFuY/fRdJREiRRwov13CVimHmkDu2G0OZsW83wCLcBGAsYHQ/w382-h640/20210704_151233.jpg" width="382" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>Hasta los mismos "obispos" modernistas han tenido que salir a la palestra por lo alevosa inmoralidad de ciertas vacunas.</b></span></i></div><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;">El católico no debe poner su fe en su fin y Sumo Bien que es Dios, debe dejar atrás la mediocridad y la pusilanimidad y no dejarse llevar por la corriente, ya que, como bien lo dijo Cristo Nuestro Señor, ancho y espacioso es el camino de la perdición, mas estrecho y angosto es el camino que lleva al Cielo. Pongamos la esperanza en el Divino Médico de los cuerpos y de las almas, que no dejará caer ni un cabello de nuestras cabezas sin que Él así lo desee.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>PAX VOBIS.</b></span></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-53079538102925247932021-05-04T12:23:00.006-07:002021-05-04T12:26:50.184-07:00EL DRAMA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS- P. Emmanuel André- XI. CONCLUSIÓN<p><span style="font-size: x-large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-oMvN7dezLz4/WBVEmUXnAqI/AAAAAAAABMA/atCeUHKALJ4cDkUGm_T7ArrAzriT6gA7QCPcBGAYYCw/s402/cristorey2.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="402" data-original-width="263" height="640" src="https://1.bp.blogspot.com/-oMvN7dezLz4/WBVEmUXnAqI/AAAAAAAABMA/atCeUHKALJ4cDkUGm_T7ArrAzriT6gA7QCPcBGAYYCw/w419-h640/cristorey2.jpg" width="419" /></span></a></div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">XI. CONCLUSIÓN</span></b></p><p style="text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Hemos llegado al término de nuestro estudio.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Al echar una mirada sobre sus destinos futuros, nos hemos apoyado únicamente en las profecías que forman parte integrante de la Escritura divinamente inspirada.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">La sustancia de nuestro trabajo ha sido sacada, pues, de las fuentes mismas en que se alimenta la fe católica; y no pensamos que pueda negarse sin temeridad lo que hemos adelantado sobre el Anticristo, la aparición de Henoc y Elías, la conversión de los Judíos, las señales precursoras del juicio.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Donde podríamos habernos equivocado es en los comentarios que hemos hecho de varios pasajes del Apocalipsis, como también en el encadenamiento que hemos tratado de establecer entre los acontecimientos citados más arriba. Pero si hemos errado, ha sido siguiendo a intérpretes autorizados, y lo más frecuentemente a Padres de la Iglesia.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">¿Nos equivocamos en ver en el estado presente del mundo los preludios de la crisis final que se describe en los Santos Libros? No nos lo parece. La apostasía comenzada de las naciones cristianas, la desaparición de la fe en tantas almas bautizadas, el plan satánico de la guerra llevada contra la Iglesia, la llegada al poder de las sectas masónicas, son fenómenos de tal envergadura que no podríamos imaginar otros más terribles.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Sin embargo, no querríamos que se falsease nuestro pensamiento.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">La época en que vivimos es indecisa y atormentada. La humanidad está inquieta y vacilante. Al lado del mal está el bien; al lado de la propaganda revolucionaria y satánica hay un movimiento de renacimiento católico, manifestado por tantas obras generosas y empresas santas. Las dos corrientes se delinean cada día más claramente: ¿cuál de ellas arrastrará a la humanidad? Sólo Dios lo sabe, El que separa la luz y las tinieblas, y les señala su lugar respectivo (Job 37 19-20).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Por otra parte, es seguro que la carrera terrestre de la Iglesia se encuentra lejos de estar cerrada: es más, tal vez nunca se ha visto abierta más ampliamente. Nuestro Señor nos ha hecho saber que el fin de los tiempos no llegará antes de que el Evangelio haya sido predicado en todo el universo, en testimonio para todas las naciones <b><span style="color: red;">(*)</span></b>(Mt. 24 14). Ahora bien, ¿se puede decir que el Evangelio ha sido ya predicado en el corazón de África, en China, en el Tíbet? Algunas luces raras no constituyen el pleno día; algunos faros encendidos a lo largo de las costas no expulsan la noche de las tierras profundas que se extienden detrás de ellas.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">¿Cómo la Iglesia realizará esta carrera? ¿Bajo qué auspicios llevará a las naciones que lo ignoran, o que lo han recibido insuficientemente, el testimonio prometido por Nuestro Señor? ¿Será en una época de paz relativa? ¿Será en medio de las angustias de una persecución religiosa? Se pueden formular hipótesis en ambos sentidos. La Iglesia se desarrolla de un modo que desconcierta todas las previsiones humanas; basta recordar las maravillosas conquistas hechas contra la infidelidad, en el momento más agudo de la crisis del protestantismo.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">En realidad, la confianza más absoluta en los magníficos destinos futuros de la Iglesia no es incompatible de ningún modo con nuestras reflexiones y conjeturas sobre la gravedad de la situación presente.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Por otra parte, al estimar que asistimos a los preludios de la crisis que traerá consigo la aparición del Anticristo en la escena del mundo, nos cuidamos muy bien de querer precisar los tiempos y los momentos; lo que consideraríamos como una temeridad ridícula. Permítasenos una comparación que explicará todo nuestro pensamiento.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Sucede que un viajero descubre, a un cierto punto de su camino, toda una vasta extensión de un país, limitado en el horizonte por montañas. Ve cómo se dibujan claramente las líneas de esas montañas lejanas; pero no podría evaluar la distancia que las separa a unas de otras. Cuando empieza a atravesar esta distancia intermediaria, encuentra barrancos, colinas, ríos; y la meta parece alejarse a medida que se acerca de ella.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Así sucede con nosotros, a nuestro humilde entender, en los tiempos presentes. Podemos presentir la crisis final, viendo cómo se urde y desarrolla ante nuestros ojos el plan satánico del que será la suprema coronación. Pero, desde el punto en que nos encontramos en el momento actual de esta crisis, ¡cuántas sorpresas nos reserva el futuro! ¡cuántas restauraciones del bien son siempre posibles! ¡cuántos progresos del mal, por desgracia, son posibles también! ¡cuántas alternativas en la lucha! ¡cuántas compensaciones al lado de las pérdidas! Aquí hay que reconocer, con Nuestro Señor, que sólo al Padre pertenece disponer los tiempos y los momentos. <i>“Non est vestrum nosse tempora vel momenta, quæ Pater posuit in sua potestate”</i> (Act. 1 7).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">En esta incertidumbre, dominada por el pensamiento de la Providencia, ¿qué podemos hacer? Velar y orar.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Velar y orar, porque los tiempos son incontestablemente peligrosos, <i>“instabunt tempora periculosa”</i> (II Tim. 3 8); pues hay un peligro grande, en esta época de escándalo, de perder la fe.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Velar y orar, para que la Iglesia realice su obra de luz, a pesar de los hombres de tinieblas.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Velar y orar, para no entrar en la tentación.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Velar y orar en todo tiempo, para ser hallados dignos de huir de estas cosas que sobrevendrán en el futuro, y de mantenerse de pie en presencia del Hijo del hombre:</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b><i>“Vigilate, omni tempore orantes, ut digni habeamini fugere ista omnia quæ futura sunt, et stare ante Filium hominis”</i></b> (Lc. 21 24).</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b><span style="color: red;">(*)</span></b> Respecto a este crucial punto de la evangelización de todos los pueblos, hay que tener en cuenta el contexto histórico en el que escribe el P. Emmanuel André: plena década de 1880 en que comenzó un impulso evangelizador de la Iglesia por África, Asia y Oceanía; y aún las mismas misiones de América estaban por hacerse efectivas. Y si bien es evidente que todavía hay pueblos en estos continentes sumidos en las densas tinieblas de la idolatría, esto no es excusa para posponer la Venida de Nuestro Señor Jesucristo.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Esto es lo que han pretendido muchos "exégetas" modernistas, y no pocos tradicionalistas, al posponer la Parusía de Cristo por la falta del conocimiento de Cristo entre los paganos. Tampoco es seguro decir que todos los pueblos han sido ya evangelizados porque, volvemos a la evidencia, todavía hay muchos pueblos que no han oído el nombre de Cristo.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Lo más acertado sería creer que este requisito para la Venida del Señor Jesús se cumpliría recién en el tiempo de los Dos Testigos, que con sus milagros y predicación volverían a una parte del pueblo judío (144 mil) a la Fe de Cristo, y entre la gentilidad se haría por fin conocido el nombre de Cristo.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">PAX VOBIS.</span></b></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-39487883680584285712021-04-26T10:38:00.002-07:002021-04-26T10:38:19.022-07:00EL DRAMA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS- P. Emmanuel André- X. EL ADVENIMIENTO DEL JUEZ SUPREMO<p><span style="font-size: x-large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-D9YPAuhJaXc/YIb4ERYt81I/AAAAAAAAD1g/Sb3-W9DKhK8n-LhyTdpNf_z3H4SKuTUPwCLcBGAsYHQ/s1479/20210426_144725.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="1479" data-original-width="1080" height="640" src="https://1.bp.blogspot.com/-D9YPAuhJaXc/YIb4ERYt81I/AAAAAAAAD1g/Sb3-W9DKhK8n-LhyTdpNf_z3H4SKuTUPwCLcBGAsYHQ/w467-h640/20210426_144725.jpg" width="467" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div style="text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>X. EL ADVENIMIENTO DEL JUEZ SUPREMO</b></span></div><div style="text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b><br /></b></span></div><div style="text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>I</b></span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">Es superfluo intentar precisar la hora en que tendrá lugar el segundo advenimiento de Nuestro Señor. Se trata de un secreto impenetrable para toda criatura.<i> “Lo que toca a aquel día y hora, nadie lo sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino el Padre solo” </i>(Mt. 24 36).</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">Sin embargo este momento supremo, que pondrá término a este mundo de pecado, será precedido de señales portentosas, que fijarán la atención no sólo de los creyentes, sino también de los mismos impíos.</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">Ante todo tendrá lugar, como lo hemos demostrado, la persecución del Anticristo, la aparición de Henoc y de Elías. Cuando San Pablo nos dice que Jesucristo destruirá al impío con el soplo de su boca, y lo aniquilará por el esplendor de su advenimiento, parece incluso que el castigo del Anticristo coincidirá con el advenimiento del Juez supremo. Sin embargo, no es éste el sentimiento general de los intérpretes. Se puede explicar el texto de San Pablo diciendo que la destrucción del impío no se consumará sino en el día del juicio final, aunque su muerte haya ocurrido algún tiempo antes. Por otra parte, los Evangelios insinúan con bastante claridad que habrá un cierto lapso de tiempo, aunque bastante corto, entre el castigo del monstruo y la consumación de todas las cosas.</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">En efecto, ¿qué dice Nuestro Señor? Comienza por describir una tribulación tal, cual no la hubo jamás desde el comienzo del mundo; es la persecución del Anticristo. Luego añade :</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;"><i>“Luego, después de la tribulación de aquellos días, el sol se entenebrecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las fuerzas de los cielos se tambalearán. Entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo, y se herirán entonces los pechos todas las tribus de la tierra, <b>y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con grande poderío y majestad” </b></i>(Mt. 24 29-30).</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">Estos son los signos que precederán inmediatamente el advenimiento de Jesucristo como Juez. Pero ¿cómo conciliar, con todos estos preludios formidables, el carácter repentino e imprevisto que, según otros textos del Evangelio, revestirá este advenimiento? Un poco más lejos, en efecto, Nuestro Señor nos representa a los hombres de los últimos días del mundo enteramente semejantes a los contemporáneos de Noé, que el Diluvio sorprende comiendo y bebiendo, casándose ellos y casándolas a ellas (Mt. 24 36-40). Santo Tomás responde a esta objeción diciendo que todos los trastornos precursores del fin del mundo pueden ser considerados como haciendo cuerpo con el juicio mismo, semejantes a esos crujidos siniestros que no se distinguen del hundimiento que les sigue. Antes de todos estos presagios terribles, los hombres podrán burlarse de las advertencias de la Iglesia.</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">Pero cuando oigan crujir la máquina del mundo, palidecerán; y como dice San Lucas, perderán el sentido por el terror y la ansiedad de lo que va a sobrevenir al mundo (Lc. 21 26).</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">El mismo Santo Tomás da una viva luz sobre los tiempos que transcurrirán entre la muerte del Anticristo y la venida de Jesucristo, cuando dice :<i><b> “Antes de que empiecen a aparecer las señales del juicio, los impíos se creerán en paz y en seguridad, a saber, después de la muerte del Anticristo, porque no verán acabarse el mundo, como lo habían estimado antes” </b></i>(Suppl. q. 73, art. 1, ad 1). Ayudándonos de este pequeño texto, podemos formar las hipótesis más plausibles sobre los últimos tiempos del mundo; y nuestros lectores no dejarán de interesarse, aunque no las reciban sino a título de simples conjeturas.</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div style="text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;">II</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">Hemos dicho, y mantenemos como incontestable, que la muerte del Anticristo será seguida de un triunfo sin igual de la santa Iglesia de Jesucristo. Las alegrías proféticas de Tobías que recupera la vista al mismo tiempo que a su hijo, el gozo embriagador de los Judíos a la caída de Amán y de sus satélites, los arrebatos de los habitantes de Betulia, liberados por Judit del cerco de hierro que los estrechaba; la purificación del templo por los Macabeos, vencedores del impío Antíoco; finalmente y sobre todo, la calma y el triunfo apacible de Job restablecido por Dios en todos sus bienes, viendo acudir a sus pies a sus amigos y a sus familiares arrepentidos, reuniéndolos a todos en un banquete religioso: todas estas imágenes expresan de manera insuficiente el estado de la santa Iglesia que abre su corazón y sus brazos maternos tanto a sus enemigos como a sus hijos, tanto a los Judíos convertidos como a los herejes reconciliados, tanto a los descendientes de Cam como a los hijos de Sem y de Jafet; en una palabra, realizando la gran unidad comprada al precio de la sangre de un Dios : ¡un solo rebaño y un solo Pastor!</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">Seguramente, e incluso en este período de triunfo, habrá todavía impíos; pero permítasenos pensar que se esconderán, y que desaparecerán en la inmensidad del gozo publico.</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">Estos hermosos días no durarán, desgraciadamente, sino el tiempo necesario para olvidar los solemnes acontecimientos que los habrán hecho nacer. Poco a poco se verá cómo a la tibieza sucede el fervor; y este paso insensible se hará tanto más rápido, cuanto que la Iglesia no tendrá, por decirlo así, enemigos que combatir.</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">He aquí cómo un autor estimado, el padre Arminjon, describe el estado en que caerá entonces el mundo:</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">“<b><i>La caída del mundo, dice, tendrá lugar instantáneamente y de improviso : «veniet dies Domini sicut fur» </i></b>(II Petr. 3 10). Será en una época en que el género humano, sumergido en el sueño de la más profunda incuria, estará a mil leguas de pensar en el castigo y en la justicia. La divina misericordia habrá agotado todos sus medios de acción. El Anticristo habrá aparecido. Los hombres dispersados en todas partes habrán sido llamados al conocimiento de la verdad. La Iglesia católica, una última vez, se habrá difundido en la plenitud de su vida y de su fecundidad. Pero todos estos favores señalados y sobreabundantes, todos estos prodigios, se borrarán de nuevo del corazón y de la memoria de los hombres. La humanidad, por un abuso criminal de las gracias, habrá vuelto a su vómito. Volcando todas sus aspiraciones hacia la tierra, se habrá apartado de Dios, hasta el punto de no ver ya el cielo, y de no acordarse más de sus justos juicios (Dan. 13 9). La fe se habrá apagado en todos los corazones. Toda carne habrá corrompido su camino. La divina Providencia juzgará que ya no habrá remedio alguno.</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">Será, dice Jesucristo, como en los tiempos de Noé. Los hombres vivían entonces despreocupados, hacían plantaciones, construían casas suntuosas, se burlaban alegremente del bueno de Noé, que se entregaba al oficio de carpintero y trabajaba noche y día por construir su arca. Se decían: ¡Qué loco, qué visionario! Eso duró hasta el día en que sobrevino el diluvio, y se tragó toda la tierra: <i>«venit diluvium et perdidit omnes»</i> (Lc. 17 27).</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;"><b>"Así, la catástrofe final se producirá cuando el mundo se creerá en la seguridad más completa</b>; la civilización se encontrará en su apogeo, el dinero abundará en los comercios, jamás los fondos públicos habrán conocido un alza tan grande. Habrá fiestas nacionales, grandes exposiciones; la humanidad, rebosando de una prosperidad material inaudita, dirá como el avaro del Evangelio: «<i>Alma mía, tienes bienes para largos años, bebe, come, diviértete…</i>» Pero de repente , en medio de la noche, «<i>in media nocte» -porque en las tinieblas, y en</i> esa hora fatídica de la medianoche en que el Salvador apareció una primera vez en sus anonadamientos, volverá a aparecer en su gloria-, los hombres, despertándose sobresaltados, escucharán un gran estrépito y un gran clamor, y se dejará oír una voz que dirá: Dios está aquí, salid a su encuentro, <i>«exite obviam ei»</i> (Mt. 25 6)".</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">Y el autor añade que los hombres no tendrán tiempo de arrepentirse. <u>En este punto disentimos de él. La gran catástrofe, en efecto, será precedida de signos aterradores cuyo conjunto formará un supremo llamado de la divina misericordia. ¡Muy ciego y endurecido será quien resista a él!</u></span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">El sol se oscurecerá, como agotado por una pérdida de luz. La luna no recibirá ya una irradiación lo suficientemente viva como para brillar ella misma. El cielo se enrollará como un libro, invadido por una oscuridad espesa. Las fuerzas del cielo se tambalearán; pues las leyes de los movimientos de los cuerpos celestiales parecerán suspendidas. Habrá una profunda turbación en el mar, un gran estrépito de olas levantadas, y la tierra se verá sacudida de movimientos insólitos; y los hombres no sabrán dónde refugiarse para huir de los elementos desencadenados. Finalmente la tierra se abrirá, y lanzará globos de llamas que producirán un incendio general, mientras que en los aires aparecerá una cruz esplendorosa que anunciará la venida del sumo Juez.</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">¿Cuánto tiempo durarán estas señales? Nadie lo sabe. Lo que la Escritura nos dice, es que los hombres se secarán de espanto. Sucederá con ellos lo que sucedió con los contemporáneos de Noé. Mientras éste proseguía la construcción del arca, todo el mundo se burlaba de él; pero cuando el Diluvio comenzó a invadirlo todo, todo el mundo tembló, y muchos hombres, según el testimonio de San Pedro, se convirtieron. Del mismo modo, nos está permitido esperar que al acercarse el juicio, una buena parte de los hombres, viendo cómo los cielos se velan y sintiendo fallar la tierra bajo sus pies, harán un acto de contrición suprema y volverán a entrar en gracia con Dios.</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">Por lo que mira a los justos, levantarán la cabeza con confianza; y la cruz que resplandecerá los llenará de alegría.</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">La carrera mortal de la Iglesia habrá concluido. El mundo esperará, para acabar, a que Ella haya recogido al último de sus elegidos.</span></div><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">PAX VOBIS.</span></b></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-24265287647727044172021-04-13T11:57:00.003-07:002021-04-13T11:57:33.738-07:00EL DRAMA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS- P. Emmanuel André- IX. LA CONVERSIÓN DE LOS JUDÍOS<p><span style="font-size: x-large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-o9WHIbAGJ5c/YHXl2VCSlfI/AAAAAAAAD0Y/bJiyqJjeugYIacNhqBCQIqzitNFXMJ3KwCLcBGAsYHQ/s1080/20210413_160134.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="719" data-original-width="1080" height="426" src="https://1.bp.blogspot.com/-o9WHIbAGJ5c/YHXl2VCSlfI/AAAAAAAAD0Y/bJiyqJjeugYIacNhqBCQIqzitNFXMJ3KwCLcBGAsYHQ/w640-h426/20210413_160134.jpg" width="640" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: red; font-size: large;"><i>San Pedro, como cabeza de la Iglesia de Cristo, predicó inmediatamente el día de Pentecostés y convirtió a más de 5000 judíos aquel día.</i></span></div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><p></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">IX. LA CONVERSIÓN DE LOS JUDÍOS</span></b></p><p style="text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;">La Sagrada Escritura nos señala un gran acontecimiento, que nos muestra como entrelazado en la guerra que el Anticristo desencadenará contra la Iglesia: es la conversión de los Judíos. Hemos diferido de hablar de ella hasta ahora, para tratar este tema con más detalle. Además de que, en el punto en que vamos, se encuentra perfectamente en su lugar. Porque la conversión del pueblo judío nos es presentada como fruto de la predicación de Elías.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">I</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;">El pueblo judío es el punto alrededor del cual se desarrolla la historia de la humanidad. Fue acariciado por Dios, en la persona de Abraham, de quien sale; es, antes de Nuestro Señor, el pueblo sacerdotal por excelencia, cuyo estado, según la sentencia de San Agustín, es totalmente profético; ha dado nacimiento a la Santísima Virgen y al Salvador del mundo; ha formado el núcleo de la Iglesia naciente. <u>Todos estos privilegios hacen de la raza judía una raza excepcional, cuyos destinos son extremadamente misteriosos.</u></span></p><p><b><span style="font-size: x-large;">Por una inversión extraña y lamentable, desde el momento en que produce al Salvador del mundo, la raza elegida, la raza bendita entre todas, merece ser reprobada. Ella se niega a reconocer, en su humildad, a Aquél cuyas invisibles grandezas no sabe adorar. Parece que Dios haya querido mostrar por ahí que la vocación al cristianismo no le debe nada ni a la carne ni a la sangre, puesto que los mismos de quienes Cristo venía según la carne (Rom. 9, 5) fueron rechazados de ella por su orgullo tenaz y carnal.</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">Su reprobación, sin embargo, <b>¿es definitiva? ¿Seguirán siendo siempre la presa de Satán, y estando excluidos del resto del mundo por la cruz del Salvador? ¡Dios no lo quiera!</b> Dios reserva misericordias supremas al pueblo que fue el suyo. A este pueblo, al que fue dicho :</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><i>“Vosotros no sois mi pueblo”</i>, se le dirá un día : <i>“Vosotros sois los hijos del Dios vivo”</i> (Os. 1 10). Después de haber quedado durante largo tiempo sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin altar, los hijos de Israel buscarán al Señor su Dios; <b>y eso se hará sobre el fin de los tiempos </b>(Os. 3 4-5).</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>Elías será el instrumento de esta maravillosa vuelta. </b><i>“He aquí que Yo os enviaré</i>, dice el Señor por Malaquías, <i>al profeta Elías, antes de que llegue el día grande y terrible de Dios, para que vuelva el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a sus padres”</i> (Mal. 4 5-6). Es decir, restablecerá la armonía de los mismos amores, de las mismas adoraciones entre los santos antepasados del pueblo judío y sus últimos descendientes.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">San Pablo afirma a su vez este acontecimiento tan consolador. El ve en la reprobación de los Judíos la causa ocasional de la vocación de los Gentiles. Luego añade : <i><span style="color: #2b00fe;">“No quiero que ignoréis, hermanos, este misterio: que el encallecimiento ha sobrevenido parcialmente a Israel, hasta que la totalidad de las naciones haya entrado; y entonces todo Israel será salvo”</span></i> (Rom. 11 25).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Tal es, pues, el designio de Dios. Es necesario que toda la gentilidad entre en la Iglesia; y cuando haya concluido el desfile de las naciones, Israel entrará a su vez. Será el gran jubileo del mundo; la gracia se derramará por torrentes. <b>Si se toman al pie de la letra las profecías, todos los Judíos que entonces vivan, hasta el último de ellos, aunque fuesen numerosos como las arenas del mar, se salvarán (Rom. 11 27).</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Para comprender los estremecimientos profundos que este gran acontecimiento producirá en el mundo, hay que recurrir a las figuras proféticas, por las que Dios se complació a anunciarlo de mil maneras.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">El pueblo judío, entrando en la Iglesia, es Esaú reconciliándose con Jacob. ¡Y con qué ternura! <i>“Corriendo al encuentro de su hermano, Esaú lo abrazó, se echó sobre su cuello y lo besó, rompiendo ambos a llorar”</i> (Gen. 33 4).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Pero el verdadero símbolo de Jesús reconocido por sus hermanos Judíos, es sobre todo José reconocido por sus hermanos. En otro tiempo lo vendieron y lo crucificaron; mas una imperiosa necesidad de verdad y de amor los lleva a sus pies al fin de los tiempos.</span></p><p><b><span style="font-size: x-large;">¡Qué encuentro! ¡Qué espectáculo! ¡Jesús, en todo el brillo de su poder, desvelando a los Judíos los tesoros de su Corazón, y diciéndoles : Yo soy José, yo soy ese Jesús a quien vosotros vendisteis! (Gen. 45 3).</span></b></p><p><u><span style="font-size: x-large;">Abrid por fin el Evangelio, en la página del hijo pródigo (Lc. 25). Este pródigo, que viene de tan lejos, son los pobres Gentiles que entran en la Iglesia. <b>Los Judíos son representados por el hijo mayor, celoso y egoísta, que se obstina en permanecer afuera porque su hermano ha sido recibido en la casa.</b> El padre sale y le hace invitaciones apremiantes, cœpit illum rogare. Este desnaturalizado se niega a escuchar a su padre; pero al fin lo escuchará, entrará, y habrá en la casa paterna doble regocijo.</span></u></p><p><span style="font-size: x-large;">¡No!, no podemos imaginarnos las alegrías de la Iglesia, cuando por fin abra su seno de madre a los hijos de Jacob. No podemos imaginarnos las lágrimas, los arrebatos de amor de éstos, cuando, después de desaparecer por fin el velo de sus ojos, reconozcan a su Jesús. ¿En qué momento preciso sucederá este gran acontecimiento? Ahí está el nudo de la dificultad. Sin pretender resolverla, esperamos esclarecerla un poco.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">II</span></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-PpQvF5B1xYE/YHXnswwVq9I/AAAAAAAAD0k/FFbRCvLMx4wrnhLQWY12wOgf01Xk7X0HwCLcBGAsYHQ/s1625/20210413_160114.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="1625" data-original-width="1080" height="640" src="https://1.bp.blogspot.com/-PpQvF5B1xYE/YHXnswwVq9I/AAAAAAAAD0k/FFbRCvLMx4wrnhLQWY12wOgf01Xk7X0HwCLcBGAsYHQ/w425-h640/20210413_160114.jpg" width="425" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: red; font-size: large;"><i>Alfonso Ratisbonne (1814- 1884) judío racionalista convertido a la Santa Fe Católica por una aparición de la Santísima Virgen en Roma (1842). Después se ordenados sacerdote y fundaría la Congregación de Nuestra Señora del Monte Sión, para la conversión de los judíos.</i></span></div><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>Parece seguro, según la tradición, que el Anticristo será de nacionalidad judía. Aparecerá como el producto de esta fermentación de odio que, desde hace siglos, agría el corazón de los Judíos contra Jesús, su tierno hermano, su incomparable amigo</b>.