OBLIGATORIEDAD DE LAS REFORMAS LITÚRGICAS DEL PAPA PÍO XII





Su Santidad Pío XII celebrando el Santo Sacrificio de la Misa en la Capilla Papal (1951)



Las reformas litúrgicas aprobadas e instituidas por orden de Su Santidad el Papa Pio XII ocurrieron entre los años 1951 y 1958. La comisión designada para la realización de los trabajos y estudios contaba, como ya sabemos todos, con dos modernistas muy conocidos, Bugnini y Bea, y que tras la muerte de este Romano Pontífice, juntamente con Pablo VI, implementaron con éxito sus propias concepciones acerca de las reformas litúrgicas, haciendo parecer – a los incautos – que sus reformas eran tan sólo la continuidad de las reformas iniciadas por el Papa Pío XII, y con un reconocimiento implícito de éste, cómo quiso hacer parecer el pseudo Papa Pablo VI, Montini, intentando dar un carácter de ortodoxia a los cambios absurdos que vendría a realizar.

Considerando estas cosas, algunos neogalicanos, de entre los cuales se distinguen algunos pocos sedevacantistas – intelectualmente deshonestos y soberbios – muy críticos de la FSSPX por considerar que ésta aunque reconozca a los pseudopapas del postconciliábulo Vaticano II como legítimos – lo que no lo son, absolutamente – los desobedezcan y elijan según sus propios gustos lo que es o no ortodoxo en la doctrina enseñada por ellos, actúan de forma semejante a estos últimos – o de forma aún más grave considerando que el Papa Pío XII fue de hecho un Papa legítimo – y bajo los más diversos y absurdos pretextos se sienten justificados en rechazar completamente las reformas de este Romano Pontifice, o parte de ellas, particularmente su reforma de la Semana Santa, creyendo que estas fueron el preludio de las catastróficas reformas subsiguientes, incurriendo, con eso, en el gravísimo pecado de desobediencia, herejía y cisma.

Nosotros, católicos, estamos obligados a someternos al Romano Pontífice no sólo en cuestión de doctrina, sino también en la liturgia debido a la correlación que hay entre las dos cosas, por supuesto – lex orandi lex credendi. Esto nos enseña el Magisterio y todos los sedevacantistas medianos ya lo saben, o por lo menos ya lo deberían saber…

“El soberano Pontífice, por su parte, goza del derecho de reconocer y establecer cualquier práctica que toque la adoración de Dios, para presentar y aprobar nuevos ritos, así como para modificar los que juzga que exigen modificación” (Mediador Dei, Papa Pío XII, 11/20/1947, Canon 1257)

Bastarían dos sanciones emanadas de los decretos del Concilio de Trento para, per se, poner fin a cualquier discusión en esta cuestión:

“Si alguien dice que las ceremonias, las vestimentas y las señales exteriores, que la Iglesia Católica usa en la celebración de misas, son incentivos a la impiedad, y no al servicio de la piedad: sea anatema.

“Si alguno dijere que los ritos recibidos y aprobados de la Iglesia Católica, en uso en la administración solemne de los sacramentos, pueden ser despreciados o omitidos sin pecado, al placer de los ministros, […] sea anatema. (Cánones sobre la Misa. Denziger)

La Santa Iglesia no puede proponer nada pernicioso a los fieles, ni en materia de fe ni tampoco en disciplina litúrgica – jamás propuso ni propondrá – éste siempre fue el sentir común entre los Santos Padres y doctores de la Iglesia:

Papa Pío VI
“Como si la Iglesia, que es gobernada por el Espíritu de Dios, pudiera establecer una disciplina no sólo inútil y más onerosa de lo que la libertad cristiana puede tolerar, sino que sea por encima peligrosa, nociva, propia a inducir a la superstición o al materialismo “- proposición que él condenó como ‘falsa, temeraria, escandalosa, perniciosa, ofensiva a los oídos píos, etc.'” (Auctorem Fidei)

