DE ERRORES Y DE HEREJÍAS




San Pedro y San Pablo, Príncipes de la Santa Iglesia de Cristo


En un campo de debate suele pasar, y con mucha frecuencia, que los argumentos presentados a favor o en contra de un postulado pueden no ser verdaderos, o pueden ser medias verdades o directamente ser una falacia desvergonzada, en cualquier debate y tratando de cualquier tema; el hablar o debatir sobre el Sedevacantsimo no queda exento de estas maniobras deshonrosas por desventura. Hace mucho tiempo hablando con un miembro de la FSSPX sobre este tema tan escabroso pero tan necesario para mantenerse católicos fieles en este tiempo de apostasía, éste me aducía a favor de la posición lefebvrista con respecto del Sumo Pontífice y del concepto mismo del Sumo Pontífice.

Decía este personaje que el Sumo Pontífice podía caer en herejía y seguir conservando la autoridad pontificia así como San Pedro "habría caído en la herejía judaizante" y que la postura lefebvrista sería una imitación de la reprensión que San Pablo hizo al confuso Apóstol Pedro. En tales palabras se explayaba este lefebvrista... Nada más lejos de la verdad, pues además de negar la más básica doctrina de la Iglesia en cuanto a los herejes, como que pierden automáticamente toda autoridad al caer en herejía, es una tergiversación de las Sagradas Escrituras. Por ello, para zanjar toda duda, ponemos a continuación el pasaje bíblico exacto en que San Pablo reprende al bienaventurado Apóstol Pedro.

Carta del Apóstol San Pablo a la Gálatas 2, 11- 16:

"Mas cuando Cefas (Pedro) vino a Antioquía le resistí cara a cara, por ser digno de reprensión. Pues él, antes que viniesen ciertos hombres de parte de Santiago, comía con los gentiles; mas cuando llegaron aquéllos se retraía y se apartaba, por temor a los que eran de la circuncisión. Y los otros judíos incurrieron con él en la misma hipocresía, tanto que hasta Bernabé se dejó arrastrar por la simulación de ellos. Mas cuando yo vi que no andaban rectamente, conforme a la verdad del Evangelio, dije a Cefas en presencia de todos: "Si tu, siendo judío, vives como los gentiles, y no como los judíos, ¿cómo obligas a los gentiles a judaizar?. Nosotros somos judíos de nacimiento y no pecadores procedentes de la gentilidad; mas, sabiendo que el hombre es justificado, no por las obras de la Ley, sino por la fe en Jesucristo, nosotros mismos hemos creído en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en Cristo, y no por las obras de la Ley; puesto que por las obras de la Ley no será justificado mortal alguno".

Y para mejor comprensión de este pasaje bíblico hemos recurrido nada más y nada menos que a Monseñor Straubinger, exegeta bíblico y teólogo totalmente ortodoxo, quien en sus notas a los versículos 11 y 14 explica lo siguiente en los comentarios que transcribimos tal cual están en la Biblia Ed. Straubinger (los resaltados son nuestros):

"11. En Antioquía se había levantado una disputa entre Cefas (Pedro) y Pablo, porque aquél se retiró de la mesa de los cristianos gentiles, para no escandalizar a los judío- cristianos. San Pablo no tardó en censurar tal proceder como inconsecuente y peligroso. A esta escena (que algunos suponen ocurrida en la época señalada en Hech. 15, 35 ss.) se refiere al Apóstol en el siguiente discurso que dirige públicamente a San Pedro, señalándole la contradicción con que su propia conducta, dictada por la idea fundamental de que los preceptos rituales de la Ley mosaica habían perdido su valor para los cristianos, y recordando sin duda la palabra del Maestro contra toda levadura de doblez (Luc. 12, 1). San Agustín, comentando este pasaje en una de sus Epístolas alaba a ambos Apóstoles: a Pablo por su franqueza, a Pedro por la humildad con que acepta el reproche del "queridísmo hermano Pablo", cuya sabiduría celestial alaba en II Pedr. 3, 15.

14. No andaban rectamente: No se trataba de un error de doctrina. Mas aún "todo judío convertido tenía el derecho de observar la Ley. Lo que San Pablo censura es la duplicidad de la conducta, tratándose del Jefe de la Iglesia que podía inducir a error a las almas". Fillion hace notar que el discurso de Pablo a Pedro no termina en este versículo sino que continúa hasta el versículo 21, como se ve en el versículo 15, el cual no puede dirigirse a los gálatas, pues ellos no eran judíos sino paganos de nacimiento. "Las palabras ¿cómo obligas a los gentiles a judaizar? podrían repetirse como un refrán al final de cada uno de los versos".

Como echa de verse, el Apóstol San Pedro no cayó en ninguna herejía, pero cayó en un error para con los gentiles, al considerar motivo de escándalo para los judíos convertidos llegados de Jerusalén el que él se sentase a la mesa con gentiles, siendo que ya se sentaba a la mesa con gentiles antes de la llegada de estos coterráneos suyos; se podría decir que la actitud de San Pedro fue una caridad malentendida que devino en falsa caridad, pues aquello podía entenderse como un aliciente a la postura judaizante y sería considerado como una ofensa a los gentiles convertidos; por eso San Pablo no demora en hacérselo ver a San Pedro y en público, pues como el mismo Apóstol lo indica ya era público el asunto y ya había encontrado adhesión este error. Por lo tanto ese postulado lefebvrista, que no sólo es utilizado por Lefebvristas sino también por frikitradis y conservadores línea media, es falso y distorsiona los conceptos de error (lo cual puede cometer cualquier ser humano) y herejía (lo cual es la negación consciente y pertinaz de la verdad revelada) con el fin dejustificar su irregular situación ante la Secta del Vaticano II a la que ellos consideran erróneamente la Iglesia Católica.

Pero considero que la exégesis de Mons. Straubinger no necesita más comentarios para explicar la reprensión paulina y la consideración de esta explicación nos lleva fácilmente a la respuesta de la objeción lefebvrista. Así que no podemos bajar las defensas, hemos de estar siempre a la altura del debate por la Fe mediante el estudio y la oración, para que todo pensamiento se doblegue a la obediencia de Cristo.


PAX VOBIS.


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