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Parece igualmente seguro que los Judíos en su mayor parte acogerán a este falso mesías, haciéndole cortejo, y le someterán el mundo por la mala prensa y la alta finanza.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Pero, ya desde el tiempo que precederá a la venida del hijo del pecado, se formará, entre los Judíos, una corriente de adhesión a la Iglesia. Los grandes acontecimientos tienen siempre preludios que los anuncian.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">San Gregorio declara que el furor de la persecución del Anticristo recaerá principalmente sobre esos Judíos convertidos, cuya constancia en soportar todos los ultrajes y todos los tormentos por el nombre mil veces bendito de Jesús nadie igualará.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Este pasaje de San Gregorio es demasiado importante para que lo omitamos.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">El gran Papa explica una de las misteriosas profecías en acción de Ezequiel (Ez. 3). Es un drama en tres actos. 1º Dios ordena al profeta que salga al campo; esta salida representa la difusión del Evangelio entre los Gentiles. 2º Luego lo hace entrar de nuevo en la casa, donde es cargado de cadenas, apresado y reducido al silencio; lo cual indica cómo el Evangelio será predicado por los Judíos a los mismos Judíos, de los cuales unos se convertirán, y otros agarrarán a los predicadores y los abrumarán de malos tratos, a saber durante la persecución del Anticristo. 3º Dios aparece, abre la boca al profeta, que habla con más fuerza que nunca; es lo que sucederá con la venida de Elías, el cual, por sus predicaciones inflamadas e irresistibles, convertirá a los restos de su nación (In Ezech. lib. I, hom. XIII).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">No podríamos admirar bastante aquí la lucidez profética de San Gregorio. Distingue de antemano las fases del gran acontecimiento que nos ocupa: escisión del pueblo judío en dos partes, opresión de los convertidos por parte de los refractarios, conversión total realizada por Elías.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">El santo Papa asegura, en sus comentarios sobre Job, que esta vuelta definitiva de los restos de Israel tendrá lugar bajo los ojos mismos y a pesar de la rabia impotente del Anticristo (Moralia in Job, lib. XXXV, cap. 14). <b>Si la Iglesia goza de semejantes consuelos en el mismo ardor de la persecución, ¡qué será a la hora del triunfo! </b>Es lo que vamos a considerar rápidamente.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">III</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><u><span style="font-size: x-large;">Hay destrucciones necesarias, para las cuales Dios se sirve de los malos ángeles. El Anticristo, a su modo y a pesar suyo, será la vara de Dios.</span></u></p><p><span style="font-size: x-large;">Esta vara de hierro pulverizará los cismas, las herejías, las falsas religiones resto del paganismo, el mahometismo y el mismo judaísmo; triturará el mundo para conseguir una prodigiosa unidad.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Cuando este coloso de impiedad haya sido abatido por la pequeña piedra, ésta se convertirá en una montaña inmensa y cubrirá la tierra; el Evangelio, no encontrando ya obstáculos de ninguna clase, reinará sin contradicción en todo el universo.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Los Judíos serán los principales obreros en este establecimiento del reino de Dios. San Pablo se extasía ante las grandes cosas que resultarán de su conversión.<i><span style="color: #2b00fe;"> “Si la caída de los Judíos, exclama, ha sido la riqueza del mundo, y si su mengua ha sido la riqueza de los Gentiles, ¿cuánto más lo será su plenitud [esto es, su adhesión total]?… Si su repudio ha sido reconciliación del mundo, ¿qué será su acogida [en la Iglesia] sino un retornar de muerte a vida?” </span></i>(Rom. 11 12, 15).</span></p><p><span style="font-size: x-large;"> Temeríamos debilitar, comentándolas, estas antítesis enérgicas. Es legítimo concluir de ello que los Judíos convertidos pondrán al servicio de la Iglesia un ardor inexpresable de proselitismo. Rejuvenecida por esta infusión de vida, la Iglesia saldrá de los aprietos de la persecución como de la piedra de un sepulcro; y tomará posesión del mundo, con la majestad de una reina y la ternura de una madre.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>Estos acontecimientos, ¿serán el preludio inmediato del juicio final, o la aurora de una nueva era? </b>Enunciaremos las conjeturas que se pueden formular sobre este particular.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">PAX VOBIS.</span></b></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-29849679677788371902021-04-07T11:03:00.001-07:002021-04-07T11:03:57.711-07:00SALUDOS PASCUALES<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/--qbS65kawz0/YG3ybnKhqCI/AAAAAAAADz0/pSoh90fOJ8UiMHrYXGZdrlq3IZj0ErGygCLcBGAsYHQ/s1229/20210407_151543.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1229" data-original-width="1080" height="640" src="https://1.bp.blogspot.com/--qbS65kawz0/YG3ybnKhqCI/AAAAAAAADz0/pSoh90fOJ8UiMHrYXGZdrlq3IZj0ErGygCLcBGAsYHQ/w562-h640/20210407_151543.jpg" width="562" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0000ee; font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0000ee; font-size: x-large;">La Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo es la prenda más segura que tenemos de su futura victoria, a la vez que es seguro de nuestra propia resurrección, si somos fieles a Él hasta el fin, tan gloriosa como la suya. Por eso la Pascua es motivo de alegría entre los cristianos, porque nuestro Dios no está muerto ¡está vivo! Y aunque de momento todo pareciese perdido siempre queda la última esperanza de un resurgir inédito. Tal como pasó a Cristo pasa a la Iglesia; no nos desanimemos en esta Pasión de la Iglesia, que tarde que temprano, y más temprano que tarde, Nuestro Señor Jesucristo la resucitará y le dará su Gloria.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>DESDE LAS LENGUAS CATÓLICAS LES DESEAMOS UNA MUY FELIZ Y SANTA PASCUA DE RESURRECCIÓN A TODOS NUESTROS LECTORES.</b></span></div><br /><p><br /></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-10501630507974939252021-03-27T13:06:00.007-07:002021-03-27T13:06:43.975-07:00PARA MEDITAR EN ESTA SEMANA SANTA: REFLEXIONES SOBRE LA PASIÓN DE JESUCRISTO de San Alfonso María de Ligorio<p><br /></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red;">REFLEXIONES SOBRE LA PASIÓN DE JESUCRISTO I - SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO</span></b></p><p style="text-align: center;"><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-Zt58ps6gc4Y/YF-PIlzqqaI/AAAAAAAADzQ/3J8x9EsN-sAVDqrUbLNrfzdjlF-Pttp0gCLcBGAsYHQ/s1350/IMG_20210326_150940_911.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1350" data-original-width="1080" height="640" src="https://1.bp.blogspot.com/-Zt58ps6gc4Y/YF-PIlzqqaI/AAAAAAAADzQ/3J8x9EsN-sAVDqrUbLNrfzdjlF-Pttp0gCLcBGAsYHQ/w512-h640/IMG_20210326_150940_911.jpg" width="512" /></a></div><br /><p><br /></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red;">INTRODUCCIÓN</span></b> </p><p><br /></p><p>Cuán agradable sea a Jesucristo que meditemos frecuentemente su pasión y la muerte ignominiosa que padeció por nosotros, bien se echa de ver en la institución del santísimo Sacramento del altar, que dejó en su Iglesia como monumento para que siempre viviera en nosotros la memoria del amor que nos tuvo, sacrificándose en la cruz por nuestra salvación. Sabemos que en la noche anterior a su muerte instituyó este sacramento de amor, y después de haber distribuido su cuerpo a los discípulos, les dijo, y en ellos nos dijo a todos nosotros, que al recibir la sagrada comunión nos recordásemos de lo que padeció por nosotros. Por eso la santa Iglesia ordena al celebrante que en la misa, después de la consagración, diga en nombre de Jesucristo: Siempre que hiciereis esto, hacedlo en memoria de mí. Y el angélico Santo Tomás escribe «que, para que se conservara entre nosotros la memoria de tan grande beneficio, nos dejó su cuerpo para que lo tomáramos en alimento. Y continúa el Santo diciendo que por este sacramento se conserva la memoria del inmenso amor que Jesucristo nos patentizó en su pasión. </p><p><br /></p><p>Si alguien hubiera padecido por un amigo injurias y heridas, y supiera luego que el amigo, al oír hablar de lo acontecido, no quisiera recordarlo, y cuando se le recordara, dijese: «Hablemos de otra cosa!», ¡qué pena sentiría aquél al ver el olvido del ingrato! Por el contrario, ¡qué consuelo experimentaría al cerciorarse de qué el amigo profesaba testimoniarle eterna gratitud y que siempre le recordaba, hablando de él con ternura y sollozos! De ahí que todos los santos, conocedores del gusto que proporciona a Jesucristo el evocar a menudo su pasión, se hayan preocupado en meditar casi de continuo los dolores y desprecios que padeció el amabilísimo Redentor durante la vida y especialmente en la muerte. Escribe San Agustín que no hay nada tan provechoso al alma como meditar diariamente la pasión del Señor. Reveló Dios a un santo anacoreta que no hay ejercicio más apto para inflamar los corazones en el divino amor como el pensar en la muerte de Jesucristo. Y a Santa Gertrudis le reveló, como atestigua Luis de Blois, que quien mira devotamente el Crucifijo, siempre que le mira es mirado por Jesús con amor. Añade el mismo autor que el considerar o leer cualquier cosa acerca de la pasión reporta más bien que otro cualquiera ejercicio devoto. Por eso escribía San Buenaventura: «i0h amable pasión, que divinizas al alma que en ti medita!» Y, hablando de las llagas del Crucifijo, las llamó llagas que hieren los más duros corazones e inflaman a las almas más frías en el amor divino.</p><p><br /></p><p>Cuéntase en la vida del Beato Bernardo de Corleón, capuchino, que, deseosos sus hermanos en religión de enseñarle a leer, fue a consultarlo con el Crucifijo, y le respondió el Señor: «Para qué lecturas? ¿Para qué libros? Tu libro quiero ser yo crucificado, en quien leerás el amor que te he tenido. Jesucristo crucificado era también el libro predilecto de San Felipe Benicio, por lo que, al morir, pidió el Santo le dieran su libro, y quienes le asistían dudaban qué libro darle; pero su confidente, Fr. Ubaldo, le dio la imagen de Jesús crucificado, y entonces exclamó el Santo: «Este es mi libro», y besando las sagradas llagas, exhaló su bendita alma </p><p><br /></p><p>En mis obritas espirituales hablé repetidas veces de la pasión de Jesucristo; con todo, creo no estará de más añadir aquí, para utilidad de las almas fervorosas, muchas otras cosas y reflexiones que he leído después en diversos libros y en las cuales he pensado a menudo. Quise trasladarlas aquí para utilidad de los demás, pero sobre todo para provecho mío propio, ya que escribo el librito próximo a la muerte, pues cuento setenta y siete años de edad y quiero ocuparme en estas consideraciones para prepararme al día de las cuentas. En efecto, yo mismo utilizo estas pobres meditaciones leyendo con frecuencia algún pasaje, a fin de que, cuando llegue la hora suprema de mi vida, tenga ante los ojos a Jesús crucificado, que es toda mi esperanza; así espero tener entonces la suerte de entregar el alma en sus manos. Entremos ahora en las reflexiones prometidas. </p><p><br /></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red;">CAPÍTULO I </span></b></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red;"><br /></span></b></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red;">REFLEXIONES SOBRE LA PASIÓN DE JESUCRISTO EN GENERAL </span></b></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red;"><br /></span></b></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red;">I</span></b></p><p>Necesidad de un Redentor.— Peca Adán, rebelase contra Dios, y, por ser el primer hombre y padre de toda la humanidad, queda él perdido con todo el género humano. La injuria fue hecha a Dios, por lo que ni Adán ni el resto de los hombres podían con todos sus sacrificios, ni aun con el sacrificio de sus vidas, ofrecer digna satisfacción a la divina Majestad ofendida, para aplacarla cumplidamente era preciso que una persona divina satisficiese a la divina justicia. Y he aquí al Hijo de Dios, que, movido de compasión a los hombres e impelido por las entrañas de su misericordia, se brindó a revestirse de carne humana y a morir por ellos, para de este modo tributar a Dios cumplida satisfacción por todos sus pecados y ¡alcanzarles la gracia divina perdida. </p><p>Vino, pues, al mundo el amoroso Redentor y quiso, al hacerse hombre, remediar todos los daños que el pecado había ocasionado. Y, a la vez, no sólo con enseñanzas, sino que también quiso con los ejemplos de su santa vida inducir a los hombres a observar los divinos preceptos, conquistando así la vida eterna. A tal fin renunció Jesucristo a todos los honores, delicias y riquezas de que hubiera podido disfrutar en esta vida, eligiéndose otra humilde, pobre y atribulada, hasta morir de dolor en una cruz. Engañáronse los judíos al fantasear que el Mesías había de venir a la tierra triunfador de todos los enemigos con el poderío de sus armas, y después de haberlos aniquilado y conquistado el dominio de toda la tierra, había de enriquecer y ennoblecer a sus seguidores. Si el Mesías hubiera sido tal como los judíos lo imaginaban, príncipe triunfador y honrado por todos los hombres como soberano de toda la tierra, no habría sido el Redentor prometido por Dios y predicho por los profetas. El mismo lo declaró al contestar a Pilatos: Mi reino no es de este mundo. Por eso San Fulgencio reprochó a Herodes tanto temor de perder el reino por parte del Salvador, que había venido no a vencer a los reyes con las armas, sino a conquistados con su muerte. </p><p>Dos fueron los engaños de los judíos acerca del Redentor: el primero, pensar que los bienes predichos por los profetas (bienes espirituales y eternos), con los que el Mesías enriquecería a su pueblo, serían bienes terrenos y temporales. Los bienes prometidos por el Redentor son: la fe, la ciencia de la virtud, el santo temor de Dios; éstas fueron las riquezas de salvación prometidas. El Señor prometió también a los penitentes la curación de sus males, el perdón a los pecadores y la libertad a los esclavos de Satanás. </p><p>El segundo engaño en que cayeron los judíos fue el predicho por los profetas acerca de la segunda venida del Salvador, al fin de los siglos, a juzgar al mundo, tomándolo los judíos como dicho de la primera venida. Cierto que David había predicho del futuro Mesías que vencería a los príncipes de la tierra, abatiría la soberbia de muchos y con la fuerza de la espada destruiría toda la tierra. Pero esto ha de entenderse de la segunda venida, cuando venga como juez a condenar a los malvados. </p><p>Verdadero carácter del mesías.— En cuanto a la primera venida de Nuestro Señor, en que había de consumar la obra de la redención, sobrado claramente predijeron los profetas que el Redentor viviría vida pobre y despreciada. He aquí lo que escribe el profeta Zacarías, hablando de la vida plagada de humillaciones de Jesucristo: He aquí que tu Rey llega a ti; es justo y victorioso, humilde y montado sobre un asno, sobre un pollino de cría de asnas, lo que se realizó de modo particular cuando entró Jesús en Jerusalén montado sobre un asnillo y fue recibido honrosamente cual anhelado Mesías, como dice San Juan: Hallando Jesús un asnillo, montó sobre él, según está escrito: No temas, hija de sión; mira, tu Rey viene montado sobre un pollino de asna. Sabemos que fue pobre desde su nacimiento en Belén, humilde ciudad, y dentro de una cueva: Mas tú, Belén Efratá, la más pequeña entre las regiones de Judá, de ti me saldrá quien ha de ser dominador en Israel, cuyos orígenes vienen de antiguo; profecía que anota San Mateo y San Juan. Además, el profeta Oseas escribió: De Egipto llamé a mi hijo, como se verificó cuando Jesucristo, niño aún, fue llevado a Egipto, donde vivió siete añios como extranjero, en medio de bárbaras gentes, lejos de parientes y amigos, por lo que forzoaumente hubo de vivir muy pobremente. Y cuando retornó a Judea continuó la pobreza de su vida. Ya había predicho frecuentemente, por boca de David, que, durante toda su vida había de ser pobre y lleno de fatigas.</p><p><br /></p><p>Dios no podía ver plenamente satisfecha su justicia con todos los sacrificios que le hubieran ofrecido los hombres, aun de sus vidas, y por eso dispuso que su Hijo tomara carne humana y alcanzarles así la salvación: Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me diste un cuerpo a propósito. Y el unigénito Hijo consintió de buen grado en sacrificarse por nosotros y bajó a la tierra para inmolarse con su muerte y llevar a cabo la obra de la redención. </p><p>Dijo el Señor, hablando a los pecadores: ¿Para qué se os va a golpear más?; y lo decía para darnos a en-tender que, por mucho que castigara a los que le ofenden, todos los castigos no llegarían a reparar su ofendido honor; de aquí que mandara a su mismo Hijo a satisfacer por los pecados de los hombres, porque su Hijo tan sólo podía satisfacer plenamente a la divina justicia. Por esta razón declaró por Isaías, hablando de Jesús, víctima de nuestros pecados: Por el crimen de mi pueblo fue herido de muerte. Y no se contentó con una satisfacción cualquiera, sino que quiso verlo gastado por los tormentos. </p><p>¡Oh Jesús mío, oh víctima de amor, consumida por los dolores en la cruz para saldar la deuda de mis pecados!, quisiera morir de dolor al pensar en las veces que os ofendí, después de haberme vos amado tanto. No permitáis que viva aún ingrato a tanta bondad. Unidme por completo a vos y hacedlo por los méritos de la sangre por mí derramada. </p><p><br /></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red;">II</span></b> </p><p><br /></p><p>Jesucristo nos quiso redimir por el camino de la cruz.— Cuando el Verbo divino se brindó a redimir a los hombres, se le presentaron dos caminos para conseguirlo, uno de gozo y de gloria, y el otro de penas y vituperios. Mas quien con su venida no sólo quería librar a los hombres de la muerte eterna, sino también conquistarse el amor de todos los corazones humanos, rechazó la vida de gozo y de gloria y eligió la de penas y vituperios. Por lo tanto, para satisfacer por nosotros a la divina justicia y a la vez para inflamarnos en su santo amor, quiso cargar con todas nuestras deudas y, muriendo en la cruz, alcanzarnos la gracia y la vida bienaventurada, según se expresa Isaías: Nuestros sufrimientos él los ha llevado, nuestros dolores él los cargó sobre sí. </p><p>El Antiguo Testamento trae dos figuras expresas de esto: la primera la ceremonia que se usaba todos los años con el macho cabrío emisario, sobre el cual cargaba el sumo sacerdote de maldiciones, le arrojaban a la selva para que allí viviese como objeto de la divina ira. Este animal figura de nuestro Redentor, que quiso cargar con todas las maldiciones que por nuestras culpas merecíamos, hecho por nosotros objeto de maldición, o por mejor decir, la misma maldición; y todo para alcanzarnos la bendición divina. Por esto escribe en otro lugar el Apóstol: Al que no conoció pecado, por nosotros le hizo pecado, a fin de que nosotros viniésemos a ser justicia de Dios en El. Es decir, como explican San Ambrosio y San Anselmo: quien era la misma inocencia apareció a los ojos de Dios como si fuese el mismo pecado; o mejor, vistió el traje de pecador, queriendo padecer las penas que debíamos pagar los pecadores para alcanzarnos el perdón y hacernos justos ante Dios. </p><p>La segunda figura del sacrificio que Jesucristo ofreció por nosotros al Eterno Padre en la cruz fue la de la serpiente de bronce, puesta en un madero, con cuya mirada curaban los hebreos mordidos de serpientes venenosas. San Juan escribía luego: Y cormo Moisés puso en alto la serpiente en el desierto, así es necesario que sea puesto en alto el Hijo del hombre, para que todo el que crea en El alcance la vida eterna. </p><p>Nótese con qué claridad se predice la muerte ignominiosa de Jesucristo en el libro de la Sabiduría. Aunque las palabras de este segundo capítulo puedan aplicarse a la muerte de todo justo, sin embargo, dicen Tertuliano, San Cipriano, San Jerónimo y muchos otros Santos Padres que principalmente se aplican a la muerte de Cristo. Que si el justo es Hijo de Dios —se lee en libro de la Sabiduría—, él le protegerá y le librará de manos de sus adversarios. Los judíos escogieron para Jesucristo la muerte de cruz, como la más ignominiosa, para que su nombre fuera infame para siempre y ni siquiera se le nombrase ya, como había dicho Jeremías: Destruyamos el árbol con su-fruto, borrémoslo de la tierra de los vivos y no se miente más su nombre. Pues bien, ¿cómo podrán hoy día negar los judíos que Jesucristo sea el Mesías prometido, habiendo muerto con muerte afrentosísima, cuando los mismos profetas predijeron esa muerte? </p><p>Jesucristo murió para expiar nuestros pecados.— El redentor aceptó muerte tan ignominiosa porque moría para pagar nuestros pecados, y por eso quiso ser circuncidado cual pecador, ser rescatado en su presentación en el templo, recibir el bautismo de penitencia de manos del Bautista, y, finalmente, en su pasión, quiso que le clavaran en la cruz para pagar nuestras malditas licencias: quiso con su desnudez pagar nuestra avaricia, con sus humillaciones nuestra soberbia, con su obediencia a los verdugos nuestras ambiciones de dominio, con sus espinas nuestros malos pensamientos, con su hiel nuestras intemperancias y con los dolores de su cuerpo nuestros sensuales placeres. De ahí que, con lágrimas de ternura, deberíamos agradecer al Padre habernos dado a su inocente Hijo para que con su muerte nos librase de la muerte eterna: Quien a su propio Hijo no perdonó, antes por nosotros todo lo entregó, ¿cómo no juntamente con El nos dará de gracia todas las cosas? Y San Juan añade: Así amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo unigénito. La misma santa Iglesia, en el Exultet del sábado santo, dice: «¡0h admirable dignación de tu piedad para nosotros! ¡Oh inestimable amor de los amores, que para salvar al siervo entregaras al Hijo». ¡Oh misericordia infinita! ¡Oh amor infinito de nuestro Dios! ¡Oh santa fe! Quien esto cree y confiesa, ¿cómo puede vivir sin abrasarse de santo amor hacia este Dios tan amante y tan amable?</p><p>¡Oh Dios eterno!, no me miréis a mí, tan cargado de pecados; mirad a vuestro inocente Hijo pendiente de una cruz, ofreciéndoos tantos dolores y oprobios para que tengáis compasión de mí. La compasión que yo quiero es que me deis vuestro santo amor. Atraedme por completo a vos del lodo de mis bajezas. Abrasad, fuego consumidor, cuanto veáis impuro en mi alma que la impida ser toda vuestra. </p><p>Agradezcamos al Padre y agradezcamos igualmente al Hijo, que se vistió de nuestra carne y a la vez tomó sobre sí nuestro pecados para dar a Dios, con su pasión y muerte, cumplida satisfacción. Por eso dice el Apóstol que Jesucristo se hizo nuestro fiado, es decir, que se obligó a saldar nuestras deudas. El, como mediador entre Dios y los hombres, hizo un pacto con Dios, por el que se obligó a satisfacer por nosotros a la divina justicia y nos prometió de parte de Dios la vida eterna. El Eclesiástico nos exhortó de antemano a no olvidarnos del beneficio de este divino fiador, que para alcanzarnos la salvación quiso sacrificar su vida. Y para mejor asegurarnos el perdón, dice San Pablo que Jesucristo canceló con su sangre el decreto de nuestra condenación, en que estaba escrita contra nosotros la sentencia de muerte eterna, y lo fijó en la cruz, en que murió satisfaciendo por nosotros a la divina justicia. </p><p>Por favor, Jesús mío, en vista del amor que os hizo prodigar sangre y vida sobre el Calvario por mí, haced que yo muera a todo afecto terreno: haced que lo olvide todo para no pensar más que en amaros y agradaros. ¡Oh Dios mío, digno de infinito amor!, vos me habéis amado sin reserva, y sin reserva quiero amaros yo. Os amo, sumo bien mío; os amo, amor mío y mi todo. </p><p><br /></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red;">III</span></b></p><p>La muerte de Cristo es nuestra salvación.— En suma, todo el bien que podemos tener, toda salvación y toda esperanza, todo en absoluto lo debemos a los méritos de Jesucristo, como dice San Pedro: Y no se da en otro ninguno la salud, puesto que no existe debajo del cielo otro nombre, dado a los hombres, en el cual hayamos de ser salvos. De modo que no tenemos esperanza de salvación más que en los méritos de Jesucristo; de lo que concluye Santo Tomás, con todos los teólogos, que, después de la promulgación del Evangelio, hemos de creer explícitamente, no sólo como necesidad de precepto, sino también de medio, que sólo podemos salvarnos por medio de nuestro Redentor. </p><p>Todo el fundamento, por tanto, de nuestra salvación, está en la humana redención, llevada a cabo en la tierra por el Verbo divino. Nótese, en cuanto a las obras de Jesucristo en la tierra, que, por ser obras de una persona divina, tuvieron mérito infinito, de suerte que aun la menor de ellas bastaba a satisfacer a la divina justicia por todos lo pecados de los hombres, y, sin embargo, la muerte de Jesucristo fue el gran sacrificio que terminó nuestra redención; de ahí que en las Sagradas Escrituras se atribuya principalmente la obra de la humana redención a la muerte por El padecida en la cruz. Y añade el Apóstol que al recibir la sagrada Eucaristía debemos evocar la muerte y no la encarnación, el nacimiento o la resurrección Porque la muerte, por ser el suplicio más humillante y doloroso de Jesucristo, puso el sello a la obra de la redención. </p><p>Y seguía San Pablo: Resolví no saber cosa entre vosotros sino a Jesucristo, y éste crucificado. Sobrado conocido tenía el Apóstol que Jesucristo había nacido en una gruta, que había vivido treinta años en un taller, que había resucitado y subido al cielo. ¿Por qué, pues, escribe que no quiere saber nada más que a Jesús crucificado? Porque la muerte padecida por Jesucristo en la cruz era la que más le movía a amarle, a obedecerle, a ejercer la caridad con el prójimo y la paciencia en las adversidades, virtudes que de modo especial practicó y enseñó Jesucristo en la cátedra de la cruz. Santo Tomás dijo «que en la cruz se halla el remedio en las tentaciones, la obediencia a Dios, la caridad con el prójimo y la paciencia en las adversidades; que por eso dijo San Agustín: «La cruz no fue sólo patíbulo donde Cristo padeció, sino también cátedra donde enseñó». </p><p>La pasión de Cristo, motivo de confianza y de amor.— Procuremos, almas piadosas, imitar a la Esposa de los Cantares, que decía: A su sombra estoy sentada, como deseé. Tengamos a menudo ante los ojos, particularmente los viernes, a Jesús expirando en la cruz, y detengámonos a considerar con ternura, por espacio de algún tiempo, sus dolores y el afecto que nos mostró cuando agonizaba en aquel lecho de dolor. Repitamos también nosotros: A su sombra estoy sentada, como deseé. ¡Qué tranquilo descanso hallan las almas amantes de Dios entre el tumulto del mundo, las tentaciones del infierno y hasta el temor del divino juicio, cuando se detienen a contemplar a solas y en silencio a nuestro amoroso Redentor agonizando en la cruz y cómo su sangre corría gota a gota de sus miembros heridos y abiertos por los azotes, las espinas y los clavos! Y ¡cómo a vista de Jesús crucificado se desvanecen del pensamiento todos los deseos de honra mundana, de riquezas terrenas y de placeres de los sentidos! Entonces brota de la cruz una como aura celeste que nos desprende con suavidad de las cosas terrenas y enciende en nosotros santo deseo de padecer y morir por amor de quien tanto quiso padecer y morir por nosotros. </p><p>Si Jesucristo, en vez de ser lo que es, Hijo de Dios y verdadero Dios, Creador nuestro y supremo Señor, fuera solamente un simple mortal, ¿quién no se compadecería viendo un joven de noble sangre, inocente y santo, morir a puro tormentos en infame leño, en pena no de sus delitos, sino de los de sus enemigos, y así librarlos de la muerte por ellos merecida? ¿Cómo habrá, pues, corazones que resistan al amor de un Dios que muere en un mar de desprecios y dolores por amor de sus criaturas? Y ¿cómo podrán estas criaturas amar otra cosa, fuera de Dios? ¿Cómo pensarán en ser agradecidas a otros y no a este su amante bien hechor? </p><p>¡Oh si conocieras el misterio de la cruz!, decía San Andrés al tirano que pretendía hacerle renegar de Jesucristo por haber muerto crucificado como malhechor. ¡Oh si conocieras, tirano, el amor que te mani-festó Jesucristo muriendo en la cruz para satisfacer tus pecados y alcanzarte una felicidad eterna, ciertamente no te cansarías en persuadirme renegara de El, sino que tú mismo abandonarías cuanto tienes y esperas en la tierra, para complacer y contentar a un Dios que tanto te amó! Así obraron tantos santos y tantos mártires, que lo abandonaron todo por Jesucristo. Grande debiera ser nuestra vergüenza al ver cuántas tiernas virgencitas renunciaron las bodas con príncipes y las riquezas reales y todas las delicias terrenas, para sacrificar voluntariamente su vida y testimoniar de alguna manera su afecto al amor que les demostró este Dios crucificado. ¿Cómo se explica, pues, que muchos cristianos se impresionen tan poco ante la pasión de Jesucristo? La razón es que pocos son los que se detienen a considerar cuánto padeció Jesucristo por nuestro amor. </p><p>¡Ah, Redentor mío!, también yo me he contado entre estos ingratos. Vos sacrificasteis vuestra vida en la cruz para no verme perdido, y yo tantas veces quise perderos a vos, bien infinito, perdiendo vuestra gracia. Ahora el demonio, trayéndome la memoria de mis pecados, querría hacerme creer que es muy difícil mi salvación; mas la vista de vos crucificado, Jesús mío, me asegura de que no me arrojéis de vuestra presencia, si me arrepiento de haberos ofendido y quiero amaros. Sí, me arrepiento y quiero amaros de todo corazón. Detesto aquellos malditos placeres que me hicieron perder vuestra gracia. Os amo, amabilidad infinita, y quiero amaros siempre, y la memoria de mis pecados me servirá para inflamarme más en vuestro amor, ya que os dignasteis buscarme cuando de vos huía. No; ya no quiero separarme más de vos ni dejar de amaros, Jesús mío. </p><p>¡Oh María, refugio de pecadores!, vos que tanto participasteis de los dolores de vuestro Hijo en su muerte, rogadle que me perdone y me otorgue la gracia de amarlo</p><p><br /></p><p><b>San Alfonso María de Ligorio.