Papa Gregorio XVI
“La Iglesia, que es la columna y el sostenimiento de la verdad y que manifiestamente recibe sin cesar del Espíritu Santo la enseñanza de toda la verdad, ¿podría ordenar, conceder, permitir algo que resultara en detrimento de la salvación de las almas y en desprecio y el perjuicio de un sacramento instituido por Cristo? ” (Quo Graviora)

Papa León XIII
“Sin embargo, no es al albedrío de los particulares, fácilmente engañados por las apariencias de bien, que la cuestión debe ser resuelta: pero es a la Iglesia que corresponde emitir un juicio, y todos deben acudir a ella, so pena de incurrir en la censura emanada por Nuestro predecesor Pío VI. Él declaró la proposición 78 del Sínodo de Pistoya injuriosa para la Iglesia y el Espíritu de Dios que la gobierna, mientras somete a discusión la disciplina establecida y aprobada por la Iglesia, como si la Iglesia pudiera establecer una disciplina inútil o demasiado onerosa para la libertad cristiana ” (Testem Benevolentiæ)

Papa Pío XII
“Como, en verdad, ningún católico fiel puede rechazar las fórmulas de la doctrina cristiana compuestas y decretadas con gran ventaja en la época más reciente de la Iglesia, inspirada y dirigida por el Espíritu Santo, para volver a las antiguas fórmulas de los primeros concilios, o repudiar las leyes vigentes para volver a las prescripciones de las antiguas fuentes del derecho canónico; así, cuando se trata de la sagrada liturgia, no estaría animado de celo recto e inteligente aquel que quisiera volver a los antiguos ritos y usos, rechazando las recientes normas introducidas por disposición de la divina Providencia y por cambio de circunstancias.” (Mediator Dei, 1947)

Papa León XIII
“(…) Por ciertos índices que se observan, no es difícil constatar que, entre los católicos, ciertamente en razón de la infirmeza del tiempo, existen los que, poco contentos con su situación de súbditos que en la Iglesia, creen poder tener alguna parte en su gobierno o por lo menos imaginan que les es permitido examinar y juzgar a su manera los actos de la autoridad. Si esto prevaleciera, sería un gran daño en la Iglesia de Dios, en la cual, por la voluntad manifiesta de su divino Fundador, se distingue en su personal a los que se enseñan y los que enseñan, el rebaño y los pastores, entre los cuales un, es el jefe y el pastor supremo de todos. Sólo a los pastores se les dio poder de enseñar, de juzgar, de corregir, a los fieles fue impuesto el deber de seguir las enseñanzas, de someterse con docilidad al juicio y de dejarse gobernar, corregir, conducir a la salvación.

Así es absolutamente necesario que los simples fieles se sometan de espíritu y de corazón a sus propios pastores, y ellos con ellos al Jefe y Pastor supremo; es en esta subordinación y dependencia que gira el orden y la vida de la Iglesia; es en ella que se funda la condición indispensable del bien hacer y todo llevar a buen puerto. Al contrario, si ocurre que los simples fieles se atribuyen autoridad, si ellos la pretenden como jueces y señores; si los subordinados, en el gobierno de la Iglesia universal, prefieren o intentan hacer prevalecer una directriz distinta de aquella trazada por la autoridad suprema, es una subversión del orden; se lleva de esa forma la confusión a muchos espíritus, y se sale del camino.Y no es necesario, para faltar a un deber tan santo, hacer acto de oposición manifiesta, sea a los obispos, sea al jefe de la iglesia, es bastante que tal oposición se haga por medios indirectos, tan más peligrosos cuanto más ocurre la preocupación de esconder por sus apariencias contrarias. De esta forma, se falta a ese deber sagrado desde que, al mismo tiempo que se manifiesta celo por el poder y las prerrogativas del Supremo Pontífice, no se respetan los obispos que a él están unidos, no se tiene en cuenta suficiente su autoridad, y se interpretan lamentablemente sus actos y sus intenciones sin esperar el juicio de la Sede Apostólica.