</b></p><p><br /></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red;">PAX VOBIS</span></b></p><p><b><br /></b></p><p><b><br /></b></p><p><b><br /></b></p><p><b><br /></b></p><p><b><br /></b></p><p><br /></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-70456066182269442862021-03-10T09:54:00.009-08:002021-03-10T09:57:23.748-08:00EL DRAMA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS - P. Emmanuel André -VIII. LA CRISIS FINAL.<p><span style="font-size: x-large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-6xYxVtBZZhI/YEkF0OeDjlI/AAAAAAAADyU/pqoRACuRlqopBm3L_3SqtBZ5H6jzFmx2ACLcBGAsYHQ/s1080/20210310_150517.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="607" data-original-width="1080" height="360" src="https://1.bp.blogspot.com/-6xYxVtBZZhI/YEkF0OeDjlI/AAAAAAAADyU/pqoRACuRlqopBm3L_3SqtBZ5H6jzFmx2ACLcBGAsYHQ/w640-h360/20210310_150517.jpg" width="640" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: red; font-size: large;"><i>San Pedro, Príncipe de los Apóstoles, predicando en el Templo de Jerusalén.</i></span></div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">VIII. LA CRISIS FINAL</span></b></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;"><br /></span></b></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">I</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">Detengamos un instante nuestras miradas en los intrépidos misioneros de Dios, y observemos la divina oportunidad de su aparición.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Según San Pedro, <i>“<b>vendrán en los últimos días burladores con burlerías, dados a vivir conforme a sus propias concupiscencias, y diciendo: «¿Dónde está la promesa y el advenimiento</b></i><b> [de Jesucristo]</b><i><b>?</b> Porque desde que los padres murieron, todo continúa de la misma manera, lo mismo que desde el principio de la creación»</i>” (II Pedr. 3 3-4).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Esos seductores, esos engañadores, los vemos con nuestros propios ojos, los escuchamos con nuestras propias orejas. <b>Se llaman racionalistas <span style="color: red;">(*)</span>, materialistas, positivistas; niegan a priori toda causa superior, todo hecho sobrenatural</b>; no quieren preocuparse de saber de dónde vienen, ni adónde van; semejantes a los insensatos del libro de la Sabiduría, miran la vida como una de esas nubes matinales que no deja ninguna huella de su paso cuando se levanta el sol. Llaman a lo que se encuentra más allá de la tumba, la gran incógnita, y se niegan por completo a esclarecerla. Como consecuencia de eso, el todo del hombre consiste, a sus ojos, en gozar lo más que se pueda del momento presente, porque todo lo demás es incierto.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Estos falsos sabios relegan las narraciones de Moisés entre las cosmogonías fabulosas. Se niegan a reconocer a los Libros Santos ningún valor histórico. Según sus opiniones, todos estos documentos, en contradicción con la ciencia, serían la obra de un judío exaltado, Esdras, que quiso con ellos realzar a su nación.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Por lo que se refiere a la venida de Jesucristo, a la resurrección general, al juicio final, a las recompensas y a las penas eternas, lo consideran todo como sueños absurdos. Aseguran que la humanidad, en vías de progreso indefinido, encontrará un día su paraíso en la tierra.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Ahora bien, para confundir a estos impostores, Dios suscitará a Henoc, representante del período antediluviano; a Henoc, casi contemporáneo de los orígenes del mundo. Suscitará a Elías, representante del judaísmo mosaico; a Elías, que por un extremo confina con Salomón y David, y por otro con Isaías y Daniel.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Estos grandes hombres, con una autoridad indiscutible, establecerán la autenticidad de la Biblia, y mostrarán cómo el cristianismo se vincula a la era de los profetas hasta Moisés, y a la de los patriarcas hasta Adán. En ellos, todos los siglos se levantarán para dar testimonio a la verdad de la revelación. Jamás la divinidad del Cordero, que ha sido inmolado desde la creación del mundo (Apoc. 13 8), habrá resplandecido de manera tan fulgurante.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Al mismo tiempo anunciarán con energía la proximidad del Juicio. Retomando las palabras de San Juan, clamarán por todos los rincones del mundo :<i> “Haced frutos dignos de penitencia… Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles… El que viene tras de mí… tiene su bieldo en su mano, y limpiará su era, y allegará su trigo en su granero; mas la paja la quemará con fuego inextinguible”</i> (Mt. 3 8-12).</span></p><p><b><span style="font-size: x-large;">Según la predicción del Eclesiástico, Henoc predicará la penitencia a las naciones, por las que se entiende a todos los pueblos fuera del judaísmo; les hablará con la majestad de un antepasado, les hará conocer y reconocer a Jesucristo, el Deseado de las naciones.</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">Elías se dirigirá especialmente a los judíos, que esperan su venida; se dará a conocer a ellos por señales evidentísimas; hará brillar ante sus ojos a Jesús, que es hueso de sus huesos y carne de su carne.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Queda fuera de duda que estas predicaciones, a pesar de las amenazas y de los tormentos, serán seguidas de conversiones abundantes y sorprendentes, particularmente por parte de los judíos; esto ha sido anunciado formalmente.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Los dos testigos de Dios predicarán unas veces juntos, otras veces por separado; y, durante sus tres años y medio, es muy verosímil que recorran toda la tierra. <b>Por más que los periódicos hagan alrededor de ellos la conspiración del silencio (como se ha hecho alrededor de los milagros de Lourdes), se impondrán a la atención del mundo. El Anticristo intentará capturarlos en vano; porque el fuego devorará a quienes se atrevan a tocarlos.</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Con la espada de la justicia de Dios pasarán entre los hombres de placer y de libertinaje, y los herirán con plagas repulsivas.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Sin embargo, a semejanza de Nuestro Señor, su misión sólo durará un tiempo. En un momento dado perderán la asistencia sobrenatural que los protegía hasta entonces. Pero escuchemos a San Juan.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">II</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;"><i>“Una vez que hubieren terminado su testimonio, la Bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará. Y su cadáver quedará en la plaza de la gran ciudad, llamada espiritualmente Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue crucificado. Y muchos de los pueblos, y tribus, y lenguas, y naciones verán su cadáver durante tres días y medio, y no dejarán que sus cadáveres sean puestos en sepulcro. Y los que habitan sobre la tierra se gozarán sobre ellos y andarán alegres y se enviarán presentes unos a otros, puesto que estos dos profetas habían atormentado a los que habitan sobre la tierra. Y al cabo de los tres días y medio, un espíritu de vida enviado por Dios entró en ellos, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los estaban mirando. Y oí una gran voz venida del cielo, que les decía : «Subid acá». Y subieron al cielo en la nube, y sus enemigos los contemplaron. Y en aquella hora sobrevino un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se cayó, y perecieron en el terremoto siete mil hombres, y los restantes quedaron despavoridos y dieron gloria al Dios del cielo”</i> (Apoc. 11 7-13).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">¡Qué conclusión de un drama inaudito! ¡Qué afirmación de lo sobrenatural! Los dos profetas se darán cita en Jerusalén, donde su Señor fue crucificado. Allí compartirán las divinas flaquezas de Jesús; como El serán capturados, como El serán juzgados, como El serán atormentados, como El serán muertos, tal vez en la cruz.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Se creerá que todo acabó. El Anticristo parecerá triunfar completamente. Se ridiculizará a los dos profetas; se reirá y se bailará alrededor de sus cadáveres; se los dejará sin sepultura, para que a esta vista los ojos puedan saciarse mejor a su gusto.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Pero repentinamente resucitarán; una gran voz resonará desde lo alto del cielo, y subirán allá a la vista de un gentío numerosísimo, herido de un subitáneo terror. Habrá entonces un gran terremoto en la ciudad deicida; siete mil hombres perderán la vida, y los demás se golpearán el pecho y darán gloria a Dios.</span></p><p><b><span style="font-size: x-large;">Lo repetimos : ¡qué drama, que desenlace!</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">¿Qué hará el Anticristo frente a estos prodigios? Estará que muerde; sentirá que todo se le escapa, que se acerca la hora de la justicia. Se podría creer que en ese mismo instante lo sorprenderá el castigo descrito por San Pablo, a saber,<b><i> “que Jesucristo lo destruirá con el soplo de su boca y lo aniquilará con el esplendor de su advenimiento”</i></b> (II Tes. 2 8).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Sin embargo, según el cómputo de Daniel, parece que el castigo del monstruo será retrasado treinta días a partir de la asunción triunfal de Henoc y Elías. Daniel dice, en efecto, que desde el momento en que sea quitado el sacrificio perpetuo y aparezca la abominación de la desolación, pasarán mil doscientos noventa días (Dan. 12 11), esto es, treinta días más del tiempo de la predicación de Henoc y Elías.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Durante este intervalo, el Anticristo intentará por todos los medios recuperar su influencia perdida. No queremos admitir ninguna visión en el marco de este comentario; pero hacemos una excepción con la que tuvo Santa Hildegarda sobre el fin del enemigo de Dios, porque no es más que un comentario de la palabra de San Pablo: Jesús lo destruirá con el soplo de su boca.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">La Santa vio en espíritu al monstruo, rodeado de sus oficiales y de un gentío inmenso, subiendo una montaña. Cuando llegó a su cumbre, anunció que se elevaría en los aires. En efecto, fue elevado como Simón el Mago, por el poder del demonio; pero en ese momento sonó un espantoso trueno, y el Anticristo cayó fulminado. Su cuerpo, que se descompuso al punto, difundió un hedor intolerable, y cada cual huyó espantado.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Así, o de modo parecido, acabará el enemigo de Dios.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Y su inmenso imperio se desvanecerá como el humo. El mundo se sentirá aliviado de un peso aplastante. Y habrá una conversión general que, según el decir de San Pablo, parecerá una resurrección. De ello hablaremos en el artículo siguiente.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b><span style="color: red;">(*)</span></b> Hoy los llamamos modernistas: Jorge Mario Bergoglio y la Secta Apóstata nacida con el Conciliábulo Vaticano II, quienes son especiales despreciadores del Dogma de la Venida de Nuestro Señor Jesucristo.</span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">PAX VOBIS.</span></b></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-10950205013504277432021-02-17T10:24:00.010-08:002021-02-17T10:31:53.204-08:00MIÉRCOLES DE CENIZA E INICIO DE LA SANTA CUARESMA<p><span style="font-size: x-large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-mg_wot99rR8/YC1dDrwQV2I/AAAAAAAADxA/IweXzKKcPdAqwjzT0VGoRqnNH6dAKknqwCLcBGAsYHQ/s509/FB_IMG_1613586825739.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="354" data-original-width="509" height="445" src="https://1.bp.blogspot.com/-mg_wot99rR8/YC1dDrwQV2I/AAAAAAAADxA/IweXzKKcPdAqwjzT0VGoRqnNH6dAKknqwCLcBGAsYHQ/w640-h445/FB_IMG_1613586825739.jpg" width="640" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><p><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>Miércoles de Ceniza (Ayuno y Abstinencia) </b></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Después de los abusos y trasnochadas de estos días de "carnaval" ¡qué lúgubre ha de parecerles a los mundanos el austero pregón que hoy hace la Iglesia del comienzo de los ayunos y abstinencias de Cuaresma! Sin embargo, así es: hoy es un día triste, un día de penitencia corporal, un día en que ha de tenerse sin cesar presente el pensamiento de la muerte y de las terribles consecuencias del pecado.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><i>"¡Acuérdate, hombre, que has de morir!"</i> Vive de suerte que la muerte te encuentre preparado.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-s0VOOaNhFVE/YC1dggupOlI/AAAAAAAADxI/bpp26Sm8a-EAmDHElCi91Eq4RPLsaEV9QCLcBGAsYHQ/s678/FB_IMG_1613480102326.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="452" data-original-width="678" height="427" src="https://1.bp.blogspot.com/-s0VOOaNhFVE/YC1dggupOlI/AAAAAAAADxI/bpp26Sm8a-EAmDHElCi91Eq4RPLsaEV9QCLcBGAsYHQ/w640-h427/FB_IMG_1613480102326.jpg" width="640" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>SOBRE EL AYUNO:</b></span><div><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>(San Juan María Vianey)</b></span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;"><i>“Amigo mío, el demonio no hace mucho caso de la disciplina y de otros instrumentos de penitencia. Lo que le pone en bancarrota son las privaciones en el comer, beber y dormir. Nada teme tanto como esto, y por lo mismo nada es tan agradable a Dios. ¡Oh! ¡Cómo he tenido ocasión de experimentarlo! Cuando estaba solo, y lo estuve por espacio de ocho o nueve años, como podía entregarme sin medida a mis aficiones, llegaba a pasar días enteros sin comer… Entonces conseguía de Dios cuanto quería para mí y para los otros.”</i> (San Juan María Vianney) </span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">Para saber la ley de ayuno y abstinencia en su país (Hispanoamérica) <a href="https://www.catolicosalerta.com.ar/2019iglesia-catolica/ayunos-y-abstinencias-en-america-hispana.html">pulse aquí</a> .</span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div><span style="font-size: x-large;">Rezo del Santo Viacrucis Tradicional para todos los Viernes de Cuaresma <a href="https://laslenguascatolicas.blogspot.com/2016/02/santo-viacrucis-tradicional.html?m=1">pulse aquí.</a></span></div><div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-dR6Zv70NXGI/YC1etLibz9I/AAAAAAAADxU/FGJNNfTdVp4i8wQhrCQVujqadu9F__YOgCLcBGAsYHQ/s1280/FB_IMG_1601240557703.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="1280" data-original-width="847" height="640" src="https://1.bp.blogspot.com/-dR6Zv70NXGI/YC1etLibz9I/AAAAAAAADxU/FGJNNfTdVp4i8wQhrCQVujqadu9F__YOgCLcBGAsYHQ/w424-h640/FB_IMG_1601240557703.jpg" width="424" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #800180; font-size: x-large;"><i>"Amante Jesús mío,</i></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #800180; font-size: x-large;"><i>¡Oh, cuánto te ofendí!</i></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #800180; font-size: x-large;"><i>Perdona mí extravío</i></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #800180; font-size: x-large;"><i>y ten piedad de mí".</i></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>PAX VOBIS.</b></span></div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><p><br /></p></div></div>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-59810988083313765682021-02-09T11:15:00.012-08:002021-02-18T09:54:15.351-08:00EL DRAMA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS - P. Emmanuel André - VII. HENOC Y ELÍAS<p><span style="font-size: x-large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-Tie81okHmpc/YCLO9iC3zLI/AAAAAAAADwM/WrG41LrIbdcV40SQLlu-sMp1rrGntPHTQCLcBGAsYHQ/s1065/20210209_151756.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="599" data-original-width="1065" height="360" src="https://1.bp.blogspot.com/-Tie81okHmpc/YCLO9iC3zLI/AAAAAAAADwM/WrG41LrIbdcV40SQLlu-sMp1rrGntPHTQCLcBGAsYHQ/w640-h360/20210209_151756.jpg" width="640" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><span style="color: red; font-size: large;">Transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo, a su lado Moisés y Elías.</span></i></div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><p></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">VII. HENOC Y ELÍAS</span></b></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;"><br /></span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">Los hechos maravillosos que vamos a referir no son suposiciones aventuradas; <b>son verdades sacadas de la Escritura Sagrada, y que sería por lo menos temerario negar.</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Antes del fin de los tiempos, y durante la persecución del Anticristo <b><span style="color: red;">(*)</span></b>, se verá reaparecer en medio de los hombres a dos personajes extraordinarios, llamados Henoc y Elías.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">¿Quiénes son estos personajes? ¿En qué condiciones se realizará su aparición providencial en la escena del mundo? Es lo que vamos a examinar, a la luz de las Escrituras y de la Tradición.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>I</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Henoc es uno de los descendientes de Set, hijo de Adán, y tronco de la raza de los hijos de Dios. Es la cabeza de la sexta generación a partir del padre del género humano. El Génesis nos enseña sobre él lo que sigue :</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><i>“Jared llevaba de vida ciento sesenta y dos años cuando engendró a Henoc… Henoc llevaba de vida sesenta y cinco años cuando engendró a Matusalén; y caminó Henoc en compañía de Dios, después de haber engendrado a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. Resultaron, pues, todos los días de Henoc trescientos sesenta y cinco años. Ahora bien, Henoc caminó en compañía de Dios, y desapareció, porque Dios le tomó consigo”</i> (Gen. 5 18-25).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Dios arrebató a la edad de 365 años, es decir, dada la extrema longevidad de esa época, en la madurez de su edad. No murió, sino que desapareció. Fue transportado, vivo, a un lugar conocido sólo por Dios. Esto es lo que sabemos de Henoc, patriarca de la raza de Set, bisabuelo de Noé, antecesor del Salvador.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Por lo que se refiere a Elías, su historia es mejor conocida. Henoc, anterior al Diluvio, nació varios miles de años antes de Jesucristo. Elías apareció en el reino de Israel menos de mil años antes del Salvador; es el gran profeta de la nación judía.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Su vida es de lo más dramática (III y IV Reyes). <u>Se podría decir que es una profecía en acción del estado de la Iglesia en tiempos de la persecución del Anticristo. Siempre anda errante, siempre se ve amenazado de muerte, siempre es protegido por la mano de Dios.</u></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Unas veces Dios lo oculta en el desierto, donde lo alimentan unos cuervos; otras veces lo presenta al orgulloso Acab, que tiembla ante él. Dios le entrega las llaves del cielo, para enviar la lluvia o el rayo; lo favorece en el monte Horeb con una visión llena de misterios.</span></p><p><u><span style="font-size: x-large;">En resumen, lo engrandece hasta darle la talla de Moisés taumaturgo, de manera que juntamente con Moisés escolta a Nuestro Señor en el Tabor.</span></u></p><p><span style="font-size: x-large;">La desaparición de Elías responde a una vida tan sublimemente extraña. Se lo ve caminar con su discípulo Eliseo; se abre un paso a través del Jordán, golpeando las aguas con su manto. Anuncia que va a ser arrebatado al cielo. De repente, <i>“mientras ellos iban hablando, <b>un carro de fuego y unos caballos de fuego los separaron a entrambos, y subió Elías en un torbellino al cielo. Eliseo lo veía y gritaba : «¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su auriga!» Y no le vio más”</b></i> (IV Rey. 2 11-12).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">De este modo Elías, el amigo de Dios, el celador de su gloria, fue también arrebatado y transportado a una región misteriosa, en la que se encontró con su antecesor, el gran Henoc.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">¿Cuál es esta región? Henoc y Elías están vivos, eso es seguro. ¿Dónde los ha escondido Dios? ¿En alguna región inaccesible de esta pobre tierra? ¿En algún lugar del firmamento? <b>Nadie lo sabe.</b></span></p><p><u><span style="font-size: x-large;">Se puede afirmar solamente que, por el momento, se encuentran fuera de las condiciones humanas; los siglos pasan debajo de sus pies, sin afectarlos; permanecen en la madurez de su edad, seguramente tal como eran cuando Dios los arrebató de en medio de los hombres.</span></u></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-AAzhB1NUvlY/YCLR5fSZ6QI/AAAAAAAADwY/VSq-susPAKkJMlZqXP3XA6XcIBg420tVQCLcBGAsYHQ/s1080/20210209_152455.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="732" data-original-width="1080" height="434" src="https://1.bp.blogspot.com/-AAzhB1NUvlY/YCLR5fSZ6QI/AAAAAAAADwY/VSq-susPAKkJMlZqXP3XA6XcIBg420tVQCLcBGAsYHQ/w640-h434/20210209_152455.jpg" width="640" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><span style="color: red; font-size: large;">El Santo Profeta Elías siendo llevado al cielo en una carroza de fuego en presencia de su discípulo Eliseo.</span></i></div><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">II</span></b></p><p><b><span style="font-size: x-large;">Su reaparición en la escena del mundo no es menos segura que su desaparición.</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">En efecto, el autor del Eclesiástico, expresando toda la tradición judía, habla de estos dos grandes personajes en los siguientes términos:</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b><i>“Henoc agradó a Dios, y fue transportado al paraíso, para predicar la penitencia a las naciones” </i></b>(Ecles. 44 16).</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><i>“¿Quién puede gloriarse de ser tu igual, oh Elías?… Tú, que fuiste arrebatado en un torbellino a lo alto, y por un carro con caballos de fuego; <b>tú, de quien está escrito que fuiste preparado para un tiempo dado, para apaciguar la cólera de Dios, para convertir el corazón de los padres hacia los hijos, y restablecer las tribus de Israel” </b></i>(Ecles. 48 1-11).</span></p><p><b><span style="font-size: x-large;">Estas palabras de un libro canónico nos revelan claramente que Henoc y Elías tienen que realizar una misión ulterior. Henoc debe predicar la penitencia a las naciones, o si se prefiere esta traducción, conducir las naciones a la penitencia. Elías debe restablecer un día las tribus de Israel, es decir, devolverles su rango de honor al que tienen derecho en la Iglesia de Dios.</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">La unanimidad de los doctores ha comprendido que esta doble misión se realizará simultáneamente al fin del mundo. Elías en particular es considerado como el precursor de Jesucristo cuando venga del cielo como Juez; este pensamiento se deduce manifiestamente de los Evangelios (Mt. 17; Mc. 9).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Por lo tanto, los hombres verán un día, y no sin terror, cómo Henoc y Elías vuelven a descender en medio de ellos, y les predican la penitencia con un brillo extraordinario. San Juan los llama los dos testigos de Dios, y los pinta como sigue en su Apocalipsis (11 3-7) : </span></p><p><i><span style="font-size: x-large;">“Daré orden a mis dos testigos, <b>y profetizarán vestidos de saco mil doscientos sesenta días.</b> Estos son los dos olivos y los dos candelabros que están en la presencia del Señor de la tierra. Y si alguno les quiere hacer mal, saldrá fuego de su boca y devorará a sus enemigos. Y si alguno pone su mano sobre ellos, perecerá sin remedio del mismo modo.</span></i></p><p><i><span style="font-size: x-large;">Estos tienen la potestad de cerrar el cielo para que no llueva durante los días de su profecía, y tienen potestad sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con todo linaje de plagas, siempre y cuando quisieren”.</span></i></p><p><span style="font-size: x-large;">¿Quién no reconoce en este retrato al Elías del Antiguo Testamento, que cerró el cielo durante tres años y medio, e hizo caer fuego del cielo sobre los soldados que venían a capturarlo?</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Los mil doscientos sesenta días señalan el tiempo de la persecución final, como ya lo hemos hecho observar. La aparición de los testigos de Dios coincidirá, pues, con la persecución del Anticristo. <b><span style="color: red;">(*)</span></b></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Hay que reconocer que el socorro dado a la Iglesia será proporcionado a la magnitud del peligro.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Los dos testigos de Dios, revestidos de las insignias de la penitencia más austera, irán por todas partes, y en todas partes serán invulnerables; una nube, por decirlo así, los cubrirá, y fulminará a quienquiera ose tocarlos. Tendrán en sus manos todas las plagas, para herir con ellas a la tierra según su arbitrio. Predicarán con una libertad suma, en la misma presencia del Anticristo.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Este se estremecerá de rabia; y habrá un duelo formidable entre el monstruo y los dos misioneros de Dios.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b><span style="color: red;">(*)</span></b> Es aquí donde se presenta uno de las opiniones confusas del autor (error, por lo demás, muy común en muchos autores) que difieren del sentido de las Sagradas Escrituras, <b>y consiste en identificar el tiempo de predicación de los dos Testigos, mil doscientos sesenta días o tres años y medio (Apoc. 11, 3), con el tiempo del reinado tiránico del Anticristo, cuarenta y dos meses o tres años y medio (Apoc. 13, 5).</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;">El texto del Apocalipsis es claro, al mostrarnos ambos tiempos distintos y sucedáneo el uno respecto del otro. Traemos el texto del Apocalipsis que deja en claro este tema: <i>" Y cuando hayan acabado su testimonio </i>(los dos testigos)<i>, <b><span style="color: #2b00fe;">la bestia que sube del abismo hará guerra, los vencerá y les quitará la vida"</span></b></i>. (Apoc. 11, 7).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Mons. Straubinger comenta al respecto en la nota de este pasaje: <i><b>"La bestia que sube del abismo simboliza al Anticristo</b> y su aparición se anticipa aquí, pues sólo se tratará de ella en el cap. 13. Ello demuestra que este capítulo se vincula cronológicamente al presente".</i></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Respecto del Anticristo, llamado simbólicamente "<i>Bestia del Mar</i>", dice la Escritura: <i>"Y se le dió una boca que profería altanerías y blasfemias; y le fue dada autoridad para hacer su obra <b>durante cuarenta y dos meses</b> (...) <b>Le fue permitido también hacer guerra a los santos y vencerlos; </b>y le fue dada autoridad sobre toda tribu y pueblo y lengua y nación"</i>. (Apoc. 13, 5 y 7). Porque le fue dado poder al Anticristo de hacer guerra a los santos y vencerlos es que asesina al final de los tres años y medio de predicación a los dos Testigos, quienes después resucitan a la vista de sus enemigos (Apoc. 11, 7- 13). <u>Recién ahí comienzan los tres años y medio de la tiranía del Anticristo</u>.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Para tener más clara está diferenciación debemos citar la <b>Profecía de las Setenta Semanas de Daniel, tan íntimamente vinculada al Apocalipsis.</b> Cada semana está compuesta de siete años cada una, y la última es interrumpida por la Muerte de Cristo; la semana Septuagésima es reanudada con los dos Testigos. Traemos el texto de Daniel: </span></p><p><span style="font-size: x-large;"><i><b>" Setenta semanas están decretadas para tu pueblo y para tu ciudad santa</b>, a fin de acabar con la prevaricación, sellar los pecados y expiar la iniquidad, y para traer la justicia eterna, poner sello sobre la visión y la profecía y ungir al Santo de los Santos. Sábete, pues y entiende: Desde la salida de la orden de restaurar y edificar a Jerusalén, hasta un Ungido, un Príncipe ,<b> habrá siete semanas y sesenta y dos semanas</b></i><b> <span style="color: red;">(siete semanas para la reconstrucción de Jerusalén después del cautiverio de Babilonia, y sesenta y dos semanas hasta la Muerte del Mesías= 69 semanas)</span></b>; <i>y en tiempos de angustias será ella reedificada con plaza y circunvalación. <b>Al cabo de las sesenta y dos semanas será muerto el Ungido y no será más</b>. Y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá el Santuario; mas su fin será en una inundación; y hasta el fin habrá guerra y las devastaciones decretadas. Él confirmará el pacto con muchos durante una semana</i> <b><span style="color: red;">(7 años)</span></b><i>, y a la mitad de la semana </i><span style="color: red; font-weight: bold;">(es decir, a los 3 años y medio)</span><i><b> hará cesar</b></i><i><b> el sacrificio y la oblación; y sobre el Santuario vendrá una abominación desoladora, </b>hasta que la consumación decretada se derrame sobre el devastador"</i>. (Dan. 9, 25- 27 con notas nuestras).</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b><span style="color: red;">(*)</span></b> Se vuelve a mencionar la opinión confusa de la identificación del tiempo de los dos Testigos con el del Anticristo. Huelga decir que la tesis de Enoc y Elías no es la única respecto de la interpretación de los dos Testigos. Algunos otros interpretan que serán Moisés y Elías, tal como aparecieron en la Transfiguración de Nuestro Señor, en representación uno de la Ley y el otro de los Profetas. Para quien desee saber más de la exégesis sobre los dos testigos les dejamos los siguientes enlaces:</span></p><p><span style="font-size: x-large;">1. <a href="http://engloriaymajestad.blogspot.com/2020/06/la-identidad-de-los-dos-testigos.html" target="_blank">La identidad de los dos testigos I</a></span></p><p><span style="font-size: x-large;">2. <a href="http://engloriaymajestad.blogspot.com/2020/07/la-identidad-de-los-dos-testigos-ii-de.html">La identidad de los dos Testigos II</a></span></p><p><span style="font-size: x-large;">3. <a href="http://engloriaymajestad.blogspot.com/2020/07/la-identidad-de-los-dos-testigos-iii-de.html" target="_blank">La identidad de los dos Testigos III </a> </span></p><p><span style="font-size: x-large;">4. <a href="http://engloriaymajestad.blogspot.com/2020/07/la-identidad-de-los-dos-testigos-iv-de.html" target="_blank">La identidad de los dos Testigos IV</a></span></p><p><br /></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">PAX VOBIS</span></b></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-30662305809953263832021-01-22T10:35:00.008-08:002021-01-22T10:35:48.855-08:00EL DRAMA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS - P. Emmanuel André - VI. LA IGLESIA DURANTE LA TORMENTA<p><span style="font-size: x-large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-lvw0881HHFo/YAsUxp1Xf4I/AAAAAAAADvM/gjFCcW2HfiUCqq_mTVbbYqFgzA1uEBsUACLcBGAsYHQ/s959/20210122_152619.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="959" data-original-width="719" height="640" src="https://1.bp.blogspot.com/-lvw0881HHFo/YAsUxp1Xf4I/AAAAAAAADvM/gjFCcW2HfiUCqq_mTVbbYqFgzA1uEBsUACLcBGAsYHQ/w480-h640/20210122_152619.jpg" width="480" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><span style="color: red; font-size: large;">" Tu es Petrus et super hanc Petram ædificábo Ecclésiam meam et portas ínferi non prævalebunt adversum eam". </span></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><span style="color: red; font-size: large;">"Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mí Iglesia y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella". (S. Mt. 16, 18) Promesa de Jesucristo a San Pedro, Cabeza visible de la Santa Iglesia Católica.</span></i></div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><p></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">VI. LA IGLESIA DURANTE LA TORMENTA</span></b></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;"><br /></span></b></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">I</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">San Gregorio Magno, en sus luminosos comentarios sobre Job, abre las más profundas perspectivas sobre toda la historia de la Iglesia. Es que él mismo estaba visiblemente animado de este espíritu profético derramado en todas las Escrituras.</span></p><p><b><span style="font-size: x-large;">Contempla a la Iglesia, al fin de los tiempos, bajo la figura de Job humillado y sufriente, expuesto a las insinuaciones pérfidas de su mujer y a las críticas amargas de sus amigos; él, delante de quien en otros tiempos se levantaban los ancianos, y los príncipes guardaban silencio.</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">La Iglesia, dice muchas veces el gran Papa, hacia el término de su peregrinación, será privada de todo poder temporal; incluso se tratará de quitarle todo punto de apoyo sobre la tierra.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Pero va más lejos, y declara que será despojada del brillo mismo que proviene de los dones sobrenaturales.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b><i>“Se retirará</i></b>, dice, <b><i>el poder de los milagros, será quitada la gracia de las curaciones, desaparecerá la profecía, disminuirá el don de una larga abstinencia, se callarán las enseñanzas de la doctrina, cesarán los prodigios milagrosos. Eso no quiere decir que no habrá nada de todo eso; pero todas estas señales ya no brillarán abiertamente y de mil maneras, como en las primeras edades</i></b>. <i>Será incluso la ocasión propicia para realizar un maravilloso discernimiento. En ese estado humillado de la Iglesia crecerá la recompensa de los buenos, que se aferrarán a ella únicamente con miras a los bienes celestiales; por lo que a los malvados se refiere, no viendo en ella ningún atractivo temporal, no tendrán ya nada que disimular, y se mostrarán tal como son” </i>(Moralia in Job, lib. XXXV).</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>¡Qué palabra terrible: se callarán las enseñanzas de la doctrina!</b> San Gregorio proclama en otras partes que la Iglesia prefiere morir a callarse. Por lo tanto, ella hablará: pero su enseñanza será obstaculizada, su voz será ahogada; ella hablará: pero muchos de los que deberían gritar sobre los techos no se atreverán a hacerlo por temor a los hombres.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Y eso será la ocasión de un discernimiento temible.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">San Gregorio vuelve frecuentemente sobre esta verdad, de que hay en la Iglesia tres categorías de personas: los hipócritas o falsos cristianos, los débiles y los fuertes. <b>Ahora bien, en esos momentos de angustia, los hipócritas se quitarán la máscara, y manifestarán abiertamente su apostasía secreta</b>; <u>los débiles, desgraciadamente, perecerán en gran número, y el corazón de la Iglesia sangrará de ello; finalmente, muchos de los mismos fuertes, demasiado confiados en su fuerza, caerán como las estrellas del cielo.</u></span></p><p><span style="font-size: x-large;">A pesar de todas estas tristezas punzantes, la Iglesia no perderá ni la valentía ni la confianza. Será sostenida por la promesa del Salvador, consignada en las Escrituras, de que esos días serán abreviados a causa de los elegidos. Sabiendo que los elegidos serán salvados a pesar de todo, se entregará, en lo más recio de la tormenta, a la salvación de las almas con una energía infatigable.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">II</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">En efecto, a pesar del espantoso escándalo de esos tiempos de perdición, <b>no hay que pensar que los pequeños y los débiles se perderán necesariamente. El camino de salvación seguirá estando abierto, y la salvación será posible para todos. La Iglesia tendrá medios de preservación proporcionados a la magnitud del peligro. Y sólo perecerán aquellos de entre los pequeños que, por haber abandonado las alas de su madre, serán presa del ave rapaz.</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;">¿Cuáles serán esos medios de preservación? Las Escrituras no nos dan ninguna indicación sobre este punto; mas nosotros podemos formular sin temeridad algunas conjeturas.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">La Iglesia se acordará del aviso dado por Nuestro Señor para los tiempos de la toma y destrucción de Jerusalén, y aplicable, según el parecer de los intérpretes, a la última persecución.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><i>“Cuando viereis, pues, la abominación de la desolación, anunciada por el profeta Daniel, estar en el lugar santo<b> </b></i><b>(¡el que lee, entienda!)</b>, <i>entonces los que estén en la Judea huyan a los montes… Rogad que vuestra fuga no sea en invierno ni en sábado, porque habrá entonces tribulación grande, cual no la hubo desde el comienzo del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si no se acortaran aquellos días, no se salvaría hombre viviente; mas en atención a los elegidos serán acortados aquellos días”</i> (Mt. 24 15, 20-22).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">En conformidad con estas instrucciones del Salvador, la Iglesia salvará a los pequeños de su rebaño por medio de la fuga; Ella les preparará refugios inaccesibles, donde los colmillos de la Bestia no los alcanzarán.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Uno puede preguntarse cómo habrá entonces refugios inaccesibles, cuando la tierra se encontrará repleta y surcada de vías de comunicación. Hay que contestar que Dios proveerá por sí mismo a la seguridad de los fugitivos. San Juan nos hace entrever la acción de la Providencia.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">En el capítulo 12 del Apocalipsis, nos presenta a una Mujer revestida del sol y coronada de estrellas; es la Iglesia. Esta Mujer sufre los dolores del parto; porque la Iglesia da a luz a Dios en las almas, en medio de grandes sufrimientos. Ante ella se aposta un gran dragón rojo, imagen del diablo y de sus continuas emboscadas. Pero la Mujer huye al desierto, <i>“a un lugar preparado por Dios mismo, para que allí la sustenten durante mil doscientos sesenta días”</i> (Apoc. 12 6). <b>Estos 1260 días, que son tres años y medio, indican el tiempo de la persecución del Anticristo, como queda manifiesto por los demás pasajes del Apocalipsis.</b> Por lo tanto, durante este tiempo la Iglesia, en la persona de los débiles, huirá al desierto, a la soledad; y Dios mismo se cuidará en mantenerla escondida y alimentarla.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">El fin del mismo capítulo contiene detalles sobre esta huida. Se le dieron a la Mujer dos grandes alas de águila, para transportarla al desierto. El dragón trata de perseguirla, y su boca vomita en pos de ella agua como río; pero la tierra socorre a la Mujer, y absorbe el río. Estas palabras enigmáticas designan alguna gran maravilla que Dios realizará en favor de su Iglesia; la rabia del dragón vendrá a morir a sus pies.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Sin embargo, mientras los débiles orarán con seguridad en una soledad misteriosa, los fuertes y los valientes entablarán una lucha formidable, en presencia del mundo entero, con el dragón desencadenado.</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-roH-TlyTLpM/YAsYlIyWCrI/AAAAAAAADvc/8jxQe__yTqk7qBuxw_MdTRwsjME-tTQ8QCLcBGAsYHQ/s1080/20210122_152735.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="660" data-original-width="1080" height="391" src="https://1.bp.blogspot.com/-roH-TlyTLpM/YAsYlIyWCrI/AAAAAAAADvc/8jxQe__yTqk7qBuxw_MdTRwsjME-tTQ8QCLcBGAsYHQ/w640-h391/20210122_152735.jpg" width="640" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: red; font-size: large;"><i>Dios concederá a su Iglesia un verdadero y Santo Papa en los Últimos Tiempos, que guíe a la Esposa de Cristo en medio de la persecución del Anticristo al encuentro del Divino Esposo.</i></span></div><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">III</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>En efecto, está fuera de toda duda que habrá, en los últimos tiempos, santos de una virtud heroica.</b> Al comienzo, Dios dio a su Iglesia los Apóstoles, que abatieron el imperio idólatra, y la fundaron y cimentaron en su propia sangre.<b> Al final le dará también hijos y defensores, probablemente ni menos santos ni menores.</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;">San Agustín exclama, al pensar en ellos: <i><b>“En comparación con los santos y fieles que habrá entonces, ¿qué somos nosotros?</b> Pues, para ponerlos a prueba el diablo, a quien nosotros debemos combatir al precio de mil peligros, estará desencadenado, cuando ahora está atado. Y sin embargo, añade, es de creer que ya en el día de hoy Cristo tiene soldados lo bastante prudentes y fuertes, para poder despistar con sabiduría, si es preciso, todas sus emboscadas, y soportar con paciencia los asaltos de su enemigo, incluso cuando está desencadenado”</i> (De Civitate Dei, lib. XX, 8).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">San Agustín se pregunta luego: ¿Habrá aún conversiones, en esos tiempos de perdición? ¿Se bautizará aún a los niños, a pesar de las prohibiciones del monstruo? ¿Los santos tendrán entonces el poder de arrancar almas de las fauces del dragón furioso? El gran Doctor contesta afirmativamente a todas estas preguntas. Sin lugar a dudas, las conversiones serán más raras, pero por eso mismo resultarán más sorprendentes. Sin lugar a dudas, y por regla general, es preciso que Satán esté atado para que se lo pueda despojar (Mt. 11 29); <b>pero, en esos días, Dios se complacerá en mostrar que su gracia es más fuerte que el fuerte mismo, en su desencadenamiento más furioso.</b></span></p><p><b><span style="font-size: x-large;">Cada cual puede observar cuán consoladoras son estas verdades.</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;"><b><span style="color: red;">Mas ¿quiénes serán los santos de los últimos tiempos? Nos gusta pensar que entre ellos habrá soldados.</span></b> El Anticristo será un conquistador, y mandará a ejércitos; pero encontrará ante él Legiones Tebanas, héroes de esta raza gloriosa e indomable que tiene a los Macabeos por antecesores, y que cuenta entre sus líneas a los Cruzados, los campesinos de la Vandea y del Tirol, y finalmente los Zuavos pontificios. A esos soldados los podrá aplastar bajo el peso de sus huestes numerosísimas, pero no los hará huir.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Pero el Anticristo será sobre todo un impostor; por consiguiente, encontrará como principales adversarios a los apóstoles armados del crucifijo. Como la última persecución revestirá el aspecto de una seducción, éstos unirán a la paciencia de los mártires la ciencia de los doctores. Nuestro Señor se los hizo ver un día a Santa Teresa, con espadas luminosas en las manos.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">A la cabeza de estas falanges intrépidas, aparecerán dos enviados extraordinarios de Dios, dos gigantes en santidad, dos sobrevivientes de las edades antiguas: acabamos de nombrar a Henoc y Elías, de los que hablaremos en el artículo siguiente.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">PAX VOBIS.</span></b></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-48189895416742988612021-01-08T10:45:00.001-08:002021-01-08T10:47:41.785-08:00EL DRAMA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS - P. Emmanuel - V. IMPERIO DEL ANTICRISTO - Visión de San Juan<p style="text-align: center;"><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-lLdtghSZc3A/X_iknEIzBeI/AAAAAAAADt8/uwVzycxK-6QNyt7JlY5xGhWj4pa029R1gCLcBGAsYHQ/s1062/20210108_151757.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="680" data-original-width="1062" height="410" src="https://1.bp.blogspot.com/-lLdtghSZc3A/X_iknEIzBeI/AAAAAAAADt8/uwVzycxK-6QNyt7JlY5xGhWj4pa029R1gCLcBGAsYHQ/w640-h410/20210108_151757.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><span style="color: red; font-size: large;">Bergoglio (Alias "Francisco") con la estatua de su compañero en la herejía Martín Lutero</span></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p style="text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"> <b><span style="color: red;">V. LOS PREDICADORES DEL ANTICRISTO:</span></b></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">I</span></b></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">Visión de San Juan</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">Los Libros Santos, que entran en tantos detalles sobre el hombre del pecado, nos dan a conocer a un agente misterioso de seducción que le someterá la tierra. <b>Este agente, a la vez uno y múltiple, es, según San Gregorio, una especie de cuerpo docente que propagará por todas partes las doctrinas perversas de la Revolución.</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;">El Anticristo tendrá sus lugartenientes y sus generales; poseerá un ejército numerosísimo. Apenas se atreve uno a entender, al pie de la letra, la cifra que San Juan nos da de él al hablar de la sola caballería (Apoc. 9 16) <b><span style="color: red;">(*)</span></b>. Pero tendrá sobre todo a su servicio falsos profetas como él, iluminados del diablo, doctores de mentiras; enemigo personal de Jesucristo, copiará al divino Maestro, rodeándose de apóstoles a la inversa.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Hablemos, pues, según San Juan, de estos doctores impíos, a quienes daremos el nombre, con San Gregorio, de predicadores del Anticristo.</span></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-CNNx5e8Hjqc/X_iky2PBPVI/AAAAAAAADuA/niwwNj2sh9wLd7XA1zSsLOGF8XRKjNGsgCLcBGAsYHQ/s1080/20210108_152112.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="632" data-original-width="1080" height="375" src="https://1.bp.blogspot.com/-CNNx5e8Hjqc/X_iky2PBPVI/AAAAAAAADuA/niwwNj2sh9wLd7XA1zSsLOGF8XRKjNGsgCLcBGAsYHQ/w640-h375/20210108_152112.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><span style="color: red; font-size: large;">Karol Wojtyla (Alias "Juan Pablo II") participando de un ritual pagano hindú</span></i></div><p><br /></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">II</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">San Juan, en el capítulo 13 de su Apocalipsis, describe una visión completamente semejante a la de Daniel. Ve surgir del mar un monstruo único, que reúne en sí mismo por una horrible síntesis todas las características de las cuatro bestias contempladas por el profeta. Este monstruo se asemeja al leopardo; tiene patas de oso y cabeza de león; y tiene siete cabezas y diez cuernos. Representa el imperio del Anticristo, formado por todas las corrupciones de la humanidad. Representa también al Anticristo mismo, que es el nudo de todo este conglomerado violento de miembros incoherentes y dispares. <b>Creeríamos ver al impostor, con el cortejo de cristianos apóstatas, de musulmanes fanatizados, de judíos iluminados, que lo seguirá por todas partes.</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Ahora bien, mientras San Juan consideraba esta Bestia, vio que una de sus cabezas estaba como herida de muerte; y que luego su herida mortal fue curada. Y toda la tierra se maravilló ante la Bestia. Los intérpretes ven aquí uno de los falsos prodigios del Anticristo; uno de sus principales lugartenientes, o tal vez él mismo, parecerá gravemente herido; ya se lo creerá muerto, cuando de repente, por un artificio diabólico, se levantará lleno de vida. Esta impostura será celebrada por todos los periódicos, ese día casualmente muy crédulos; y el entusiasmo se convertirá en delirio.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><i>“Entonces</i>, continúa San Juan, <i>los hombres adoraron al dragón, porque había dado la potestad a la Bestia, y adoraron a la Bestia, diciendo: «¿Quién es semejante a la Bestia, y quién es capaz de pelear con ella?».</i><b>Así el diablo será públicamente adorado, y también el Anticristo; y no será un doble culto, pues el primero será adorado en el segundo. San Juan nos hace asistir luego a la persecución contra la Iglesia.</b> <i>“Y le fue dada boca que hablase grandes cosas y blasfemias, y le fue dada potestad de actuar durante cuarenta y dos meses”</i>.<b><u>Es el mismo vaticinio que Daniel, y designa el tiempo de la persecución cuando llegue a su paroxismo. Cuarenta y dos meses son justo tres años y medio.</u></b></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><i>“Y abrió su boca para lanzar blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre y de su tabernáculo, de los que tienen su morada en el cielo. Y le fue dado hacer la guerra contra los santos, y vencerlos; y le fue dada potestad sobre toda tribu, y pueblo, y lengua, y nación. Y la adorarán todos los que habitan sobre la tierra, cuyo nombre no está escrito en el libro de la vida del Cordero, que ha sido degollado desde la creación del mundo. Quien tenga oído, oiga. Quien lleva al cautiverio, al cautiverio irá; quien a espada matare, a espada también se le matará irremisiblemente. Aquí esta la paciencia y la fe de los santos”</i> (Apoc. 13 3-11).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Así describe el apóstol amado la terrible persecución. A todas las amenazas se les añadirán todas las seducciones; de ello resultará un fanatismo delirante que echará al mundo entero a los pies de la Bestia. Pero todos los asaltos del infierno fracasarán ante “la paciencia y la fe de los santos”.</span></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-PFR5YNbj5yw/X_ilDwz91PI/AAAAAAAADuM/iaG5B-8uYJYsMQG5oXGJ0mEF9P06qWISQCLcBGAsYHQ/s1080/20210108_154234.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="715" data-original-width="1080" height="424" src="https://1.bp.blogspot.com/-PFR5YNbj5yw/X_ilDwz91PI/AAAAAAAADuM/iaG5B-8uYJYsMQG5oXGJ0mEF9P06qWISQCLcBGAsYHQ/w640-h424/20210108_154234.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><span style="color: red; font-size: large;">El apóstata Arturo Sosa, General de los "Jesuitas", adorando a Buda en un templo budista</span></i></div><p><br /></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">III</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">San Juan nos pinta a continuación el gran agente de seducción que doblegará los espíritus de los hombres al culto de la Bestia.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><i>“Y vi,</i> prosigue, <i>otra Bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los del Cordero, y hablaba como dragón. Y la potestad de la primera Bestia la ejecuta toda en su presencia. Y hace que la tierra y los que habitan en ella adoren a la Bestia primera, cuya herida de muerte había sido curada. Y hace grandes prodigios, de modo que aun fuego hace bajar del cielo a la tierra a vista de los hombres. Y seduce a los que habitan sobre la tierra a causa de los prodigios que le ha sido dado obrar en presencia de la Bestia, diciendo a los que habitan sobre la tierra que hicieran una imagen de la Bestia que lleva la herida de la espada y revivió. Y le fue dado dar espíritu a la imagen de la Bestia, de suerte que aun hablase la imagen de la Bestia, y que hiciese que cuantos no adorasen la imagen de la Bestia fueran muertos. Y hace que a todos, los pequeños y los grandes, los ricos y los pobres, los libres y los siervos, se les ponga una marca sobre su mano derecha o sobre su frente, y que nadie pueda comprar o vender, sino quien lleve la marca, que es el nombre de la Bestia o el número de su nombre. Aquí está la sabiduría. Quien tenga inteligencia, calcule el número de la Bestia, pues es número humano. Y su número es 666”</i> (Apoc. 13 11-18).</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><u>Esta es la segunda parte de la profecía de San Juan. San Gregorio interpreta este misterioso pasaje en el sentido de que, como hemos dicho, el Anticristo tendrá su colegio de predicadores y de apóstoles a la inversa. Y estos doctores de mentira serán algo así como nuestros sabios modernos, pero aumentados con poderes de magos o de espiritistas. </u><b>Tendrán la apariencia del Cordero. Simularán las máximas evangélicas de paz, de concordia, de libertad, de fraternidad humana; pero bajo estas apariencias propagarán el ateísmo más desvergonzado. Tendrán la apariencia del Cordero. Se presentarán como agentes de persuasión, respetuosos hacia todas las conciencias; pero luego harán morir en los tormentos a quienes se nieguen a escucharlos.</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><i>“Sus auditores,</i> dice con energía San Gregorio,<b><i> serán todos los réprobos</i></b>; <i>su táctica, sigue diciendo, consistirá en proclamar que el género humano, durante las edades de fe, estaba sumergido en las tinieblas; y saludarán el advenimiento del Anticristo como la aparición del día y el despertar del mundo” </i>(Moralia in Job, lib. XXXIII).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Estos predicadores serán apoyados por falsos prodigios. Instruidos por el diablo y su satélite de secretos naturales todavía desconocidos, los misioneros del Anticristo espantarán y seducirán a las muchedumbres por toda clase de sortilegios; harán descender fuego del cielo, y hablar las imágenes del Anticristo que habrán levantado.</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-mW9G7XxalIY/X_ilRac4I7I/AAAAAAAADuQ/yvDbk4UJZc4AR7Bwux5jku3EymAuMnCAQCLcBGAsYHQ/s1058/20210108_154414.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="793" data-original-width="1058" height="480" src="https://1.bp.blogspot.com/-mW9G7XxalIY/X_ilRac4I7I/AAAAAAAADuQ/yvDbk4UJZc4AR7Bwux5jku3EymAuMnCAQCLcBGAsYHQ/w640-h480/20210108_154414.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><span style="color: red; font-size: large;">Bergoglio y su secta adorando a la Pachamama en plena Basílica de San Pedro</span></i></div><p><br /></p><p><span style="font-size: x-large;">Pero eso no es todo. Obligarán a todos los hombres, bajo pena de muerte, a adorar estas imágenes parlantes. Los obligarán a llevar, en la mano derecha o en la frente, el número del monstruo. Y todo el que no tenga este número, no podrá ni comprar ni vender. Aquí se muestra el espantoso refinamiento de la persecución suprema. El que no lleve la marca del monstruo se encontrará, por este solo hecho, fuera de la ley, fuera de la sociedad, merecedor de muerte.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Pero ¿acaso no vemos desde ahora cómo se esboza un intento de esta tiranía? ¿Qué son todos esos maestros de la enseñanza sin Dios, sino los precursores del Anticristo? La Revolución quiere tener su cuerpo docente, encargado oficialmente de descristianizar la juventud, y de imprimir en la frente de todos, pequeños y grandes, pobres y ricos, la marca del Dios-Estado. La enseñanza obligatoria y laica no tiene otro fin.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Ya se preparan leyes para prohibir la entrada en las carreras públicas a todo el que no haya recibido la firma de las escuelas del Estado. El día en que pasen estas leyes abominables, se habrá puesto fin a la libertad humana. Entraremos entonces en una tiranía sombría, sofocante, infernal. El Anticristo podrá venir.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Como la conciencia pública, queremos esperarlo, es aún demasiado cristiana para soportar semejante tortura, se buscan todos los medios posibles para adormecerla. Por otra parte, que los creyentes se consuelen. Todos estos extremos servirán, en los planes de Dios, para hacer brillar la paciencia y la fe de los santos. Es lo que veremos en el capítulo siguiente.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><span style="color: red; font-weight: bold;">(*) </span><span>Para muchos intérpretes antiguos (Lacunza incluido) la cifra de 200 millones de hombres en un ejército parecía una suma estrafalaria y simbólica en el mejor de los casos; mas hoy esa cifra la reúnen sin ningún problema países como China e India en sus respectivos ejércitos, y entre las alianzas geopolíticas de Occidente (Unión Europea, Estados Unidos e Iberoamérica como perritos falderos de estos imperialismos) también se puede reunir una cifra similar o mayor. Así que nos es lícito pensar que esa cifra que menciona San Juan en el Apocalipsis es más literal que metafórica.</span></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">PAX VOBIS.</span></b></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-37192733346615911642020-12-25T12:41:00.007-08:002020-12-25T12:42:33.556-08:00SALUDOS NAVIDEÑOS <p><span style="font-size: x-large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-wCP0kGSYEWU/X-ZMs_owMJI/AAAAAAAADtI/mXgKrTkI_60khtIB9-xi4GFP9RExEW2jACLcBGAsYHQ/s1066/20201225_163654.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="787" data-original-width="1066" src="https://1.bp.blogspot.com/-wCP0kGSYEWU/X-ZMs_owMJI/AAAAAAAADtI/mXgKrTkI_60khtIB9-xi4GFP9RExEW2jACLcBGAsYHQ/s16000/20201225_163654.jpg" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #6aa84f; font-size: x-large;"><b>Desde nuestro blog les deseamos a todos los católicos fieles una Feliz y Santa Navidad, rogando al Niño Jesús les bendiga a ustedes y a sus familias y les dé la perseverancia en estos tiempos de Apostasía, de manera que los encuentre firmes y fieles el día de su Regreso que no está lejos.</b></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>¡FELIZ Y SANTA NAVIDAD! </b></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>¡GLORIA IN EXCÉLSIS DEO ET IN TERRA PAX HOMÍNIBUS BONÆ VOLUNTÁTIS!</b></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-FL285JPiMQ4/X-ZNZGIDKuI/AAAAAAAADtQ/b5UJCxJoDpU9XBKSZH0u8amz1wMfA1u6wCLcBGAsYHQ/s1080/20201225_163739.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="819" data-original-width="1080" src="https://1.bp.blogspot.com/-FL285JPiMQ4/X-ZNZGIDKuI/AAAAAAAADtQ/b5UJCxJoDpU9XBKSZH0u8amz1wMfA1u6wCLcBGAsYHQ/s16000/20201225_163739.jpg" /></a> </span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>PAX VOBIS</b></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><br />Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-47740204340389892582020-12-22T11:28:00.004-08:002020-12-22T11:29:20.527-08:00EL DRAMA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS - P. Emmanuel - IV. IMPERIO DEL ANTICRISTO<p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-UpJzaDapmUo/X-JHSLIZaaI/AAAAAAAADsc/AAeMkODvv-MuB0sz2gLAL7HeUNrnJ8ObACLcBGAsYHQ/s1080/20201222_163900.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="621" data-original-width="1080" height="368" src="https://1.bp.blogspot.com/-UpJzaDapmUo/X-JHSLIZaaI/AAAAAAAADsc/AAeMkODvv-MuB0sz2gLAL7HeUNrnJ8ObACLcBGAsYHQ/w640-h368/20201222_163900.jpg" width="640" /></a></div><br /><p></p><p style="text-align: center;"><i><span style="color: red;">Giovanni Battista Montini (Antipapa Pablo VI) en la ONU (04 de Octubre de 1965). </span></i></p><p style="text-align: center;"><br /></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">IV. IMPERIO DEL ANTICRISTO:</span></b></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">Visión del profeta Daniel</span></b></p><p style="text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Una noche el profeta Daniel tuvo una visión formidable. Mientras que los cuatro vientos del cielo se combatían en un vasto mar, vio surgir del medio de las olas cuatro fieras monstruosas.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Eran una leona, un oso, un leopardo de cuatro cabezas, y no sé que monstruo de una fuerza prodigiosa, que tenía dientes y uñas de hierro, y diez coronas en la frente.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Le fue revelado al profeta que estas cuatro fieras significaban cuatro imperios que se levantarían sucesivamente sobre las olas cambiantes de la humanidad.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Ahora bien, mientras que Daniel consideraba con espanto la cuarta fiera, vio nacer un pequeño cuerno en medio de los otros diez, que abatía a tres de ellos, y crecía más que todos los demás; y este cuerno tenía como ojos de hombre, y una boca que profería grandes discursos; y hacía la guerra a los santos del Altísimo, y prevalecía contra ellos.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">El profeta pidió el significado de esta visión extraña. Le fue dicho que los diez cuernos representaban a diez reyes; que el pequeño cuerno era un rey que acabaría por dominar sobre toda la tierra con un poder inaudito. <i>“Vomitará, le fue dicho, blasfemias contra Dios, atropellará a los santos del Altísimo, y se creerá con facultad de mudar las festividades y las leyes, y los santos serán dejados en sus manos por un tiempo, dos tiempos, y la mitad de un tiempo”</i> (Dan. 7 25).</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">II</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">Por este rey, todos los intérpretes entienden al Anticristo.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">¿Cuál es la bestia en que sale, al tiempo señalado, este cuerno de impiedad? <u>Es la Revolución, por la que se entiende todo el cuerpo de los impíos, que obedecen a un motor oculto, que se levanta contra Dios: la Revolución, poder a la vez satánico y bestial, satánico como animado de un espíritu infernal, bestial como entregado a todos los instintos de la naturaleza degradada</u>. Tiene dientes y uñas de hierro: pues forja leyes despóticas, por medio de las cuales despedaza la libertad humana. Trata de apoderarse de los reyes y de los gobiernos, que deben pactar con ella. Cuando aparezca el Anticristo, tendrá diez reyes a su servicio, como si fueran diez cuernos en la frente.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">El Anticristo, nos dice Daniel, aparecerá como un pequeño cuerno; es decir, sus comienzos serán oscuros. No saldrá de familia real; será un Mahoma, un Madhi, que se elevará poco a poco por la osadía de sus imposturas, secundadas por la complicidad total del diablo.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Efectivamente, el cuerno que lo representa es muy diferente de los demás. Tiene ojos como ojos de hombre; pues el nuevo rey es un vidente, un falso profeta. Tiene una boca que profiere palabras grandilocuentes; porque se impone no menos por el brillo de su palabra y la seducción de sus promesas, que por la fuerza de las armas y las astucias de la política.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Todo el mundo tendrá pronto las miradas vueltas hacia el impostor, cuyas hazañas celebrarán las trompetas de una prensa complaciente. Su popularidad hará sombra a varios de los soberanos apóstatas, que se repartirán entonces el imperio de la bestia revolucionaria. De ello se seguirá una lucha gigantesca, en la cual, según Daniel, el Anticristo abatirá a tres de sus rivales.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">En ese momento todos los pueblos, fanatizados por sus prodigios y sus victorias, lo aclamarán como el salvador de la humanidad. Y los otros reyes no tendrán más remedio que sometérsele.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Comenzará entonces una crisis terrible para la Iglesia de Dios. Pues el cuerno de impiedad, después de llegar a la cumbre del poder, hará la guerra a los santos y prevalecerá contra ellos.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-7DUdtcxcoa8/X-JIUsSa0CI/AAAAAAAADsk/VueEvEMyChw5d8XrC9gkC9ltAUOVdWIXgCLcBGAsYHQ/s1080/20201222_164419.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="693" data-original-width="1080" src="https://1.bp.blogspot.com/-7DUdtcxcoa8/X-JIUsSa0CI/AAAAAAAADsk/VueEvEMyChw5d8XrC9gkC9ltAUOVdWIXgCLcBGAsYHQ/s320/20201222_164419.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><span style="color: red; font-size: large;">"Pesebre" demoníaco y blasfemo ordenado por Bergoglio para ridiculizar la Navidad este año. </span></i></div><br /><span style="font-size: x-large;"><br /></span><p></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">III</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">Es probable que, durante todo este primer período que podrá durar largos años, el hombre del pecado afectará tener aires de moderación hipócrita.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>Judío, se presentará a los Judíos como el Mesías prometido, como el restaurador de la ley de Moisés</b>; tratará de aplicar en su favor las misteriosas profecías de Isaías y de Ezequiel; reconstruirá, según el parecer de varios Padres, el templo de Jerusalén. Los Judíos, al menos en parte, deslumbrados por sus falsos milagros y su fasto insolente, lo recibirán a él, el falso Cristo; y pondrán a su disposición la alta finanza, toda la prensa, y las logias masónicas del mundo entero.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Es también muy verosímil que el Anticristo tratará con consideración, para encumbrarse, a los partidarios de las falsas religiones. <u>Se presentará como plenamente respetuoso de la libertad de cultos, una de las máximas y una de las mentiras de la bestia revolucionaria. Dirá a los budistas que él mismo es un Buda; a los musulmanes, que Mahoma es un gran profeta. Incluso no es nada imposible que el mundo musulmán acepte al falso Mesías de los Judíos como un nuevo Mahoma.</u></span></p><p><b><span style="font-size: x-large;">¿Qué podemos saber? Tal vez llegará a decir, en su hipocresía, y semejante en esto a Herodes su precursor, que quiere adorar a Jesucristo. Pero no se tratará sino de una burla amarga. ¡Ay de los cristianos que soporten sin indignación que su adorable Salvador sea colocado en pie de igualdad con Buda y Mahoma, en no sé qué panteón de falsos dioses!</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">Todos estos artificios, semejantes a las caricias del caballero que quiere subirse a su montura, ganarán insensiblemente el mundo para el enemigo de Jesucristo; pero una vez bien asentado sobre los estribos, hará valer los frenos y las espuelas; y pesará entonces sobre la humanidad la más espantosa de las tiranías.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">IV</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">San Pablo nos da a conocer de un solo trazo de pluma el carácter extremo de esta tiranía, la más odiosa que existió y que existirá jamás.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">El hombre del pecado, dice, el hijo de la perdición, el impío, <i>“hará frente y se levantará contra todo el que se llama Dios o tiene carácter religioso, hasta llegar a invadir el santuario de Dios, y poner en él su trono, ostentándose a sí mismo como quien es Dios”</i> (II Tes. 2 4).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Daniel lo había predicho antes que San Pablo. <i>“No atenderá a los dioses de sus padres, ni a la favorita de sus mujeres, ni hará caso de ningún dios, pues se creerá superior a todos</i>” (Dan. 11 37).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Así, pues, cuando el Anticristo haya sometido al mundo, cuando haya colocado en todas partes sus lugartenientes y sus criaturas, cuando pueda hacer valer en su propio provecho todos los recursos de una centralización llevada a su colmo: entonces se quitará la máscara, proclamará que todos los cultos quedan abolidos, se presentará como el único Dios, y bajo las más espantosas e infamantes penas intentará forzar a todos los habitantes de la tierra a que adoren su propia divinidad, con exclusión de toda otra.</span></p><p><b><span style="font-size: x-large;">A eso llegará la famosa libertad de cultos, que tanto se predica ahora; la promiscuidad de los errores exige lógicamente esta conclusión.</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">Mientras estaba en la tierra, el adorable Jesús, dulce y humilde de corazón, que era Dios, no se propuso nunca a la adoración de sus apóstoles; al contrario, llegó hasta a ponerse de rodillas ante ellos, al lavarles los pies. <b>Mas el Anticristo, monstruo de impiedad y de orgullo, se hará adorar por la humanidad enloquecida y seducida; ella habrá escogido este amo, prefiriéndolo al primero.</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>¡Y no se piense que la trampa será evidente! </b>No olvidemos, dice San Gregorio, que el monstruo dispondrá del poder del diablo para hacer prodigios: y así, mientras que al comienzo los milagros estaban del lado de los mártires, en ese momento parecerán estar del lado de los verdugos. Habrá un deslumbramiento, un vértigo. Sólo los verdaderos humildes, afianzados en Dios, se darán cuenta de la impostura y escaparán a la tentación.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Pero ¿dónde establecerá su culto el Anticristo? San Pablo dice: <i>“en el templo de Dios”</i>. San Ireneo, casi contemporáneo de los Apóstoles, precisa más, y dice que en el templo de Jerusalén, que hará reconstruir. Ese será el centro de la horrible religión. San Juan, por otra parte, nos hace saber que la imagen del monstruo será propuesta en todas partes a la adoración de los hombres (Apoc. 13 24).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Entonces el budismo, mahometismo, protestantismo, etc., serán suprimidos y abolidos. Pero no hace falta decir que el furor del mundo se dirigirá contra Nuestro Señor y su Iglesia. <b>El Anticristo hará cesar el culto público; suprimirá, dice Daniel, el sacrificio perpetuo. No se podrá ya celebrar la Santa Misa más que en las cavernas y lugares ocultos.</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Las iglesias profanadas presentarán a las miradas de todos la abominación de la desolación, a saber, la imagen del monstruo colocada sobre los altares del verdadero Dios. En la Revolución francesa hubo un ensayo de todo esto.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Aquí se dejará sentir la mano de Dios. Abreviará esos días de suma angustia. Esta persecución, que conmovería a las mismas columnas del cielo, durará sólo un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo, a saber, tres años y medio.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">PAX VOBIS.</span></b></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-71071972391590163142020-12-17T11:20:00.008-08:002021-01-09T04:12:10.566-08:00JOHN NAVASCO (III): INGENIERÍA SOCIAL ANTICRISTIANA<p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/lgmd1v6M6C8" width="320" youtube-src-id="lgmd1v6M6C8"></iframe></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p><span style="font-size: x-large;">Hace algún tiempo trajimos a colación dos interesantes documentales de la productora española Agnus Dei sobre la ingeniería social anticristiana que estamos padeciendo en nuestros tiempos. Últimamente han sacado la tercera parte y es la que les compartimos.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">El contenido del documental es preciso y no hace más que describir el plan que la judeo-masonería, siempre enemigo de Cristo y de su Iglesia, fraguaron para destruir la sociedad cristiana y que, en efecto, lograron. Sin importar que esta productora sea administrada entre lefebvristas y conservadores del Novus Ordo y que hacen algunas citas de los Antipapas de la Secta del Vaticano II este documental es recomendable para entender la situación actual. </span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;">A continuación les dejamos las dos primeras partes del documental.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/g1D9R2dDFXA" width="320" youtube-src-id="g1D9R2dDFXA"></iframe></span></div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><p style="text-align: center;"><span style="font-size: x-large;">PARTE 1 </span></p><p style="text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/ItAuBRygFmU" width="320" youtube-src-id="ItAuBRygFmU"></iframe></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p style="text-align: center;"><span style="font-size: x-large;">PARTE 2</span></p><p style="text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">PAX VOBIS.</span></b></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-10959913978768548102020-12-05T12:28:00.005-08:002020-12-05T12:30:41.629-08:00EL DRAMA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS- P. Emmanuel - III. EL HOMBRE DE PECADO<p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-gNVfQULIQTY/X8vk0HBRZqI/AAAAAAAADrk/XMmhnF0Q9rEF_xX443qaA0qrTx_J0LIawCLcBGAsYHQ/s686/FB_IMG_1607198911840.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="686" data-original-width="495" src="https://1.bp.blogspot.com/-gNVfQULIQTY/X8vk0HBRZqI/AAAAAAAADrk/XMmhnF0Q9rEF_xX443qaA0qrTx_J0LIawCLcBGAsYHQ/s16000/FB_IMG_1607198911840.jpg" /></span></a></div><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">III. EL HOMBRE DE PECADO</span></b></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;"><br /></span></b></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">I</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">Entra dentro de lo posible, aunque la apostasía se encuentre muy avanzada, que los cristianos, por un esfuerzo generoso, hagan retroceder a los conductores de la descristianización a ultranza, y obtengan así para la Iglesia días de consuelo y de paz antes de la gran prueba. Este resultado lo esperamos, no de los hombres, sino de Dios; no tanto de los esfuerzos cuanto de las oraciones.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">En este orden de ideas, algunos autores piadosos esperan, después de la crisis presente, un triunfo de la Iglesia, algo así como un domingo de Ramos, en el cual esta Madre será saludada por los clamores de amor de los hijos de Jacob, reunidos a las naciones en la unidad de una misma fe. Nos asociamos de buena gana a estas esperanzas, que apuntan a un hecho formalmente anunciado por los profetas, y del cual volveremos a hablar en su lugar.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>Sea lo que fuere, este triunfo, si Dios nos lo concede, no será de larga duración. Los enemigos de la Iglesia, aturdidos por un momento, proseguirán su obra satánica con redoblado odio.</b> Podemos representarnos el estado de la Iglesia en ese momento, como <b>semejante en todo al estado de Nuestro Señor durante los días que precedieron a su Pasión.</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;">El mundo será profundamente agitado, como lo estaba el pueblo judío reunido para las fiestas pascuales. Habrá rumores inmensos, y cada cual hablará de la Iglesia, unos para decir que ella es divina, otros para decir que ella no lo es. La Iglesia se encontrará expuesta a los más insidiosos ataques del librepensamiento; pero jamás habrá logrado mejor que entonces reducir al silencio a sus adversarios, pulverizando sus sofismas…</span></p><p><span style="font-size: x-large;">En resumen, el mundo será puesto enfrente de la verdad; la irradiación divina de la Iglesia brillará ante sus ojos; pero él desviará la cabeza, y dirá: <b>¡No me interesa! Este desprecio de la verdad, este abuso de las gracias tendrá como consecuencia la revelación del hombre de pecado. La humanidad habrá querido a este amo inmundo: ella lo tendrá</b>. Y por él se producirá una seducción de iniquidad, una eficacia de error (así tradujo Bossuet a San Pablo) que castigará a los hombres por haber rechazado y odiado la Verdad.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Al hablar así, no estamos entregándonos a imaginaciones, sino que seguimos al Apóstol.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">En efecto, según él, toda seducción de iniquidad obrará <i>“sobre los que se pierden, por no haber aceptado el amor de la verdad a fin de salvarse. Por eso Dios les enviará una eficacia de error, con que crean a la mentira; para que sean juzgados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”</i> (II Tes. 2 11-12).</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">II</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">Cuando aparezca el hombre de pecado, será, como dice San Pablo, a su tiempo; es decir, en un momento en que el cuerpo de los malvados, endurecido contra los dardos de la gracia, hecho compacto e impermeable por la obstinación de su malicia, reclamará esta cabeza.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Ella surgirá, y Satán hará brillar en ella toda la extensión de su odio contra Dios y los hombres.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">El hombre de pecado, el Anticristo, será un hombre, un simple viador hacia la eternidad.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Algunos autores supusieron en él una encarnación del demonio; esta imaginación carece de fundamento. <u>El diablo no tiene el poder de asumir y de unirse una naturaleza humana, de simular el adorable misterio de la Encarnación del Verbo.</u></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Los Padres piensan unánimemente que será judío de origen. Incluso dicen que será de la tribu de Dan <b><span style="color: red;">(*)</span></b>, fundándose en que esta tribu no es nombrada en el Apocalipsis como dando elegidos al Señor. San Agustín se hace el eco de esta tradición, en su libro de Cuestiones sobre Josué. <b>Se hace muy verosímil por el hecho de que la francmasonería es de origen judío, de que los judíos tienen en manos sus hilos en el mundo entero; lo cual hace pensar que el jefe del imperio anticristiano será un judío</b>. Los judíos, por otra parte, que no quieren reconocer a Jesucristo, siguen esperando a su Mesías. Nuestro Señor les decía:</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b><i>“Yo vine en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere de su propia autoridad, a aquél le recibiréis”</i></b> (Jn. 5 43). <u>Por este otro, los Padres entienden comúnmente al Anticristo.</u></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Aunque el Anticristo sea llamado el hombre de pecado, el hijo de perdición, no hay que creer que estará destinado al mal, como fatal e irremisiblemente. Recibirá gracias, conocerá la verdad, tendrá un ángel custodio. Tendrá la oportunidad y los medios para alcanzar la salvación, y sólo se perderá por su propia culpa.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Sin embargo, San Juan Damasceno no duda en decir que desde su nacimiento será impuro, totalmente impregnado de los soplos de Satán. Es de creer que, desde el uso de razón, entrará en contacto tan constante e íntimo con el espíritu de las tinieblas, se inclinará al mal con tal obstinación, que no dejará penetrar en su alma ninguna luz sobrenatural, ninguna gracia de lo alto. Permanecerá inmutablemente rebelde a todo bien.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Eso le valdrá el nombre de hombre de pecado. Llevará el pecado hasta su colmo, no haciendo de toda su vida sino un largo acto de rebeldía contra Dios. Por esta constante aplicación al mal, alcanzará un refinamiento de impiedad al que no llegó jamás hombre alguno.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">El calificativo de hijo de perdición, que le es común con Judas, <b>quiere decir que su condenación eterna esta prevista por Dios, como castigo de su espantosa malicia</b>, hasta el punto de que está inscrita en las Escrituras y como consignada de antemano. Es probable -y tal es el pensamiento de San Gregorio- que el monstruo conocerá, por una luz salida de los abismos del infierno, la suerte que le espera, que renunciará a toda esperanza para odiar a Dios más a su gusto, que se fijará desde esta vida en la obstinación irremediable de los condenados. Y así realizará en sí mismo el nombre terrible de hijo de perdición. De este modo será verdaderamente el Anticristo, es decir, las antípodas de Nuestro Señor.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Jesucristo se encontraba fuera del alcance del pecado; él se pondrá fuera del alcance de la gracia, por un abandono de todo su ser al espíritu del mal. Jesucristo se orientaba a su Padre con todos los impulsos de una naturaleza divinizada y sustraída a las influencias del mal; él se orientará al mal con todos los impulsos de una naturaleza profundamente viciada y que renunciará incluso a la esperanza.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">III</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">Siendo tan diametralmente opuesto a Nuestro Señor, realizará obras en oposición directa con las suyas. Será para Satán un órgano selecto, un instrumento de predilección.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Así como Dios, al enviar a su Hijo al mundo, lo revistió del poder de hacer milagros, e incluso de devolver la vida a los muertos, <u>del mismo modo Satán, haciendo un pacto con el hombre de pecado, le comunicará el poder de hacer falsos milagros. </u>Por eso dice San Pablo que <i>“su advenimiento será según la operación de Satanás, con todo poder, señales y prodigios falsos”</i>. Nuestro Señor sólo hizo milagros por bondad, y se negó a hacer milagros por pura ostentación; el Anticristo se complacerá en ellos, y los pueblos, por un justo juicio de Dios, se dejarán engañar por sus malabarismos.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Por lo que precede está claro que el Anticristo se presentará al mundo como el tipo más completo de estos falsos profetas que fanatizan a las masas, y que las conducen a todos los excesos bajo el pretexto de una reforma religiosa. Desde este punto de vista, Mahoma parece haber sido su verdadero precursor. Pero el Anticristo lo superará inmediatamente en perversidad, en habilidad, y también en la plenitud de su poder satánico.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">En el próximo artículo estudiaremos los orígenes y desarrollo de su poder, y las fases de la guerra de exterminio que desencadenará contra la Iglesia de Jesucristo.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b><span style="color: red;">(*)</span></b> Acerca de la identificación del Anticristo como porcedente de la tribu de Dan algunas citas del Talmud: </span></p><p><span style="font-size: x-large;">5. El león, el de la tribu de Judá.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Jalqut Schim Gen. XLIX, 9 (1 § 160): Cachorro de león es Judá, Gen. XLIX, 9; es el Mesías, hijo de David, que va a proceder de dos tribus: su padre es de Judá y su madre es de Dan y ambas (tribus) son conocidas como “león”, tal como está escrito: Cachorro de león es Judá y además está escrito: ““<i>Dan es cachorro de león”</i>, Deut. XXXIII, 22. (León de la tribu de Judá: Jesucristo; el cachorro de León, o el que imita al León: el Anticristo).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Sobre la asociación de la tribu de Dan con la Idolatría:</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;">5-8. de la tribu de Judá doce mil sellados, etc.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">En la enumeración falta la tribu de Dan y en su lugar está nombrado Manasés. En la literatura rabínica, la tribu de Dan no goza de ningún aprecio especial; generalmente se le reprocha la idolatría.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">SDt 34, 1: <i>“Yahvé le mostró el país entero: de Galaad hasta Dan”</i> (Deut. XXXIV, 1), nos enseña que le mostró la descendencia de Dan sirviendo a la idolatría, ver Ri 18, 30. – GnR 98 (62b): <i>“Dan juzgará a su pueblo como cualquier otra tribu de Israel” </i>(Gen. XLIX, 16); como la más excelente de las tribus (es decir, la de Judá). R. Jehoschua b. Nechemja (hacia el 350) dijo: Si no hubiera estado de acuerdo con la más excelente de las tribus, no hubiera presentado uno de los jueces, como lo hizo; ¿y quién fue éste? Fue Sansón, el hijo de Manué. Cf. con respecto a este tema, NuR 14 (175d, 4). - NuR 14 (175d, 8): La bendición de Jacob (Gen. XLIX, 16) a Dan es concedida solamente a causa de Sansón. - SDt 33, 22 § 355 (147b) Moisés hizo dos pequeños comentarios geográficos sobre la bendición de Dan. – Targ. Jerus. I Ex. XVII, 8: “<i>Vino después Amalec e hizo guerra contra Israel en Rafidim” </i>y capturó y mató a los hombres de la casa de Dan, bajo las nubes (la gloria) a causa del culto extraño (= idolatría) que predominaba en ellos. – La expulsión de la tribu de Dan de la nube de la gloria a causa de la idolatría, se encuentra también en el Targ. de Jerusalén I Num. XXII, 41 y XXIII, 1; Deut. XXV, 18; Targ. al Cantar II, 15. – GnR 43 (26c): <i>“Abraham los persiguió hasta Dan”</i> (Gen. XIV, 14). Allí estaba la idolatría, y ésta perjudicó por delante y por detrás. Perjudicó por delante, como está escrito: “<i>Los persiguió hasta Dan”</i> (afuera, para impedir perseguir más adelante allí idolatría futura). Perjudicó por detrás, como está escrito: <i>“Se oye desde Dan el resoplido de sus caballos”</i> (Jer. VIII, 16). – NuR 2 (137b): Del norte viene la obscuridad al mundo, y corresponde (acampa al norte) a la tribu de Dan (Num. II, 25), a causa de la idolatría, la obscuridad se dará en toda la tierra. Pues Roboam había hecho dos becerros de oro, y la idolatría es la obscuridad, ver Is. XXIX, 15. Y Roboam fue a todos los israelitas, pero sólo la tribu de Dan lo recibió. Ver III Rey. XII, 28. – Lo mismo PesiqR 46 (188ab). – Otras opiniones desfavorables sobre la tribu de Dan, ver Pesiq 99ª; Targ. Jer. I Num. XI, 1; Targ. Jer. VIII, 16.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">PAX VOBIS.</span></b></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-91941829707282317472020-11-26T10:55:00.000-08:002020-11-26T10:55:25.392-08:00EL DRAMA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS - P. Emmanuel - II. LOS SIGNOS PRECURSORES <p><span style="font-size: x-large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-NpqzUlZvTjI/X7_0_eiR8TI/AAAAAAAADrA/tlgYgVtMI5M2ixxAgaaTUD6YYiS2WGECQCLcBGAsYHQ/s1080/20201126_154321.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="706" data-original-width="1080" height="418" src="https://1.bp.blogspot.com/-NpqzUlZvTjI/X7_0_eiR8TI/AAAAAAAADrA/tlgYgVtMI5M2ixxAgaaTUD6YYiS2WGECQCLcBGAsYHQ/w640-h418/20201126_154321.jpg" width="640" /></span></a></div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">II. LOS SIGNOS PRECURSORES</span></b></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;"><br /></span></b></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">I</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">El tema del fin del mundo ha sido agitado desde el comienzo de la Iglesia. San Pablo había dado sobre este punto preciosas enseñanzas a los cristianos de Tesalónica; y como a pesar de sus instrucciones orales, los espíritus seguían inquietos por causa de predicciones y rumores sin fundamento, les dirige una carta muy grave para calmar esas inquietudes.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><i>“Os rogamos, hermanos, por lo que atañe al advenimiento de Nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con El, que no os dejéis tan pronto impresionar, abandonando vuestro sentir, ni os alarméis, ni por visiones, ni por ciertos discursos, ni por cartas que se suponen enviadas por nosotros, como que sea inminente el día del Señor. <b>Que nadie os engañe de ninguna manera; porque antes ha de venir la apostasía, y se ha de manifestar el hombre del pecado, el hijo de la perdición…</b> ¿No recordáis que, estando todavía con vosotros, os decía yo esto? Y ahora ya lo que le detiene, con el objeto de que no se manifieste sino a su tiempo. Porque el misterio de iniquidad está ya en acción; sólo falta que el que lo detiene ahora desaparezca de en medio”</i> (II Tes. 2 1-7).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Así, el fin del mundo no llegará sin que antes se revele un hombre espantosamente malvado e impío, que San Pabblo califica llamándolo el hombre del pecado, el hijo de la perdición. Y éste, a su vez, no se manifestará sino después de una apostasía general, y después de la desaparición de un obstáculo providencial sobre el que el Apóstol había instruido de viva voz a sus fieles.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">II</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">¿De qué apostasía quiere hablar San Pablo? No se trata de una defección parcial; porque dice, de manera absoluta, la apostasía. <b>No se lo puede entender, por desgracia, sino de la apostasía en masa de las sociedades cristianas, que social y civilmente renegarán de su bautismo; de la defección de estas naciones que Jesucristo, según la enérgica expresión de San Pablo, había hecho concorporales a su Iglesia (Ef. 3 6). Sólo esta apostasía hará posible la manifestación, y la dominación, del enemigo personal de Jesucristo, en una palabra, del Anticristo.</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Nuestro Señor dijo: <i><b>“Cuando viniere el Hijo del hombre, ¿os parece que hallará fe sobre la tierra?”</b></i> (Lc. 18 8). El divino Maestro veía declinar la fe en el mundo llegado a su vejez. No es que los vientos del siglo puedan hacer vacilar esta llama inextinguible, sino que las sociedades, ebrias por el bienestar material, la rechazarán como importuna.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Volviendo las espaldas a la fe, el mundo va camino de las tinieblas, y se convierte en juguete de las ilusiones de la mentira. Considera como luces a meteoritos engañosos. Sería capaz de considerar como las primeras luces del día los brillos rojos del incendio.</span></p><p><u><span style="font-size: x-large;">Al renegar de Jesucristo, es preciso que caiga mal que le pese en las garras de Satán, a quien tan justamente se llama príncipe de las tinieblas. No puede permanecer neutro; no puede crearse una independencia. Su apostasía lo pone directamente bajo el poder del diablo y de sus satélites.</span></u></p><p><span style="font-size: x-large;">El docto Estio, al estudiar el texto del Apóstol, dice que esta apostasía comenzó con Lutero y con Calvino. Es el punto de partida. Desde entonces ha recorrido un camino espantoso.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Hoy esta apostasía tiende a consumarse. Toma el nombre de Revolución, que es la insurrección del hombre contra Dios y su Cristo. Tiene por fórmula el laicismo, que es la eliminación de Dios y de su Cristo.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Así vemos a las sociedades secretas, investidas del poder público, encarnizarse en descristianizar Francia, quitándole uno por uno todos los elementos sobrenaturales de que la habían impregnado quince siglos de fe. Estos sectarios sólo persiguen un fin: sellar la apostasía definitiva, y preparar el camino al hombre del pecado.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Los cristianos deben reaccionar, con todas las energías de que disponen, contra esta obra abominable; y para eso han de hacer entrar a Jesucristo en la vida privada y pública, en las costumbres y en las leyes, en la educación y en la instrucción. Por desgracia, hace ya tiempo que en todo eso Jesucristo no es lo que debería ser, a saber todo. Hace ya tiempo que reina una semiapostasía. ¿Cómo, por ejemplo, después de que la instrucción ha sido paganizada, habríamos podido formar otra cosa que semicristianos?</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Al trabajar en el sentido directamente opuesto a la Francmasonería, los cristianos retrasarán el advenimiento del hombre del pecado; facilitarán a la Iglesia la paz y la independencia de que tiene necesidad, para captar y convertir al mundo que se abre ante Ella.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Ahí se concentra toda la lucha de la hora presente: ¿dejaremos, sí o no, nosotros los bautizados, que se consume la apostasía que en un breve lapso de tiempo ha de permitir la manifestación del Anticristo?</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">III</span></b></p><p><span style="font-size: x-large;">El Apóstol habla, en términos enigmáticos para nosotros, de un obstáculo que se opone a la aparición del hombre de pecado: <i>“Sólo falta que el que lo detiene ahora, dice, desaparezca de en medio”.</i></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Por este obstáculo que detiene, los más antiguos Padres griegos y latinos entendieron casi unánimemente el imperio romano. Por consiguiente, explican a San Pablo del siguiente modo: Mientras subsista el imperio romano, el Anticristo no aparecerá.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Los intérpretes más recientes no se conforman con esta glosa; no admiten que la suerte de la Iglesia parezca ligada a la de un imperio; pero en vano buscan otra explicación que sea realmente satisfactoria.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Confieso ingenuamente que el pensamiento de los antiguos intérpretes no me parece tan despreciable, mientras se la entienda con cierta amplitud. <b><span style="color: red;">(*)</span></b></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Observemos que San Pablo, al anunciar a los fieles una apostasía, cuando la conversión del mundo a penas estaba esbozada, debió darles una panorámica de todo el futuro de la Iglesia. Les había hecho saber que las naciones se convertirían, que se formarían sociedades cristianas, y luego que estas sociedades perderían la fe. Les mostró sin duda que el imperio romano sería transformado, que un poder cristiano remplazaría al poder pagano, y que la autoridad de los Césares pasaría a manos bautizadas que se servirían de él para extender el reino de Jesucristo. Y por eso pudo añadir: Mientras dure este estado de cosas, estad tranquilos, el Anticristo no aparecerá.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Por lo tanto, el sentido del Apóstol, entendido ampliamente, sería el siguiente: Mientras la dominación del mundo permanezca entre las manos bautizadas de la raza latina, el enemigo de Jesucristo no se manifestará.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Observemos, como corolario de esta interpretación, que los francmasones se oponen ante todo y sobre todo a la restauración del poder cristiano. Que un príncipe se anuncie como cristiano, se ponen en obra todos los medios para deshacerse de él. Es lo que no debe suceder a ningún precio. Así, pues, el poder cristiano es lo que impediría a la secta alcanzar su objetivo.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Por otra parte, las razas latinas están destinadas o a ejercer en el mundo una influencia católica, o a abdicar. Su misión es la de servir a la difusión del Evangelio; y su existencia política está ligada a esta misión. El día en que renunciasen a ella por la apostasía completa, serían aniquiladas; y el Anticristo, saliendo probablemente de Oriente, las aplastaría fácilmente con los pies.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">También aquí les toca a los cristianos obrar sobre el espíritu público, obligar a los gobiernos a volver a adoptar las tradiciones cristianas, fuera de las cuales no hay más que decadencia para las naciones europeas y especialmente para nuestra pobre patria.</span></p><p><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>NOTA DEL BLOG</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><span style="color: red; font-weight: bold;">(*) </span><span>Esta interpretación del P. Emmanuel es, por desventura, alegórica y no va al meollo de la cuestión, es decir del sentido propio de la Escritura. Pero, al mismo tiempo, cómo este pasaje de II Tes. Cap. 2 es muy controvertido y no ha habido una unidad de interpretación, debido a su misterioso velo que sólo desaparecerá cuando esté más cerca de cumplirse, pueden <a href="http://engloriaymajestad.blogspot.com/2012/06/notas-la-escritura-santa.html?m=1">ver aquí</a> las diferentes y más plausibles interpretaciones (en el enlace puesto recomendamos bajar hasta el libro II Tesalonicenses en la sección "Katejón", que está en negrilla, y allí podrán encontrar interpretaciones más profundas acerca del tema).</span></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><b style="color: red;"><span style="font-size: x-large;">PAX VOBIS.</span></b></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-46530056848480414692020-11-21T11:18:00.001-08:002020-11-21T11:18:25.463-08:00EL DRAMA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS- P. Emmanuel- I. UNAS PALABRAS AL LECTOR<p><span style="font-size: x-large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-INo9e1hYdSo/X7lk94cWRhI/AAAAAAAADqc/kfb0FyAeaF0ovUKxOOPdnBTXLAIfvY7AwCLcBGAsYHQ/s1681/20201121_162003.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="1681" data-original-width="1076" height="640" src="https://1.bp.blogspot.com/-INo9e1hYdSo/X7lk94cWRhI/AAAAAAAADqc/kfb0FyAeaF0ovUKxOOPdnBTXLAIfvY7AwCLcBGAsYHQ/w410-h640/20201121_162003.jpg" width="410" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><span style="color: #cc0000; font-size: x-large;">Como en los primeros tiempos, la Iglesia volverá a las catacumbas en los últimos tiempos.</span></i></div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><p><span style="font-size: x-large;">En el curso de los años 1885- 1886 el R.P. Emmanuel André escribió una serie de artículos para el boletín parroquial de la Parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza en Mesnil- Saint- Loup, Francia, de la cual era párroco. Estos artículos son una explicación muy interesante sobre el futuro de la Iglesia en los últimos tiempos y el desenvolvimiento de las profecías bíblicas. Este texto forma parte de toda una obra que el P. Emmanuel había dedicado a la Historia de la Iglesia, siendo ésta la postrera parte.<br />
<br />
Su incomparable estilo hace honor al título, ya que sumerge al lector dentro de los acontecimientos narrados. Si en tiempos del Padre Emmanuel se sentían latentes las señales del fin con mucha más razón, pues, en nuestros días se ha de ver en los acontecimientos actuales el estado propicio para el cumplimiento de las profecías bíblicas y para el Advenimiento de Nuestro Señor Jesucristo: Usurpación de la Cátedra de San Pedro por herejes, infiltración judeomasónica en la Iglesia, apostasía de las naciones, Nuevo Orden Mundial anticristiano, falsas pandemias, ingeniería social anticristiana, leyes perversas, colectivizadoras y coercitivas en pro de la perversión sodomítica, de la manipulación de los hijos por el Estado, del asesinato de los niños en el vientre de sus madres pagados por los bolsillos de todos, y un largo etc. <br />
<br /><b>
La situación está más que dispuesta para que venga aquél hombre de iniquidad (II Tes. 2, 3) que tiranizará al mundo con su yugo insufrible, en castigo del yugo suave y carga ligera (S. Mt. 11,30) que el mundo rechazó por la apostasía predicha por el Divino Redentor (S. Lc. 18, 8).</b><br />
<br />
Este texto fue rescatado y reimpreso por la FSSPX en Francia en el año 1985 y tiene un prefacio del Arzobispo Lefebvre que ponemos tal cual al principio del texto.<br />
<br /></span></p><div style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">IMPORTANTE AVISO</span></b></div>
<span style="font-size: x-large;"><br />
Este texto puede servir de introducción a las verdades proféticas de las Sagradas Escrituras para muchos que quizá vivan en ignorancia de éstas, <b>pero debo decir que este opúsculo cae en un error muy grueso cual es el identificar los tres años y medio del Anticristo con los tres años y medio de los dos testigos</b> (Tiempo de los dos testigos: Apoc. 11, 3; Tiempo del Reino del Anticristo: Apoc. 13,5; ambos tiempos forman la semana no. 70 de Daniel 9, 27 cuya duración es de siete años). <br />
<br />
Este error se hace más patente desde el cap. 6 en adelante, pero no faltarán las correspondientes notas y enlaces para aclarar ese punto vital sobre los tiempos de los dos Testigos y del Anticristo que el autor erróneamente identifica como el mismo tiempo, es decir sólo tres años y medio.<br />
<br /><b><span style="color: #2b00fe;">
Prefacio de Monseñor Marcel Lefebvre<br /></span></b>
<br />
Las páginas que siguen, escritas por el Reverendo Padre Emmanuel, Prior del Monasterio de Mesnil-Saint-Loup, tienen cien años. Las escribió en un boletín entre 1883 y 1885. Se publican en un volumen en 1985.<br />
<br />
El Reverendo Padre Emmanuel es teólogo, pero su doctrina se orienta hacia la vida espiritual. Su alma arde en el deseo de comunicar la verdad a las almas, de llevarlas hacia Dios, de santificarlas a la manera de San Benito, que quería hacer de sus monjes buenos cristianos, es decir, discípulos de Nuestro Señor Jesucristo.<br />
<br />
La lectura de estas páginas sobre la Iglesia, entusiasma, se siente en ellas el soplo del Espíritu Santo. Algunas, hasta son proféticas, cuando describe la Pasión de la Iglesia. Ese año, 1884, es también el año en el que León XIII redacta su exorcismo por la intercesión de San Miguel Arcángel, que anuncia la iniquidad en la sede de Pedro.<br />
<br />
Algunos años antes el Papa Pío IX hacía publicar las Actas de la secta masónica de la Alta Venta, que son verdaderas profecías diabólicas para nuestro tiempo.<br />
<br />
El Reverendo Padre, de precisiones sorprendentes sobre el indiferentismo religioso, que corresponde exactamente a la herejía ecuménica de nuestros días. ¡Qué habría dicho de haber vivido en nuestra época! Por sus escritos nos anima a permanecer firmes en le fe de la Iglesia y a rehusar los compromisos que menoscaban su liturgia, su doctrina y su moral. El ejemplo de su apostolado litúrgico en la Parroquia de Nuestra Señora de la Santa Esperanza de Mesnil-Saint-Loup queda como testimonio de su celo y santidad.<br />
<br />
Ojalá que estas páginas tengan gran difusión por la intercesión de Nuestra Señora de la Santa Esperanza. Que Ella se digne bendecir a los lectores y a los editores.<br />
<br /><i>
Marcel Lefebvre</i><br />
<br /><br /><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-pzCfdX0sOv0/Ve8yLIyPHAI/AAAAAAAAAEQ/sNOSPBm-AZ8HU_z4ntxxXQ8AiXE2ktN4gCPcBGAYYCw/s472/masoni_na_novus_ordo_1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="322" data-original-width="472" height="435" src="https://1.bp.blogspot.com/-pzCfdX0sOv0/Ve8yLIyPHAI/AAAAAAAAAEQ/sNOSPBm-AZ8HU_z4ntxxXQ8AiXE2ktN4gCPcBGAYYCw/w640-h435/masoni_na_novus_ordo_1.jpg" width="640" /></a></div><p><br /></p><br /><div style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">I. UNAS PALABRAS AL LECTOR</span></b></div>
<div style="text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><span style="font-size: x-large;">
Hemos considerado a la Iglesia en el pasado y en el presente; nos falta contemplarla en el futuro.<br />
<br />
Dios ha querido que los destinos de la Iglesia de su Hijo único fuesen trazados de antemano en las Escrituras, como lo habían sido los de su Hijo mismo; por eso, en ellas buscaremos los documentos de nuestro trabajo.<br /><br /><b>
La Iglesia, como debe ser semejante en todo a Nuestro Señor, sufrirá, antes del fin del mundo, una prueba suprema que será una verdadera Pasión.</b> Los detalles de esta Pasión, en la cual la Iglesia manifestará toda la inmensidad de su amor por su divino Esposo, son los que se encuentran consignados en los escritos inspirados del Antiguo Testamento y del Nuevo. Los haremos pasar ante los ojos de nuestros lectores.<br />
<br />
No tenemos intención de espantar a nadie, al abordar semejante tema. Diríamos más: nos parece desgranar, juntamente con las grandes enseñanzas, grandes consuelos.<br />
<br /></span><div style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">II</span></b></div>
<span style="font-size: x-large;"><br />
Ciertamente es un espectáculo triste ver cómo la humanidad, seducida y enloquecida por el espíritu del mal, trata de ahogar y de aniquilar a la Iglesia, su madre y su tutora divinas.<br />
<br />
Pero de este espectáculo sale una luz que nos muestra toda la historia en su verdadera luz.<br />
<br />
El hombre se agita sobre la tierra; pero es conducido por fuerzas que no son de la tierra.<br />
<br />
En la superficie de la historia, el ojo capta trastornos de imperios, civilizaciones que se hacen y que se deshacen. <u>Por debajo, la fe nos hace seguir el gran antagonismo entre Satán y Nuestro Señor; ella nos hace asistir a las astucias y a las violencias de que se vale el Espíritu inmundo, para entrar en la casa de la que Jesucristo lo expulsó.</u> <b>Al fin volverá a entrar en ella, y querrá eliminar de ella a Nuestro Señor. </b>Entonces se rasgarán los velos, lo sobrenatural se manifestará por todas partes; no habrá ya política propiamente dicha, sino que se desarrollará un drama exclusivamente religioso, que abarcará a todo el universo.<br />
<br />
Podemos preguntarnos por qué los escritores sagrados han descrito tan minucIosamente las peripecias de este drama, cuando sólo ocupará algunos pocos años. <b>Es que será la conclusión de toda la historia de la Iglesia y del género humano; es que hará resaltar, con un brillo supremo, el carácter divino de la Iglesia.</b><br />
<br /><b>
Por otra parte, todas estas profecías tienen el fin incontestable de fortalecer el alma de los fieles creyentes en los días de la gran prueba</b>. Todas las sacudidas, todos los miedos, todas las seducciones que entonces los asaltarán, puesto que han sido predichos con tanta exactitud, formarán entonces otros tantos argumentos en favor de la fe combatida y proscrita. La fe se afianzará en ellos, precisamente por medio de lo que debería destruirla.<br />
<br />
Pero nosotros mismos tenemos que sacar abundantes frutos de la consideración de estos acontecimientos extraños y temibles. Después de haber hablado de ellos, Nuestro Señor dijo a sus discípulos: <i><u>“Velad, pues, orando en todo tiempo, a fin de merecer el evitar todos estos males venideros, y manteneros en pie ante el Hijo del hombre”</u> (Lc. 21 36).</i><br />
<br />
Así, pues, el anuncio de estos acontecimientos es un solemne aviso al mundo:<i> “Velad y orad para no caer en la tentación” (Mt. 26 41).<br /></i>
<br />
No sabéis cuándo sucederán estas cosas: velad y orad, para que no os tomen por sorpresa.<br />
<br />
Sabéis que desde ahora la seducción opera en las almas, que el misterio de iniquidad realiza su obra, que la fe es reputada como un oprobio (San Gregorio); velad y orad, para conservar la fe.<br />
<br />
Llegó la hora de la noche, la hora del poder de las tinieblas: velad para que vuestra lámpara no se apague, orad para que el torpor y el sueño no os venzan.<br />
<br /><b>
Más bien levantad vuestras cabezas al cielo; porque la hora de la redención se acerca, porque las primeras luces del alba clarean ya las tinieblas de la noche (Lc. 21 28).<br /></b>
<br /></span><div style="text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>III</b></span></div>
<span style="font-size: x-large;"><br />
Después de haber hablado de las enseñanzas, digamos algunas palabras de los consuelos.<br />
<br />
Jamás se habrá visto al mal tan desencadenado; y al mismo tiempo más contenido en la mano de Dios.<br />
<br />
La Iglesia, como Nuestro Señor, será entregada sin defensa a los verdugos que la crucificarán en todos sus miembros; pero no se les permitirá romperle los huesos, que son los elegidos, como tampoco se les permitió romper los del Cordero Pascual extendido sobre la cruz.<br />
<br /><b>
La prueba será limitada, abreviada, por causa de los elegidos; y los elegidos se salvarán; y los elegidos serán todos los verdaderos humildes.</b><br />
<br />
Finalmente, la prueba concluirá por un triunfo inaudito de la Iglesia, comparable a una resurrección.<br />
<br />
En esos tiempos, e incluso en los preludios de la crisis suprema, la Iglesia verá cómo se convierten los restos de las naciones. Pero su consuelo más vivo será el retorno de los Judíos.<br />
<br /><b>
Los Judíos se convertirán, ya antes, ya durante el triunfo de la Iglesia</b>; y San Pablo, que anuncia este gran acontecimiento, no puede aguantarse de alegría al contemplar sus consecuencias. .<br />
<br />
Como se ve, podemos aplicar aquí a la Iglesia la palabra de los Salmos: <i>“Según la multitud de las aflicciones que han llenado mi corazón, vuestras consolaciones, Señor, han alegrado mi alma” (Sal. 93 18).</i><!--/data/user/0/com.samsung.android.app.notes/files/share/clipdata_201121_161801_622.sdoc--></span><p></p><p><i><span style="font-size: x-large;"><br /></span></i></p><p><b><span style="color: red; font-size: x-large;">PAX VOBIS</span></b></p><p><br /></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-27651655781379430872020-10-25T13:42:00.007-07:002020-10-25T13:42:51.310-07:00LOS DERECHOS DE DIOS<p><span style="font-size: x-large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-cYc6m6K9OPY/X5Xa6VsMzNI/AAAAAAAADog/rfopfhlYfrUzzMfOtsYyZnJASFFqBJfKwCLcBGAsYHQ/s1030/FB_IMG_1603653585294.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="1030" data-original-width="720" src="https://1.bp.blogspot.com/-cYc6m6K9OPY/X5Xa6VsMzNI/AAAAAAAADog/rfopfhlYfrUzzMfOtsYyZnJASFFqBJfKwCLcBGAsYHQ/s16000/FB_IMG_1603653585294.jpg" /></span></a></div><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Con motivo de la Fiesta litúrgica de Jesucristo Rey del Universo vamos a meditar cuáles son los derechos de Dios. Así es. Tantos años de ideologización anticristiana y masónica nos han hecho creer que sólo los hombres tenemos derechos (y muchos de estos pretendidos "derechos" no son más que caprichos hechos obligación por la ley humana), mas resulta también, y principalmente, que Dios también tiene derechos y mucho más aún que nosotros, derechos que deben ser respetados y cumplidos por sobre toda otra cosa. Se los dejamos a continuación a manera de meditación.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>+ LOS DERECHOS DE DIOS +</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>1.</b> Derecho a hacer lo que quiera, cuando quiera y como quiera, sin dar explicaciones a nadie.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>2.</b> Derecho a ser amado y alabado en todas y sobre todas las cosas, por ser quien ES y por ser el Creador, el Redentor y el Salvador.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>3</b>. Derecho a ser obedecido y servido antes que a cualquier otra autoridad por legítima que sea.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>4.</b> Derecho a exigir en conciencia el cumplimiento de su Santa Ley, ya sea Revelada, ya sea la misma Ley Natural.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>5</b>. Derecho al total e incondicional sometimiento de toda ley humana (civil o eclesial) a la Ley Eterna (escrita en los diez Mandamientos).</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>6.</b> Derecho a recibir Culto público, cualquiera que sea el pueblo, el Estado o la Comunidad de Naciones. ¡Una política sin Dios es una gravísima injusticia de consecuencias inimaginables!</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>7.</b> Derecho a que los actos humanos sean conformes no sólo a la Ley civil sino también a la Ley Moral (no confundiendo "legalidad" con "moralidad").</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>8.</b> Derecho a que se respete siempre la "libertad religiosa" bien entendida, o sea, la libertad de acción y de culto de la única religión verdadera; no como el el indiferentismo religioso o el falso ecumenismo, como si todas las religiones fueran iguales.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>9</b>. Derecho a repartir sus dones (naturales o sobrenaturales) conforme a su Divina Voluntad, sin acepción de personas.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-t73kZKudEVg/X5Xej53L_SI/AAAAAAAADos/BFNiqA_d9wAXAUpDJHvHjnjGMvi9Wi3ZgCLcBGAsYHQ/s615/FB_IMG_1594159551010.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="615" data-original-width="394" src="https://1.bp.blogspot.com/-t73kZKudEVg/X5Xej53L_SI/AAAAAAAADos/BFNiqA_d9wAXAUpDJHvHjnjGMvi9Wi3ZgCLcBGAsYHQ/s16000/FB_IMG_1594159551010.jpg" /></span></a></div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><p><span style="font-size: x-large;"><b>10</b>. Derecho a "tentar" (probar) al hombre a fin de probar su fidelidad, nunca por encima de sus fuerzas sino poniendo todos los medios a su alcance.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>11</b>. Derecho a que se reconozca tanto la Soberanía del Estado (en el orden temporal) como la de la Iglesia (en el orden espiritual) y en consecuencia el derecho de la Esposa de Cristo a emitir siempre su "juicio moral", en razón del sentido ultimo del hombre (ciudadano) que es sobrenatural (cristiano).</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Cómo dijo Jesús: "Dad al César lo que es del César y Dios lo que es de Dios" (S. Mt. 21,22). <u>Pero como el César no es Dios, entonces también el César debe dar a Dios lo que es de Dios.</u></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>12</b>. Derecho a que se respete siempre la vida humana, desde el comienzo de su concepción hasta la muerte natural inclusive <u>(no al aborto y a la eutanasia)</u>.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>13.</b> Derecho a exigir el "sacrificio" del acto de la fe en los Misterios de la Divina Revelación, que trascienden al alcance de la sola razón.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>14</b>. Derecho a darnos a la Santísima e Inmaculada Virgen María, Madre de Cristo, por Madre, Corredentora, Abogada, Modelo y Signo de predestinación.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>15</b>. Derecho a ser universalmente reconocido como "Rey de Reyes y Señor de Señores" (Apoc. 19,16). Reinado Social de Nuestro Señor Jesucristo.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><b>16</b>. Derecho, en fin, como Único Juez Soberano, a premiar o a castigar al hombre, en esta vida y en la otra (con el Cielo o con el Infierno) por toda la eternidad.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Así como Satanás y sus ángeles fueron arrojados al fuego eterno, precisamente por negarse a reconocer los Derechos de Dios, así el hombre que rechaza a Dios se "suicida" psicológica y espiritualmente hablando.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">No sé respetarán los derechos humanos sin respetar antes los Derechos de Dios.</span></p><p><span style="font-size: x-large;">Por eso Nuestro Señor Jesucristo nos dió ejemplo hasta la "locura" de la Cruz, el precio para glorificar al Padre y para salvarnos, como única y última alternativa de su incomprensible e irresistible Amor.</span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p style="text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>¡VIVA CRISTO REY!</b></span></p><p style="text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>¡VENGA A NOS EL TU REINO!</b></span></p><p style="text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>PAX VOBIS.</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><br /></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-23957518832816774862020-09-24T12:05:00.003-07:002020-09-24T12:05:18.712-07:00LA MISA ATROPELLADA (IV/IV)<p><span style="font-size: x-large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-CgPAM7lz94I/X2vxB3GhGQI/AAAAAAAADLA/rDGCVGdOIJUdWXW6MrlZILHQo6klpFXKACLcBGAsYHQ/s1440/FB_IMG_1600628845010.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="1440" data-original-width="1080" height="640" src="https://1.bp.blogspot.com/-CgPAM7lz94I/X2vxB3GhGQI/AAAAAAAADLA/rDGCVGdOIJUdWXW6MrlZILHQo6klpFXKACLcBGAsYHQ/w480-h640/FB_IMG_1600628845010.jpg" width="480" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>LA MISA ATROPELLADA por SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO.<!--/data/user/0/com.samsung.android.app.notes/files/share/clipdata_200923_222353_107.sdoc--></b></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b><br /></b></span></div><div><span style="color: red; font-size: x-large;"><b><br /></b></span></div><span style="font-size: x-large;"><span style="color: red;"><b>III PARTE<br />
<br />
DE LA CELEBRACIÓN MISMA</b></span><br />
<br /><span style="color: red;">
11. Grave responsabilidad que incumbe a los superiores eclesiásticos</span><br />
<br /><u>
No acierto a comprender cómo los párrocos y a quien esto incumbe se forman la conciencia para permitir la celebración en sus iglesias a los sacerdotes que lo hacen con tamaña irreverencia.</u><br />
<br />
El P. Pasqualigi no les excusa de pecado grave. He aquí sus palabras: <i>"Los superiores eclesiásticos, tanto regulares como seculares, pecan mortalmente cuando permiten que sus súbditos celebren con tanta precipitación, porque en virtud de su cargo están obligados a velar por que la Misa se celebre de modo conveniente".</i><br />
<br />
Y está fuera de duda que los Obispos están obligados a prohibir la celebración, sin acepción de personas, a semejantes sacerdotes. Lo determina el Concilio de Trento al hablar de la Misa: <i><u>"Decreta el Santo Sínodo que los Ordinarios de los lugares han de cuidar diligentemente y están obligados a impedir todos estos abusos, resultado de una irreverencia tan rayana en la impiedad que apenas si se puede distinguir de ella".</u></i><br />
<br />
Nótense las palabras <b><i>"han de cuidar diligentemente"</i></b> y <i><b>"están obligados a impedir".</b></i> De lo que se deduce que los prelados están obligados a velar y hasta a informarse diligentemente sobre el modo de cómo se celebra la Misa en sus diócesis. Y deben suspender de la celebración a los sacerdotes que la celebraran sin la reverencia debida.<br />
<br />
Los regulares caen también bajo esta ley, <i>"porque </i>- añade el Concilio de Trento - <i>los Obispos, como delegados de la Sede Apostólica, tienen que adoptar todas las medidas para prohibir, ordenar y corregir, aún con censuras y otras penas"</i>, para que la Misa se celebre debidamente.<br />
<br /><span style="color: red;">
12. Cuánto ha de durar la Misa</span><br />
<br />
Examinemos ahora el tiempo que ha de emplearse en la celebración de la Misa, para que pueda hacerse de manera irreprochable. Según el P. Molina, no sería demasiado consagrarle una hora.<br />
<br />
Con todo, el Cardenal Lambertini juzga, de acuerdo con la sentencia general de los teólogos, que el tiempo de duración de la Misa no ha de pasar de media hora ni estar por debajo de los veinte minutos, porque, como él dice, en menos de veinte minutos no se puede celebrar con la debida reverencia, y si se pasase de media hora fastidiaría a los oyentes. Se expresa con estas palabras:<i><u> "La Misa no ha de durar menos de veinte minutos ni ha de exceder la media hora, porque en el primer caso es imposible que se puedan observar las rúbricas con la debida conveniencia. Y en el segundo, se fastidiaría a los asistentes".</u></i><br />
<br />
Lo mismo prescribe el Capítulo General de los Clérigos Regulares: <i>"Nadie pase de media hora en la celebración de la Misa ni la celebre en menos de veinte minutos".</i><br />
<br />
Las Constituciones de los Carmelitas descalzos preceptúan también: <i>"La Misa privada durará cerca de media hora, y no más".</i><br />
<br />
Las Reglas de la Compañía de Jesús dicen asimismo: <i>"Los padres emplearán media hora en la celebración de la Misa, sin pasar mucho de ella ni acortarla notablemente".</i><br />
<br /><span style="color: red;">
13. La Misa ha de durar alrededor de media hora</span><br />
<br />
De igual modo se expresa el P. Gobato al explicar el "breviter" con que los teólogos dicen se ha de celebrar la Misa: <i>"Esto se entiende </i>- dice - <i>de alrededor de media hora, porque no es posible que en menos tiempo se desempeñe con la debida conveniencia y devoción cuánto respecta a las Misas ordinarias". </i>Y añade:<i><b> "Y no me persuado fácilmente de que de pueda celebrar devotamente en un cuarto de hora, pues se me hace imposible que en tan corto espacio de tiempo no se cometan muchas faltas contra las rúbricas".</b></i><br />
<br />
Roncaglia da por cierto que <b>no se puede excusar de pecado mortal </b>el sacerdote que celebrara en menos de un cuarto de hora. <i>"Nadie</i> - son sus palabras - <i><u>juzgue que es larga la Misa cuya celebración no pasa de media hora, y todos han de juzgar demasiado breve la que dura menos de un cuarto de hora, como de ordinario estiman los teólogos. Con todo, como es imposible celebrar en el corto espacio de quince minutos devotamente y sin exponerse a no pocas omisiones, confusiones, síncopas y mutilaciones, los teólogos generalmente sostienen que no dejará de haber pecado mortal. </u>De aquí nace que los Obispos y superiores religiosos están gravemente obligados a impedir que se celebre la Misa con tan torpe y escandalosa precipitación".</i> De igual parecer son la mayoría de los doctores.<br />
<br />
Dados estos precedentes, sostengo que hay que concluir que es difícil, <b>por no decir imposible</b>, excusar de pecado mortal al sacerdote que celebra en menos tiempo de un cuarto de hora, aún cuando fuese una Misa de difuntos o la votiva de la Santísima Virgen, porque en tan poco tiempo no se la puede leer sin faltar gravemente al respeto que exige el Santo Sacrificio y sin escandalizar gravemente al pueblo.<!--/data/user/0/com.samsung.android.app.notes/files/share/clipdata_200923_222459_722.sdoc--><br /></span><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-gzQrMNqESxY/X2vxzEok5iI/AAAAAAAADLI/JO3vZIYE7cocmeJjyiT1NxensqHIAE-5QCLcBGAsYHQ/s1080/FB_IMG_1600880609861.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="810" data-original-width="1080" height="480" src="https://1.bp.blogspot.com/-gzQrMNqESxY/X2vxzEok5iI/AAAAAAAADLI/JO3vZIYE7cocmeJjyiT1NxensqHIAE-5QCLcBGAsYHQ/w640-h480/FB_IMG_1600880609861.jpg" width="640" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><span style="font-size: x-large;"><span style="color: red;">14. Respuestas a las excusas<br /></span>
<br />
Escuchemos ahora las excusas que aducen a su favor los sacerdotes que atropellan la Misa.<br />
<br /><i>
"Yo</i> - dirá alguien - <i>no tardo en celebrar, pero no falto en nada pues gracias a Dios tengo la lengua expedita y el movimiento pronto, de manera que en poco tiempo pronuncio bien todas las palabras y hago con exactitud las ceremonias".</i><br />
<br />
A esto respondo que para celebrar sin defectos no basta con que se pronuncien bien las palabras y se hagan las ceremonias con prontitud, <b>puesto que hay que ejecutarlas con la debida gravedad</b>, y ésta gravedad es intrínsecamente necesaria a la reverencia requerida. <b>Si se ejecutan con celeridad las ceremonias, no denotan reverencia ni inspiran la debida veneración al sacrificio, sino que, como arriba indicamos, es origen de notable irreverencia y de grave escándalo para los asistentes.</b><br />
<br />
He aquí como hablan los teólogos. En primer lugar, el P. Pablo María Quarti dice: <u><i>"Es cierto que hay que pasar en el altar todo el tiempo requerido para desempeñar las ceremonias con la gravedad que trae consigo tan augusto sacrificio".</i></u><br />
<br />
Pasqualigi expresa de igual manera: <i><b>"Concluyamos que una moderada lentitud es preferible al vergonzoso apresuramiento</b>, porque la majestad del sacrificio exige más bien el modo que conviene a la gravedad de la acción que el dar en el exceso contrario".</i><br />
<br /><b><span style="color: red;"><u>
15. La precipitación es más culpable que la lentitud</u></span></b><br />
<br />
Objetará tal vez otro que los teólogos ponen de ordinario la brevedad entre las condiciones requeridas para la celebración. Antes de responder preguntaré, a mí vez, a quien esto dijese: y ¿porqué, sacerdote mío, no quieres atender nada más que a la condición de la brevedad, cuando están también las otras condiciones de la devoción y la exactitud?<br />
<br />
La rúbrica explica también cómo se ha de entender el "breviter", es decir, en oposición al modo cansado y demasiado lento, que fastidia a quienes oyeren tal Misa.<br />
<br />
Por otro lado, la propia rúbrica prohíbe también que se vaya demasiado de prisa. De aquí que el continuador de Tournely escriba prudentemente:<u><i> "Por Misa breve entiendo la que no acaba con la devoción. Por eso sí no se le dedica por lo menos media hora, no se la puede llamar devota y, en consecuencia, se la celebrará mal".</i></u><br />
<br />
De ello deduce que la palabra breve se dice en oposición a aquella lentitud exagerada que causa tanto enojo en los asistentes, e invoca en su favor el parecer del ya citado Pasqualigi: <u><i>"Es preferible pecar por largo que por corto, pues en el primer caso no se hace uno culpable, como en el segundo, de una falta grave y de un pecado de escándalo".</i></u><br />
<br />
Hubo un sacerdote que para excusarse de la ligereza con que celebraba dijo: <i>"Pues San Felipe Neri empleaba sólo siete u ocho minutos en celebrarla".</i><br />
<br /><b>
¡Habráse visto locura semejante! </b>Se lee en la vida del Santo que cuando celebraba en público empleaba poco tiempo. Pero por este poco tiempo no hay que te entender ocho ni quince minutos, sino que el autor de la biografía pretendía excluir la fastidiosa lentitud que causa tedio y está reprobada por las rúbricas.<br />
<br />
Por lo demás, se lee en la misma biografía que el Santo celebraba con tanta devoción, que arrancaba lágrimas de compunción a quienes lo veían. <u>Con una Misa de ocho minutos, ¿hubiera provocado lágrimas,... o más bien, risas o burlas?.</u><br />
<br /><u><b><span style="color: red;">
16. Porqué se cansan los fieles en la Iglesia</span></b></u><br />
<br />
En tercer lugar, podrá objetar otro: La gente se impacienta cuando la Misa es larga...<br />
<br />
Pues bien - responderé yo - en primer lugar: ¿la poca devoción de la gente puede ser la regla de la veneración debida a la Misa? Y<b> añado que si los sacerdotes celebraran con la reverencia y gravedad requeridas, la gente tendría para Sacramento tan santo el debido respeto y no se quejarían de tener que asistir a él durante media hora. </b>Pero porque las Misas se celebran tan a la ligera y atropelladas no mueven a devoción.<br />
<br />
Los fieles asisten a ellas con poca devoción y menos fe, a imitación de los sacerdotes que las celebran. Si ven que un sacerdote tarda en decirla veinte o tan sólo quince minutos, <b>por lo mal acostumbrados que están, se cansan y se quejan</b>.<u> Y los que no se cansan pasando horas y horas ante la mesa de juego o perdiendo el tiempo en medio de la calle, se fastidian con una Misa de media hora.</u><br />
<br /><b>
La causa de todo éste mal son los sacerdotes</b>. "<i>A vosotros sacerdotes, menospreciadores de mí Nombre. Pero diréis: ¿En qué hemos menospreciado tu Nombre?. Ofreciendo sobre mí altar comida mancillada"</i>. (Malaq. 1, 6-7).<br />
<br />
Esto equivale a decir que el poco caso que hacen los fieles de la Misa, nace del poco caso que los sacerdotes hacen de la reverencia que se le debe.<br />
<br /><span style="color: red;"><u><b>
17. Exhortación a celebrar bien la Misa</b></u></span><br />
<br />
En consecuencia, queridos sacerdotes míos, procuren celebrar como se debe, sin temor de que por ello se los censure, <b>les basta merecer la aprobación de Dios y la de los ángeles que rodean el altar.</b><br />
<br />
Y si alguna persona de notoriedad les dice que apresuren la Misa, respondan como respondió San Teutonio, canónigo regular, a Teresa, reina de Portugal: Tenía ésta que despachar cierto negocio de importancia, por lo que rogó al Santo que acelerase la celebración de la Misa. <u>Éste le respondió que había en el cielo otra reina mucho más grande que todas las de la tierra, en honor de la cual había de celebrar, y que si ella no podía aguardar que se fuese a sus asuntos, ya que él no podía faltar al respeto debido al Santo Sacrificio</u>. Y ¿qué sucedió? Que habiendo recapacitado la reina, lo hizo llamar, se humilló a sus pies y prometió entre lágrimas hacer penitencia de su temeridad.<br />
<br /><u>
Procuremos, por tanto, enmendarnos, sacerdotes míos, si en lo pasado celebramos este Santo Sacrificio con poca devoción y reverencia.</u><br />
<br />
Consideremos la gran obra que vamos a ejecutar cuando nos dirigimos a celebrar y el gran tesoro de méritos que adquiriremos al celebrar devotamente. ¡Cuánto bien reporta al sacerdote una Misa celebrada con devoción!.<br />
<br />
Dice el Discípulo: <i>"Es más rápidamente escuchada la oración en la iglesia con la presencia del sacerdote celebrante"</i>. Pues bien, si la oración de los fieles es atendida más pronto por Dios cuando se hace en presencia del sacerdote que celebra, ¡con cuánta mayor razón será oída la oración del propio sacerdote cuando celebra con devoción!.<br />
<br />
Al sacerdote que celebra diariamente con devoción, Dios le dará siempre nuevas luces y nuevas fuerzas. Jesucristo lo iluminará siempre más, lo consolará, lo animará y le concederá cuantas gracias deseare. <b>El sacerdote puede estar seguro, especialmente después de la consagración, de que alcanzará del Señor cuanto le pida.</b><br />
<br />
Decía el P. Antonio de Colellis (Pío Operario): <i>"Cuando celebro y tengo a Jesucristo en mis manos, alcanzo cuanto quiero".</i><br />
<br /><b><span style="color: red;"><u>
18. Dios siempre recompensa aún el más mínimo esfuerzo<br /></u></span></b>
<br />
Por último, hablando del respeto que se debe a Jesucristo que se sacrifica en la Misa, no puedo menos de recordar este mandato del Papa Inocencio III: <i>"Ordenamos que los oratorios, los vasos sagrados, los ornamentos sacerdotales, se hallen en buen estado y brillen por su limpieza; pues sería absurdo tolerar en el santuario manchas que no se tolerarían en ninguna otra parte"</i>.<br />
<br />
Este Papa tenía toda la razón del mundo para hablar así, porque a la verdad hay sacerdotes que no se avergüenzan de celebrar o de permitir que otro celebre con corporales, purificadores y cálices <b>de los que se avergonzarían de servirse a la mesa.<!--/data/user/0/com.samsung.android.app.notes/files/share/clipdata_200923_222859_905.sdoc--><br /></b></span><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-RHJ5eetXVss/X2vyOY_auyI/AAAAAAAADLQ/_4zh45Wq0iUjIO6xqQUKca-kmIgrRrVdwCLcBGAsYHQ/s1080/FB_IMG_1599591529390.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="651" data-original-width="1080" height="386" src="https://1.bp.blogspot.com/-RHJ5eetXVss/X2vyOY_auyI/AAAAAAAADLQ/_4zh45Wq0iUjIO6xqQUKca-kmIgrRrVdwCLcBGAsYHQ/w640-h386/FB_IMG_1599591529390.jpg" width="640" /></span></a></div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><p><span style="font-size: x-large;"><b><span style="color: red;">IV PARTE<br />
DE LA ACCIÓN DE GRACIAS</span></b><br />
<br /><span style="color: red;">
1. Necesidad</span><br />
<br />
Finalmente, a la celebración ha de seguir la acción de gracias.<br />
<br /><i>
"Cuando se nos presta el más mínimo servicio</i> - dice San Juan Crisóstomo - <i>se espera nuestro agradecimiento. <b>Con más razón debemos ser agradecidos a Dios, quien nos ofrece tan grandes favores y no espera nuestra recompensa, sino nuestra gratitud y por bien nuestro".<br /></b></i>
<br /><i>
"Cierto </i>- añade el Santo - <i>que no podemos agradecer al Señor cuanto Él se merece, <b>pero agradezcámosle cuanto podamos".</b></i><br />
<span style="color: red;"><br />
2. Deplorable negligencia<br /></span>
<br />
¡Qué miseria y qué desorden es ver cómo se conducen tantos sacerdotes acabada la Misa, después de haber recibido de Dios el honor de ofrecerle en sacrificio a su propio Hijo y después de haberse alimentado con su sacratísimo cuerpo!.<br />
<br />
No bien llegados a la sacristía, los labios todavía teñidos en la sangre divina, y rezada de cualquier modo cualquier breve oración sin devoción ni atención alguna, se ponen a charlar de cosas inútiles o de negocios mundanos o salen del templo y van a pasear a Jesucristo por las calles, pues aún lo llevan en el pecho bajo las especies sacramentales.<br />
<br />
Sería el caso de hacer con esos tales, lo que hizo en cierta ocasión el Beato P. Juan de Ávila, quien, viendo cómo un sacerdote salía de la iglesia inmediatamente luego de celebrar, mandó que lo acompañaran dos monaguillos con velas encendidas. Les preguntó el sacerdote qué es lo que hacían, y ellos le respondieron:<b><i> "Acompañar al Santísimo, al cual lleva usted en el pecho".</i></b><br />
<br />
A estos tales también habría que decirles lo que escribió en cierta ocasión San Bernardo al arcediano Fuleón: <b><i>"Dios mío, y ¿cómo te cansas tan pronto de Cristo?".</i></b> <b>¿Cómo te fastidia tan prestó la compañía de Jesucristo, que se halla dentro de ti?.</b><br />
<br /><u>
¡Cuántos libros de piedad exhortan e inculcan la acción de gracias después de la Misa! Pero ¿cuántos son los sacerdotes que lo hacen?. Se podrían contar con los dedos de la mano los sacerdotes que se detengan en la acción de gracias después de la Misa.</u><br />
<br />
Cosa de maravillar es que haya aún sacerdotes exactos en la meditación y otros ejercicios espirituales, y, sin embargo, aún estos muy poco o nada se detienen después de la Misa a tratar con Jesucristo.<br />
<br /><b>
La acción de gracias no habría de terminar sino con el día.</b><br />
<br /><b><span style="color: red;">3. Inmensas bendiciones anejas a la acción de gracias</span></b></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><u>
El Beato P. Juan de Ávila miraba como extremadamente precioso el tiempo que sigue a la Sagrada Comunión.</u> El tiempo que sigue a la Misa es tiempo de negociar con Dios y de hacerse con tesoros celestiales de gracias.<br />
<br />
Decía Santa Teresa: <i><u>"Estaos vos con Él de buena gana; no perdáis tan buena sazón de negociar como es la hora después de haber comulgado"</u></i>. Y añadía que Jesús después de la Sagrada Comunión está en nuestra alma como sobre trono de gracias, como diciendo al alma lo que dijo al ciego de nacimiento: <b><i>"¿Qué quieres que haga por ti?, porque estoy pronto a darte lo que me pidas".</i></b><br />
<br />
Es oportuno recordar también lo que enseñan los teólogos (como Suárez, Gonet y otros) que, después de la Comunión y mientras duran las especies sacramentales, <b>cuanto mayor fuere la disposición del alma, tanto mayores serán los frutos que consiga</b>.<br />
<br />
Este sacramento fue instituido como alimento, y así como el alimento terreno nutre más cuanto más permanece en el cuerpo, así este alimento celestial, cuanto más permanezca en nosotros, más abundancias de gracias concederá al alma, siempre que ésta alimente con buenos actos su disposición.<br />
<br />
Entonces cualquier acto de virtud tiene más valor y mérito porque estamos unidos a Jesucristo, según aquello que Él mismo decía: <i>"El que come mí carne y bebe mí sangre, en mí permanece y yo en él"</i>. Y añade San Juan Crisóstomo que entonces Jesús nos hace una cosa con Él.<br />
<br /><b>
Por esto crece tanto el valor de las acciones, porque el alma las ejecuta en unión de Jesucristo.<br /></b>
<br /><span style="color: red;">
4. Duración de la acción de gracias<br /></span>
<br />
Por otra parte, el Señor no quiere perder sus gracias con los ingratos, según el dicho de San Bernardo: <i>"¿No es perder cuanto se da a los ingratos?".</i> Por eso el Beato P. Juan de Ávila solía estar luego de la Misa durante dos horas en oración entreteniéndose con Jesucristo.<br />
<br /><b>
¡Con qué ternura y afecto habla Jesucristo al alma después de la Comunión y con qué finos amores corresponde en tal tiempo!</b>. No sería demasiado que los sacerdotes se entretuviesen con Jesucristo durante una hora después de la Misa.<br />
<br />
Te ruego al menos, sacerdote mío, que le consagres media hora o siquiera, un cuarto de hora. Pero, Dios mío, <u>¿es que serán mucho quince minutos?.</u><br />
<br />
Dice San Ambrosio que el verdadero ministro del altar ha nacido para Dios y no para sí. Por lo tanto, si el sacerdote desde el día de su ordenación sacerdotal no es suyo, ni del mundo, ni de su familia, sino únicamente de Dios, <b>¿a quién ha de consagrar todos los días de su vida sino a Dios, y en particular después de haber recibido a Jesucristo en la Sagrada Comunión?.</b><br />
<br /><b><span style="color: red;">
V PARTE<br />
DE LOS QUE SE ABSTIENEN DE CELEBRAR LA MISA</span></b><br />
<br />
Finalmente quiero decir, aún cuando de paso, una palabra acerca de si es más acepto a Dios celebrar la Misa o no celebrarla por humildad.<br />
<br /><b>
No celebrar, aún por humildad, es grave daño.</b><br />
<br />
Sostengo que abstenerse de celebrar por humildad es acto bueno, mas no el mejor.<br />
<br /><b>
Los actos de humildad procuran a Dios un honor finito (limitado), pero en la Misa el honor tributado a Dios es infinito, porque procede de una persona divina.<br /></b>
<br />
Nótese lo que dice San Beda, el Venerable: <i>"El sacerdote que sin legítima causa omite la celebración, priva, en cuanto de él depende, a la Santísima Trinidad de la gloria que le podría tributar, priva de alegría a los ángeles, de perdón a los pescadores, de perseverancia a los justos, de alivio a las almas del purgatorio, a la Iglesia de beneficio y a sí mismo de medicina"</i>.<br />
<br />
Hallándose en Nápoles el glorioso San Cayetano, se enteró de que un cardenal amigo suyo, atareado por asuntos de la Curia Romana, comenzaba a omitir la Misa, que antes celebraba a diario. El Santo, a pesar de estar en los calores estivales, y por su frágil salud con peligro de vida, se trasladó a Roma para persuadir al amigo continuase con la antigua costumbre. Lo hizo efectivamente y luego regresó de inmediato a Nápoles.<br />
<br />
Se cuenta también en la vida del Beato P. Juan de Ávila que caminaba un día a cierta Ermita para celebrar en ella la Santa Misa. Con el cansancio del camino se sintió tan desfallecido que, desconfiando de poder llegar a la Ermita, de la que aún se hallaba bastante lejos, decidió detenerse y dejar la celebración. Entonces se le apareció Jesucristo en hábito de peregrino, se descubrió el pecho para mostrarle sus llagas, y sobre todo la del costado, y le dijo:<i><b> "Cuando yo estaba así cubierto de llagas, me hallaba más doliente y débil que tú". </b></i>Dichas estas palabras desapareció el Salvador, el Beato P. Juan de Ávila recobró el ánimo y fue a celebrar la Santa Misa.<br />
<br />
<br /><b><span style="color: red;">
PAX VOBIS.<!--/data/user/0/com.samsung.android.app.notes/files/share/clipdata_200923_223058_876.sdoc--></span></b></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><br /></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-68982582874258068542020-09-15T11:42:00.003-07:002020-09-15T11:42:33.958-07:00LA MISA ATROPELLADA (III/IV)<p><span style="font-size: x-large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-mDDIHRskFm4/X2EFZXpHR7I/AAAAAAAADJ4/ZdSIp8k34sMa2WYp2RiGQZ02IbfNECPMwCLcBGAsYHQ/s1920/Screenshot_20200620-221327_Instagram.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="1920" data-original-width="1080" height="640" src="https://1.bp.blogspot.com/-mDDIHRskFm4/X2EFZXpHR7I/AAAAAAAADJ4/ZdSIp8k34sMa2WYp2RiGQZ02IbfNECPMwCLcBGAsYHQ/w360-h640/Screenshot_20200620-221327_Instagram.jpg" width="360" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><b><span style="color: red;">LA MISA ATROPELLADA por SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO.<br />
<br />
III PARTE<br />
<br />
DE LA CELEBRACIÓN MISMA</span></b><!--/data/user/0/com.samsung.android.app.notes/files/share/clipdata_200915_153706_700.sdoc--></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-zQvJUac-z4A/X2EFvWpOlDI/AAAAAAAADKA/gPhFPcYgVo0F9qtSo1QKmcuiB1RHxFXjQCLcBGAsYHQ/s2048/20200915_153042.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="480" src="https://1.bp.blogspot.com/-zQvJUac-z4A/X2EFvWpOlDI/AAAAAAAADKA/gPhFPcYgVo0F9qtSo1QKmcuiB1RHxFXjQCLcBGAsYHQ/w640-h480/20200915_153042.jpg" width="640" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><p><span style="font-size: x-large;"><span style="color: red;">- De la reverencia que hay que tener durante la celebración de la Misa</span><br /><br />El sacerdote ha de conducirse en la celebración de la Misa con la reverencia debida a tan grande sacrificio. Veamos, pues, en qué consiste ésta reverencia.<br /><br /><b>Consiste en primer lugar en prestar atención a las palabras de la Misa y luego, en observar exactamente las ceremonias prescriptas por las rúbricas.</b><br /><br /><u><span style="color: red;">1. Atención a las palabras</span></u><br /><br />En cuanto a la atención que se ha de prestar, debemos tener presente que peca el sacerdote cuando se distrae voluntariamente durante la celebración de la Misa, y, como dicen los doctores, pecaría mortalmente el sacerdote que se distrajera voluntariamente durante la consagración y la comunión o solamente durante una parte notable del canon. Uno de ellos (por lo general benévolo: Tamburrini), al hablar de este punto se expresa así: <i>"El sacerdote que voluntariamente se distrae durante una parte notable del Santo Sacrificio, por ejemplo, en las oraciones del canon, peca mortalmente. Juzgo grande irreverencia que en el tiempo que se profesa tributar a Dios los supremos honores se le falte al respeto con distracciones voluntarias".</i><br /><br />Yo también sostengo lo mismo, digan lo que digan ciertos autores, porque, (dejando aparte la cuestión de si la atención interior es o no de esencia en la oración), defiendo que el sacrificio del altar no es solamente una oración, sino el acto por excelencia del culto de religión. Es culpable de grande irreverencia quien, en el momento en que tiene que venerar religiosamente a Dios, se distrae voluntariamente con pensamientos extraños.<br /><br />Por este motivo advierten las rúbricas: <i><u>"Cuando hay que pronunciar las palabras en alta voz, debe tener mucho cuidado el sacerdote de pronunciarlas distinta, claramente y sin precipitación, de modo que pueda darse cuenta de lo que se lee".</u></i><br /><br /><span style="color: red;">2. Observancia de las rúbricas y cómo hay que observarlas a todas<br /></span><br />Por lo que hace al cumplimiento de las ceremonias prescriptas por las rúbricas en la celebración de la Misa, San Pío V, en la Bula colocada al principio del misal, ordena <i><b>"formalmente y en virtud de santa obediencia que se celebre la Misa según el rito del Misal, observando las ceremonias, el rito y cada una de las reglas allí formalmente trazadas".<br /></b></i><br />Razón tiene, por tanto, el P. Suárez en decir que no se puede excusar de pecado venial la omisión de cualquier ceremonia prescrita por las rúbricas, como una bendición, una genuflexión, una inclinación y otras ceremonias semejantes.<br /><br />Benedicto XIII lo declaró expresamente en el Concilio Romano, leemos con motivo de la celebración de la Misa: "<b><i>Los sacerdotes no pueden, sin pecado, omitir o cambiar aún la más pequeñita de las rúbricas".<br /></i></b><br />Santa Teresa decía: <i>"Sabía bien de mí que en cosa de la fe, contra la menor ceremonia de la Iglesia que alguien viese yo iba, por ella o por cualquier verdad de la Sagrada Escritura me ponía yo morir mil muertes".</i> <u>Y ¿se atreve el sacerdote a tratarlas a la ligera?".</u><br /><br /><span style="color: red;">3. De la perfecta exactitud de las rúbricas</span><br /><br />Es igualmente pecado despachar las ceremonias precipitadamente, como sostiene La Croix, de acuerdo con Pasqualigi, o hacerlas a medias, como dice el P. Concilia hablando de aquellos sacerdotes que al arrodillarse no fijan la rodilla en la tierra, o que en vez de besar el altar hacen sólo el ademán de besarlo, o que hacen imperfectamente la cruz, contraviniendo las rúbricas que preceptúan estas delicadezas.<br /><br />Desempeñar mal las ceremonias prescriptas equivale a omitirlas, según aquel axioma del derecho:<i><u> "Hacer mal las ceremonias equivale a omitirlas".</u></i><br /><br /><span style="color: red;"><u>4. Peligro de pecar</u></span><br /><br />Además, dicen comúnmente los doctores, (como Wigand, Roncaglia, Concina y La Croix), que quien omite las ceremonias de la Misa en cantidad notable, aún cuando fuesen de las menos importantes, <u>no se excusarían de falta grave, porque tales omisiones repetidas en el mismo sacrificio se unen y constituyen materia grave,</u> ya que tal acumulamiento forma grave irreverencia contra el Santo Sacrificio.<br /><br />Recordemos que hasta en la ley antigua castigaba el Señor a los sacerdotes que descuidaban las ceremonias prescriptas en aquellos sacrificios, que no eran sino simples figuras del nuestro: <i>"Si no escuchas la voz de Yahvé, tu Dios, cuidando de practicar todos sus preceptos y leyes que hoy te intimo, te sobrevendrán todas estas maldiciones y, te alcanzarán: maldito serás en la ciudad y maldito en el campo. Malditas tu cesta y tu artesa, malditos el fruto de tu vientre y el fruto de tu suelo, el parto de tu vacada y las crías de tu rebaño. Maldito en tu entrar y maldito en tu salir".</i> (Deut. 28).<br /><br /><span style="color: red;">5. De la inobservancia de las rúbricas<br /></span><br /><u>Al ver cómo celebran tantos sacerdotes, con tal precipitación y atropello de las ceremonias, sería preciso llorar, y llorar lágrimas de sangre. </u>Se les podría aplicar muy bien lo que Clemente Alejandrino decía de los sacerdotes paganos que convertían el cielo en una comedia y a Dios en un objeto de comedia: <b><i>"¡Oh impiedad, hicisteis del cielo una escena de teatro, y Dios no es para vosotros sino un histrión más!".</i></b></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br />Pero ¿qué digo comedia? Si estos desgraciados tuvieran que representar el papel de cómicos, ¡que atentos estarían a ello!<br /><br />Y ¿cuál es la atención que ponen en la celebración de la Misa? Palabras mutiladas, genuflexiones a medio hacer, que más bien parecen actos de desprecio que de reverencia, bendiciones cuyas cruces no se sabe qué quieren significar, modos de gesticular en el altar que excitan la hilaridad. Después de la consagración tocan la sagrada hostia y el cáliz consagrado como si fuera un trozo de pan y un vaso de vino, mezclan desordenadamente las palabras con las ceremonias, anteponiendo unas a otras antes del tiempo destinado para cada una. <u>En resumen: que toda su celebración no es, desde el principio hasta el fin, más que un cúmulo confuso de desórdenes e irreverencias.</u><br /></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-8xCgNszAtwg/X2EIWgNWlKI/AAAAAAAADKM/X_uzd9u1Wv0wyqsswWIZKrr723pu6bj-gCLcBGAsYHQ/s958/FB_IMG_1597877691455.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="958" data-original-width="640" height="640" src="https://1.bp.blogspot.com/-8xCgNszAtwg/X2EIWgNWlKI/AAAAAAAADKM/X_uzd9u1Wv0wyqsswWIZKrr723pu6bj-gCLcBGAsYHQ/w428-h640/FB_IMG_1597877691455.jpg" width="428" /></span></a></div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><p><span style="font-size: x-large;"><span style="color: red;">6. Grave insulto al Santísimo Sacramento</span><br />
<br />
¿De dónde se desprende todo esto? De la ignorancia de las rúbricas, <b>que se ignoran y no se intentan aprender.</b> Y también del afán de terminar la Misa lo más pronto posible. Diríase que tales sacerdotes celebran como si fuera a caerse la Iglesia o estuvieran para asaltarla los turcos y no hubiese tiempo para escapar.<br />
<br /><u>
Y acontecerá que más de uno habrá gastado más de dos horas en asuntos mundanal es, charlando en una tienda o en la sacristía, y luego atropellarán la celebración, sin más cuidado que acabarla lo antes posible.</u><br />
<br />
Sería bueno que hubiera siempre alguien que les murmurase al oído lo que el Beato P. Maestro Juan de Ávila dijo subiendo al altar en que celebraba cierto sacerdote por este estilo: <b><i>"Trátelo bien, que es hijo de buen padre".</i></b><br />
<br />
Dios ordenó a los sacerdotes del Antiguo Testamento que se acercaran al santuario temblorosos de reverencia. Y el sacerdote del Nuevo, ¿se atreverá a conducirse con tamaña irreverencia cuando, al hallarse en el altar ante la presencia real de Jesucristo, lo toma en sus manos, lo sacrifica y se alimenta de él?.<br />
<br />
El sacerdote en el altar, como dice San Cipriano (y así es en realidad) representa la misma persona de Jesucristo. Por eso dice en persona de Jesucristo: Hoc <u>est</u> enim Corpus Meum (Esto <u>es</u> mí cuerpo)... Hic <u>est</u> enim Cálix Sánguinis Mei (Este <u>es</u> el cáliz de mí Sangre).<br />
<br />
¡Dios mío!, al ver a tantos sacerdotes como hoy celebrar con tales irreverencias... ¿Qué habrá que decir? ¿Que representan a Jesucristo o a tantos saltimbanquis que se ganan la vida embobando a la aldeanía con su juego de manos?.<br />
<br />
El Sínodo de Spalatro se expresa así:<i> <b>"La mayoría de los sacerdotes se esfuerzan en no celebrar bien, sino en despachar la Misa; </b>ejecutar un acto de piedad, sino en sostener un modo de vivir. De aquí que tales celebraciones sean no ya un acto de Religión, sino un tráfico y un negocio lucrativo".</i><br />
<br />
Y aún hay algo de admirar, (o por mejor decir, que deplorar), y es ver hasta a religiosos, y aún a religiosos de Órdenes reformadas y observantes, celebrar con tal precipitación y atropellando de tal modo las ceremonias, que escandalizarían hasta a los idólatras y no obrarían peor que si fuesen sacerdotes seculares más relajados.<br />
<br /><span style="color: red;">
7. Cómo edifica la exacta observancia de las rúbricas</span><br />
<br />
Nótese que los sacerdotes que celebran de modo tan indigno pecan, no sólo porque cometen grave irreverencia contra el Santo Sacrificio, sino a la vez, porque escandalizan gravemente a las personas que asisten a la Misa.<br />
<br /><u>
Así como el Santo Sacrificio celebrado devotamente infunde gran devoción y veneración, de igual manera celebrado irreverentemente hace perder el concepto y veneración que le son debidos.</u><br />
<br />
Se cuenta de San Pedro de Alcántara que una sola de sus Misas, que celebraba con el fervor que le caracterizaba, hacía mayor bien a las almas que los sermones de los predicadores de la provincia donde se hallase.<br />
<br />
Dice el Concilio de Trento que la Iglesia al instituir las ceremonias no se propuso más fin que el de inspirar a los fieles la veneración debida al sacrificio del altar y a los sublimes misterios que encierra.<br />
<br /><span style="color: red;">
8. Cómo escandaliza la inobservancia de las rúbricas</span><br />
<br />
Estas ceremonias, desempeñadas negligentemente y con precipitación, lejos de inspirar en los fieles veneración hacia tan santo misterio, hacen que la pierdan totalmente.<br />
<br />
Las Misas celebradas con poca reverencia dan pie para que el pueblo haga poco caso del Santísimo Sacramento, y, como dice Pedro Blesense de Blois:<i><u> "De la desordenada e indisciplinada muchedumbre de sacerdotes proviene hoy día que se llegue a menospreciar el venerable Sacramento de nuestra redención".</u></i><br />
<br />
Por esto el Concilio de Tours, celebrado en el año 1583, ordenó que los sacerdotes estuviesen bien instruidos en las ceremonias de la Santa Misa, dando para ello esta notable razón:<b><i> "No sea que aparten de la devoción al pueblo a ellos encomendado, antes de inducirlos a la veneración de los misterios".</i></b><br />
<br />
¿Cómo pretenderán, pues, los sacerdotes con tan indevotas celebraciones alcanzar el perdón de sus pecados y gracias de Dios, si al tiempo de ofrecerlas le ofenden, causándole más deshonra que honor? <i>"Con la celebración del sacrificio - </i>dice el Papa San Julio - <i>se borran los pecados. Y ¿qué se podrá ofrecer al Señor en expiación de los pecados cometidos hasta en la oblación del mismo Sacrificio?".</i><br />
<br />
Ofendería a Dios el sacerdote que no creyese en el sacramento de la Eucaristía, pero se ofende aún más el que, creyendo en él, no le tributa el debido respeto. Es responsable de que aquellos que le ven celebrar con tan poca reverencia, pierdan el respeto que conservarían si él obrara de otro modo.<br />
<br />
Los judíos respetaron a Jesucristo al principio de su predicación; pero cuando vieron cómo lo despreciaban los sacerdotes, perdieron el buen concepto que de Él tenían, y acabaron por gritar con los mismos sacerdotes: <i>"Quita, Quita, ¡Crucifícale!"</i>. <u>Así también hoy los fieles, viendo el atropello y ligereza con que los sacerdotes celebran la Misa, le pierden el respeto y la veneración.</u><br />
<br /><span style="color: red;">
9. La inobservancia de las rúbricas quita la fe de los asistentes<br /></span>
<br />
Como antes dijimos, la Misa celebrada devotamente inspira devoción a cuántos la oyen, en cambio, cuando se la celebra atropelladamente consigue que se pierda la devoción y casi la fe. Cierto religioso, muy digno de fe, me refirió un caso impresionante a este respecto. Lo relata también el P. Serafín María Loddi, dominico, en su opúsculo titulado <i>"Motivos para celebrar la Misa sin precipitación, etc.".</i><br />
<br />
Había en Roma un hereje resuelto a abjurar, como lo había prometido al Sumo Pontífice Clemente XI. Pero después que vió en cierta iglesia celebrar la Misa sin devoción, <b>se escandalizó</b> hasta el punto de que fue al Papa y le anunció que ya no quería abjurar, porque estaba persuadido de que ni los sacerdotes ni el Papa creían en los dogmas de la Iglesia Católica. El Papa le respondió que por la falta de devoción de un sacerdote o de muchos sacerdotes descuidados no se podían poner en tela de juicio las verdades de fe enseñadas por la Iglesia. A lo que respondió el hereje: <i>"Si yo fuese Papa y supiera que había un sacerdote que celebrar con tamaña irreverencia, lo haría quemar vivo. <b>Como veo que hay en Roma sacerdotes que celebran tan indignamente, y hasta en presencia del Papa y no se les castiga, me he persuadido de que ni el Papa cree"</b>.</i> Y habiendo dicho esto se despidió y permaneció obstinado en la voluntad de no abjurar.<br />
<br />
He de añadir a este propósito que está misma mañana, mientras me hallaba yo escribiendo la presente obrita, luego de oír una Misa celebrada de esta forma, no pudo menos de decir a un compañero de nuestra Congregación, que me lo ha contado: <i><u>"A la verdad que estos sacerdotes con tales Misas nos hacen perder la fe".<br /></u></i>
<br />
Escuchemos las quejas que éste lamentable escándalo arranca al Cardenal Belarmino, citado por Benedicto XIV en su Bulario: <i>"Otra cosa muy digna de lágrimas irrestañables es la negligencia o perversidad de ciertos sacerdotes cuando celebran con tanta irreverencia. Se diría que no creen en la presencia real de la Divina Majestad en la Hostia consagrada. <u>En efecto, hay sacerdotes que celebran sin atención, si fervor, sin respeto y con increíble apresuramiento, como si no creyesen que Jesucristo está realmente presente en sus manos o pensasen que no les ve".</u></i> ¡Pobres sacerdotes!<br />
<br />
El Beato P. Juan de Ávila, al oír que cierto sacerdote acababa de morir después de haber celebrado una sola Misa, exclamó: <i>"¡Harto habrá tenido que responder a Dios por esa Misa!"</i>. <u>¿Que no hubiera dicho de los sacerdotes que la celebran durante treinta o cuarenta años escandalosamente?.</u><br />
<br /><span style="color: red;">
10. Castigos terribles<br /></span>
<br />
Cuentan los anales de los P.P. Capuchinos el siguiente caso a propósito de la Misa atropellada: Había un párroco que celebraba con toda rapidez y sin el menor respeto. Un buen día, al entrar en la sacristía luego de la celebración, lo reprendió severamente el P. Mateo Barssi, general de los capuchinos, <u>diciéndole que su Misa, lejos de edificar, escandalizaba a los fieles, por lo que le rogaba que ma celebrase con la debida gravedad o que, al menos, dejará de celebrarla para no volver a dar al pueblo el escándalo que daba</u>. De tal modo se enfadó el párroco con aquella reprimenda, que se despojó apresuradamente de las vestiduras sagradas y corrió tras el religioso para darle a entender su enojo. Al no hallarlo, se retiró a su casa, en la que muy luego fue asaltado por ciertos enemigos suyos. Quedó tan malamente herido, que murió el desgraciado infelizmente en el espacio de una hora.<br />
<br />
Entonces se desencadenó tan fiera tempestad de vientos huracanados , que desarraigaba las encinas seculares y lanzaba por los aires a los rebaños.<br />
<br />
Se oyó luego a un poseso exclamar que todos los demonios de los contornos se habían aunado para impedir la conversión de este sacerdote y que, obtenida la victoria, en señal de triunfo habían desencadenado tal tempestad.<br />
<!--/data/user/0/com.samsung.android.app.notes/files/share/clipdata_200915_154759_127.sdoc--></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>PAX VOBIS.</b></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><span style="font-size: x-large;"><br /></span></p><p><br /></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-57347377501276338052020-09-09T11:35:00.002-07:002020-09-09T14:18:03.536-07:00LA MISA ATROPELLADA (II/IV)<p><span style="font-size: x-large;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-pD7ikEO_Eq4/X1kb7SvCugI/AAAAAAAADJY/4Wy2qFG4bmwSlU8SGgo9C6LsEgqmwECAQCLcBGAsYHQ/s1309/20200806_003042.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="1309" data-original-width="1080" height="781" src="https://1.bp.blogspot.com/-pD7ikEO_Eq4/X1kb7SvCugI/AAAAAAAADJY/4Wy2qFG4bmwSlU8SGgo9C6LsEgqmwECAQCLcBGAsYHQ/w645-h781/20200806_003042.jpg" width="645" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">LA MISA ATROPELLADA por SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO.<!--/data/user/0/com.samsung.android.app.notes/files/share/clipdata_200909_152554_983.sdoc--></span></b></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;"><br /></span></b></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;"><br /></span></b></div><span style="font-size: x-large;"><b><span style="color: red;">SECCIÓN II</span></b><br />
<br /><span style="color: red;">
I. De la preparación a la Santa Misa<br /></span>
<br />
El sacerdote debe en primer lugar prepararse. Decía un siervo de Dios que toda la vida del sacerdote no había de ser más que <b>una preparación continua y una continua acción de gracias.</b><br />
<br />
Es cierto que la Sagrada Eucaristía fue instituida en beneficio de todos los fieles, pero no cabe duda también de que es un don especial hecho a los sacerdotes. Dice el Señor: <i>"no deis lo santo a los perros ni echéis vuestras perlas delante de los puercos".</i><br />
<br />
El término "<i>perlas</i>", en griego es la palabra que se emplea para designar a las partículas consagradas. Pues bien, estas perlas son llamadas propiedad de los sacerdotes.<br />
<br />
Supuesto esto, dice San Juan Crisóstomo, <b><i>"todos los sacerdotes tendrían que separarse del altar transformados por los ardores del amor divino, y a modo de leones que causaran espanto al propio infierno".</i></b><br />
<br />
Sin embargo no es ésto lo que suele acontecer, sino que la mayor parte de los sacerdotes se retiran del altar siempre más tibios, más impacientes, soberbios, ávidos y pegados al interés, a la estima propia y a los placeres terrenos.<br />
<br />
El defecto no está en el alimento, dice el Cardenal Bona, sino en quien lo toma; y la razón la daba Santa María Magdalena de Pazzis. Afirma que bastaría una comunión para obrar la santificación. Todo el mal proviene, por tanto, de la falta de preparación a la Santa Misa.<br />
<br /><b><span style="color: red;">
PRIMERA PARTE<br />
<br />
A) De la preparación remota</span></b><br />
<br /><span style="color: red;">
1. Vida Santa</span><br />
<br />
La preparación remota requerida para celebrar dignamente consiste en la vida pura y virtuosa que debe vivir el sacerdote.<br />
<br />
Dios exigía la pureza en los sacerdotes del Antiguo Testamento y era solamente porque tenían que llevar los vasos sagrados. <i>"Purificaos los que lleváis los vasos de Yahvé"</i>. Pues bien, <b>¡Cuánto más puros han de ser nuestros sacerdotes, que han de llevar en sus manos y en su pecho al Verbo Encarnado!,</b> dice Pedro Blesense.<br />
<br /><span style="color: red;">
2. Ausencia de pecados veniales voluntarios</span><br />
<br />
Para que el sacerdote sea puro y santo no basta que se vea libre de pecados mortales, ha de verse libre de pecados veniales, al menos voluntarios. Porque, de otro modo - dice San Bernardo - Jesucristo no lo recibirá a tener parte consigo, como amenazó a Pedro si no se avenía a dejarse lavar los pies por Él.<br />
<br />
Todas las acciones, todas las palabras y pensamientos del sacerdote que quiera celebrar la Misa deben ser tan santos que le puedan servir de preparación.<br />
<br /><b><span style="color: red;">
SEGUNDA PARTE<br />
<br />
B) De la preparación próxima</span></b><br />
<br /><span style="color: red;">
1. Meditación de la mañana</span><br />
<br />
En cuanto a lo preparación próxima, es necesario primeramente haber tenido oración mental. ¿Cómo podría celebrar devotamente la Misa el sacerdote que la celebrara sin haber hecho antes la medicación?.<br />
<br />
El Beato P. Juan de Ávila decía que el sacerdote antes de celebrar ha de tener por lo menos hora y media de meditación. Yo me contentaría con que se meditara por espacio de media hora y con que algunos tibios lo hicieran por lo menos un cuarto de hora. Si bien no puedo menos de confesar que un cuarto de hora es demasiado poco. ¡Hay tan buenos libros de meditación para prepararse a la Santa Misa!<br />
<br />
Pero, me pregunto: ¿Dónde están los verdaderos sacerdotes que se preparan de esta manera?. <b>Por esto se ven celebrar tantas veces la Misa de modo tan irreverente y con maneras tan deplorables.</b><br />
<br /><span style="color: red;">
2. El memorial de la Pasión de Jesucristo</span><br />
<br />
Enseña Santo Tomás que el Redentor instituyó el Santísimo Sacramento del Altar para a que quedara siempre viva en nosotros la memoria y el amor que nos mostró en su Pasión y el recuerdo de los beneficios que nos dispensó al sacrificarse por nosotros en la Cruz. Por esto nos advierte el Apóstol: <i>"Cuantas veces coméis este Pan y bebéis el cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que vuelva"</i> (I Cor. 11).<br />
<br />
En efecto, si todos los fieles deben recordar, cuando comulgan, la Pasión de Jesucristo, ¡con cuánta mayor razón lo deberá hacer el sacerdote, pues al alimentarse de la Sacratísima Carne representa y renueva en el altar, aunque de modo distinto, el mismo sacrificio de la cruz!<br />
<br /><i>
3. Cómo ha de acercarse el sacerdote a la Misa</i><br />
<br />
Aún cuando el sacerdote haya hecho ya la meditación a la mañana, es conveniente que al acercarse a celebrar se recoja al menos unos instantes para pensar en la excelsa obra que va a ejecutar.<br />
<br />
Así lo impuso a todos los sacerdotes el Primer Concilio de Milán en tiempos de San Carlos Borromeo: <b><i>"Recójanse antes de celebrar y rueguen para penetrarse bien del sublime ministerio que van a desempeñar".<br /></i></b>
<br />
Al entrar en la sacristía para celebrar, debe el sacerdote despedir todo pensamiento mundano y repetir con San Bernardo: <i>"Negocios y solicitudes terrenas, esperadme aquí hasta que vuelva a vosotras después de haber celebrado la Misa, que requiere toda mí atención".</i><br />
<br />
San Francisco de Sales escribía en cierta ocasión a Santa Juana Francisca de Chantal: <i>"Cuando me acerco al altar para celebrar la Misa pierdo de vista todas las cosas de la tierra".</i><br />
<br />
Piense el sacerdote que va a hacer bajar del cielo a la tierra el Verbo Encarnado para tratar con Él familiarmente sobre el altar, para sacrificarlo nuevamente al Padre Eterno y para alimentarse de su divina carne.<br />
<br />
El Beato Maestro Juan de Ávila se enfervorizaba, exclamando: <i>"A Dios voy a consagrar, y a tenerlo en mis manos, y a hablar con Él, y a recibirle en mí pecho".</i><br />
<br /><span style="color: red;">
4. Pensamientos con que se ha de subir al altar</span><br />
<br />
El sacerdote sube al altar para interceder por todos los pecadores. El sacerdote mientras celebra - dice San Lorenzo Justiniano - hace el oficio de mediador, y por eso tiene que rogar por todos los culpables.<br />
<br />
San Juan Crisóstomo dice que el sacerdote, cuando se halla en el altar, se halla entre Dios y los hombres para ofrecer las oraciones de éstos y alcanzarles las gracias divinas.<br />
<br />
En el Antiguo Testamento el sacerdote podía entrar al Santo de los Santos tan sólo una vez al año. Pero en el Nuevo, todos los sacerdotes pueden a diario ofrecer el Cordero divino al Eterno Padre para alcanzar gracias para sí y para toda la Iglesia.<br />
<br />
El Concilio de Basilea podía decir con razón: <i>"Cuando un vasallo se acerca al rey para reclamar su favor, ¡con qué atención cuida la decencia de sus vestidos, las expresiones comedidas, la gravedad en el decir, el modo más detallado en el conducirse!... Pues con mayor cuidado aún debe el sacerdote esforzarse por merecer que Su Divina Majestad lo mire favorablemente cuando va a rogarle por sí mismo y por todos los demás".<!--/data/user/0/com.samsung.android.app.notes/files/share/clipdata_200909_153314_293.sdoc--><br /></i></span><p><br /></p><p><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>PAX VOBIS.</b></span></p>Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-711830374178069515.post-81097675162217898292020-09-05T11:54:00.003-07:002020-09-09T11:36:18.001-07:00LA MISA ATROPELLADA (I/IV)<p><br /></p><p><span style="font-size: x-large;">De título original <i>"La Messa Strapazzata"</i> es un opúsculo del santo Obispo y Fundador Alfonso María de Ligorio, gran Doctor de la Iglesia, dirigido a los sacerdotes para hacerles tomar en cuenta la importancia del Santo Sacrificio de la Misa, la dignidad y cuidado con que debe ser celebrada y la fuente de gracias y de santificación que les resulta de su piadosa celebración. No pierde en vigencia para el clero actual, de hecho, pareciera que en estos tiempos cobrara un nuevo vigor y vitalidad, y si bien es preferentemente para los sacerdotes también lo traemos a colación de nuestros lectores como perla de doctrina de este gran Santo y de espiritualidad redentorista. <br />
<br />
Que estas palabras calen muy profundo en nuestros corazones y nos haga conscientes del tesoro grandísimo que tenemos en el Santo Sacrificio de la Misa, mirándola con amor y agradecimiento a la Divina Bondad que nos ha querido colmar en su amor hasta el punto de darnos la Víctima perfecta, su propio Hijo Jesucristo, para nuestra salvación, y guardémonos de mirar con desprecio estas palabras atendiendo a las de Nuestro Señor Jesucristo que en su santo Evangelio nos dice: <b><span style="color: red;">"Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos" (S. Mt. 5, 19).</span></b><!--/data/user/0/com.samsung.android.app.notes/files/share/clipdata_200905_153858_147.sdoc--></span></p><p><span style="font-size: x-large;">Éste precioso opúsculo se dividirá en cuatro entregas, de las cuales esta es la primera:</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-1jNfkaq8VLs/X1PY4sOgi6I/AAAAAAAADHo/gY4HN9dIoWsmYgv_7dbM9Jx-g6xJVmu4ACLcBGAsYHQ/s1337/20200801_012653.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="1337" data-original-width="1080" height="625" src="https://1.bp.blogspot.com/-1jNfkaq8VLs/X1PY4sOgi6I/AAAAAAAADHo/gY4HN9dIoWsmYgv_7dbM9Jx-g6xJVmu4ACLcBGAsYHQ/w505-h625/20200801_012653.jpg" width="505" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"> </span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">LA MISA ATROPELLADA por SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO.<br />
<!--/data/user/0/com.samsung.android.app.notes/files/share/clipdata_200905_154546_448.sdoc--></span></b></div><div><b><span style="color: red; font-size: x-large;"><br /></span></b></div><div><span style="font-size: x-large;"><b><span style="color: red;">SECCIÓN I<br />
<br />
I. ESTIMA QUE EL SACERDOTE HA DE TENER AL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA<br /></span></b>
<br /><span style="color: red;">
1. La Misa es la más sublime de más acciones humanas</span><br />
<br />
Nunca podrá el sacerdote celebrar la Misa con la devoción requerida por tan augusto Sacrificio. El hombre no puede llevar a cabo acción más sublime ni más santa.<br />
<br />
Afirma el Concilio de Trento: <i>"No dudamos confesar que los fieles siervos de Cristo es imposible que puedan ejecutar obra tan santa y divina como este tremendo misterio".</i><br />
<br /><b>
Ni aún el mismo Dios puede hacer que haya en el mundo acción más grande que la celebración de una Misa.</b><br />
<br /><span style="color: red;">
2. Es un honor infinito tributado a Dios</span><br />
<br />
Todos los sacrificios del Antiguo Testamento (con los que tanto se honraba a Dios), no eran sino sombra y figura del sacrificio de nuestros altares.<br />
<br />
Cuantos honores han tributado y tributarán a Dios todos los ángeles con sus homenajes y todos los hombres con sus obras, penitencias y martirios, nunca pudieron ni podrán jamás tributar a Dios tanta gloria como la que le tributa una sola Misa.<br />
<br />
Los honores de las criaturas son limitados. El honor que Dios recibe en el altar es un honor infinito, porque en él se le ofrece una víctima de infinito precio.<br />
<br />
La Santa Misa tributa a Dios el más grande honor que puede tributársele. Es la obra que más abate las fuerzas del infierno. Procura el más poderoso sufragio a las almas del Purgatorio. La que más apacigua la encendida cólera de Dios en contra de los pecadores y la que proporciona a los hombres en la tierra mayor cúmulo de bienes.<br /><br /><br />
<!--/data/user/0/com.samsung.android.app.notes/files/share/clipdata_200905_154625_671.sdoc--></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-PXP_5FfAVr4/X1PdWl73uoI/AAAAAAAADIY/wu9DXfC3jnQooTwCIsIPV-CzvJsQenH_gCLcBGAsYHQ/s774/FB_IMG_1598898720708.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="602" data-original-width="774" height="486" src="https://1.bp.blogspot.com/-PXP_5FfAVr4/X1PdWl73uoI/AAAAAAAADIY/wu9DXfC3jnQooTwCIsIPV-CzvJsQenH_gCLcBGAsYHQ/w625-h486/FB_IMG_1598898720708.jpg" width="625" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><span style="font-size: x-large;"><br /><span style="color: red;">3. La Misa, fuente de todas las gracias</span><br /><br />Nos está prometido que alcanzaremos de Dios cuanto le pidamos en el nombre de Jesucristo. Nuestro Redentor está en el cielo intercediendo continuamente por nosotros. Pero, sobre todo, lo hace durante la celebración de la Misa. Entonces se ofrece a sí mismo al Padre por manos del sacerdote para alcanzarnos toda clase de gracias.<br /><br />Si supiésemos que todos los Santos, en unión de la Madre de Dios, ruegan por nosotros, ¿cuál no sería nuestra confianza en los favores celestiales? Pues bien: <b>una sola plegaria de Jesucristo puede infinitamente más que todas las de los santos.</b><br /><br />¡Pobres de nosotros, pecadores, si no existiera este sacrificio, que aplaca al Señor! <i>"En consideración de éste Sacrificio</i> - dice el Concilio de Trento - <i>calma Dios su ira y, alcanzándonos la gracia de la penitencia, nos perdona los pecados y hasta las mayores iniquidades".<br /></i><br />En una palabra, así como bastó la Pasión de Jesucristo para salvar a todo el mundo, basta también una sola Misa para salvarlo. Por esto el sacerdote dice en la oblación del cáliz: <i>"Te ofrecemos, Señor, este cáliz... por nuestra salvación y la del mundo entero".</i><br /><br /><span style="color: red;">4. La Misa es la mayor gracia que da Dios a los hombres</span><br /><br />La Misa es el más bello y precioso tesoro que posee la Iglesia, como predijo el profeta: <i>¡Qué felicidad, qué hermosura: el trigo hará florecer a los jóvenes y el vino nuevo a las muchachas!</i> ( Zac. 9, 17).<br /><br />En la Misa el Verbo Encarnado se sacrifica al Eterno Padre y se nos entrega en el sacramento de la Eucaristía, que es el fin y objeto de todos los demás sacramentos, como enseña Santo Tomás: <i>"Los santos sacramentos tienen su coronamiento en la Eucaristía".</i><br /><br />Por eso dice San Buenaventura que la Eucaristía es la obra en la que Dios nos pone ante los ojos todo el amor que nos tiene, y que es como un compendio de todos los beneficios que nos ha dispensado.<br /><br /><b>Por esto procuró siempre el demonio abolir en el mundo la Misa por medio de los herejes, constituyéndolos precursores del Anticristo, el cual, ante todo, procurará abolir (y abolirá en efecto) el Santo Sacrificio del Altar en castigo de los pecados de los hombres, según predijo el profeta Daniel: <i>"Y un ejército fue colocado sobre el sacrificio cotidiano"</i>. (Dan. 11, 12).</b><br /><br /><span style="color: red;">5. Igual a la Encarnación<br /></span><br />San Buenaventura añade que Dios nos hace en cada Misa un favor no menor que el que nos hizo al encarnarse.<br /><br />De modo que - como dicen los doctores - si Jesucristo no hubiera aparecido aún sobre la tierra, el sacerdote lo pudiera hacer aparecer con sólo pronunciar las palabras de la consagración, conforme a la célebre sentencia de San Agustín: <i>"¡Oh, venerable dignidad la de los sacerdotes, en cuyas manos se encarna el Hijo de Dios como en el seno de la Virgen Madre!".</i><br /><br /><span style="color: red;">6. Tan grande como la muerte de Jesucristo en la Cruz</span><br /><br />El sacrificio del altar no es más que la ampliación del sacrificio de la Cruz. De ahí deduce Santo Tomás que de cada Misa, como del sacrificio de la Cruz, brotan para todos los hombres los mismos bienes y hasta la misma salvación que les procuró el sacrificio de la Cruz.<br /><br />San Juan Crisóstomo se expresa de manera semejante: <i>"La celebración de la Misa vale tanto como la muerte de Cristo en la cruz. Y la Santa Iglesia corrobora plenamente esta doctrina cuando dice: "Siempre que se celebra la memoria de esta Hostia, se realiza a la vez la obra de nuestra redención".</i><br /><br />Añade el Concilio de Trento: <i>"el mismo Salvador que se ofreció por nosotros en la cruz se sacrifica sobre el altar por medio de los sacerdotes, siendo la única diferencia el modo de ofrecer".</i><br /><br />De aquí se deduce que por medio del sacrificio del altar se nos aplica el sacrificio de la cruz. La Pasión de Jesucristo nos ha hecho capaces de la redención, la Misa nos pone en posesión y hace que disfrutemos de sus méritos.<br /><br /><b><span style="color: red;">SECCIÓN II<br /><br />II. DE LO QUE HA DE HACER EL SACERDOTE PARA CELEBRAR DIGNAMENTE LA SANTA MISA</span></b><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><span style="font-size: x-large;"><span style="color: red;">1. El sacerdote tiene que vivir santamente</span><br /><br />La Misa es la obra más santa y divina que se puede ejecutar. Por eso - como señala el Concilio de Trento - <b>hay que poner todo cuidado y solicitud</b> para celebrarla con la mayor pureza interior y con las mayores muestras exteriores de piedad y devoción.<br /><br />Dice también el Concilio que la maldición fulminada por Jeremías contra <i>"quien hace la obra de Yahvé con negligencia" </i>(Jer. 48, 10) se aplica precisamente a los sacerdotes que celebran con irreverencia la Misa. Es entre todas, la más grande y elevada de cuantas acciones pueda ejecutar el hombre para honrar a su Creador. Y añade que difícilmente puede cometerse semejante irreverencia sin incurrir en <b>manifiesta impiedad.</b><br /><br /><span style="color: red;">2. Antes, durante y después de la Misa</span><br /><br />Para que el sacerdote no se haga reo de tan gran irreverencia y a la vez de la divina maldición que la acompaña, consideremos lo que ha de hacer antes de celebrar, durante la celebración y después de haberla celebrado.<br /><br />I. Antes de acercarse al altar tiene que <b>prepararse</b>.<br /><br />II. Durante la celebración ha de <b>proceder con toda la reverencia requerida.</b><br /><br />III. Después de haber celebrado tiene que dedicarse a la <b>acción de gracias.</b></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><span style="font-size: x-large;"><br /></span><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-hGlwr2c0TGM/X1PeWWkWyLI/AAAAAAAADIs/VDjAyttu-GQjSeByhUtHDJE51jVEkWeagCLcBGAsYHQ/s1080/20200831_193547.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-size: x-large;"><img border="0" data-original-height="638" data-original-width="1080" height="461" src="https://1.bp.blogspot.com/-hGlwr2c0TGM/X1PeWWkWyLI/AAAAAAAADIs/VDjAyttu-GQjSeByhUtHDJE51jVEkWeagCLcBGAsYHQ/w781-h461/20200831_193547.jpg" width="781" /></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: red; font-size: x-large;"><b>PAX VOBIS.</b></span></div><br />Cruzado Marianohttp://www.blogger.com/profile/10378141245928057743noreply@blogger.com0