De la misma forma, es prueba de una sumisión poco sincera, establecer una como qué oposición entre un Pontífice y otro. Aquellos que, entre dos direcciones diversas, repudian el presente para sostener al pasado, no dan prueba de obediencia a la autoridad que tiene el derecho y el deber de guiarlos: y bajo cierto aspecto se asemejan a los que, condenados, quisieran apelar al Concilio futuro o a un Papa mejor informado. De este aspecto, lo que es es necesario fijar que en el gobierno de la Iglesia, salvo los deberes esenciales impuestos a todos los Pontífices por su cargo apostólico, cada uno de ellos puede adoptar la actitud que juzgue la mejor según los tiempos y otras circunstancias. De esto es él el único juez; considerando que para ello no sólo tiene luces especiales, sino también el conocimiento de condiciones y necesidades de toda la catolicidad a la que conviene que condescienda su previsión apostólica. Es él quien cuida del bien y todos los demás que son sometidos a esta orden deben secundar la acción de un director supremo y servir al fin que él quiere alcanzar. Como la Iglesia es una y uno su jefe, así es uno el gobierno al que todos deben conformarse. ” (Papa León XIII – Carta Epístola Tuya al Cardenal Guibert, 17 de junio de 1885)

Santo Tomás de Aquino
Cita de San Cirilo de Alejandría retomada por Santo Tomás en su Cadena de oro, en relación a su comentario de Mateo XVI, 18). Apoyándose sobre Luc XXII, 32, el doctor común enseña que la Iglesia no puede errar, porque el papa no puede errar:

“La Iglesia universal no puede errar pues Aquél que es escuchado en todo a título de su dignidad ha dicho a Pedro, sobre la profesión de fe del cuál es fundada la Iglesia: «Yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca jamás»” (Suma teológica, II-II, q. 1, a. 10). “Una vez que las cosas han sido decididas por la autoridad de la Iglesia universal quien rehusara obstinadamente someterse a esta decisión, sería hereje. Esta autoridad de la Iglesia reside principalmente en el soberano Pontífice.”

Dom Próspero Guéranger (1885)
“La disciplina eclesiástica es el conjunto de las regulaciones exteriores establecidas por la Iglesia. Esta disciplina puede ser general, cuando sus regulaciones emanan del poder soberano de la Iglesia con la intención de obligar a todos los fieles, o al menos una clase de fieles, salvo las excepciones concedidas o consentidas por el poder que proclama esa disciplina. Ella es particular cuando las regulaciones emanan de una autoridad local que la proclama en su alzada. Es artículo de la doctrina católica que la Iglesia es infalible en las regulaciones de su disciplina general, de suerte que no se permite sostener, sin romper con la ortodoxia, que una reglamentación emanada del poder soberano en la Iglesia, con la intención de obligar a todos los fieles o al menos toda una clase de fieles, podría contener o favorecer el error en la fe o en la moral. De ahí que, independientemente del deber de sumisión en la conducta impuesto por la disciplina general a todos los que ella rige, se debe también reconocer un valor doctrinal en las regulaciones eclesiásticas de esa naturaleza. La práctica de la Iglesia confirma esta conclusión.”

O sea, la cuestión es muy simple, o se admite que Su Santidad el Papa Pío XII fue de hecho un legítimo Pontífice y se aceptan sus reformas, o se niega que haya sido un Papa legítimo y punto. No hay término medio. Además hemos de reconocer en las reformas litúrgicas de este Sumo Pontífice la mano Providencial de Dios, que quiso restituir el culto magno de Semana Santa, o la íntima unión de los fieles con el Sacerdote en algunas de las oraciones del Santo Sacrificio de la Misa, totalmente  prácticas y loables.

ROMA LOCUTA CAUSA FINITA


PAX VOBIS.

Comentarios

  1. Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI o Juan Pablo II, me da igual. Lo que es Sagrado NO SE TOCA. La única razón para hacerlo es el cansancio, el ansia de novedades y la pérdida del sentido sacro, que indica pérdida de la fe. Si las cosas que se cambian no son esenciales, dicen, si no son importantes, dicen, si son convencionales, dicen, entonces no se comprende tanto empeño en alterarlas. La Liturgia debió quedar irrevocablemente fijada en Trento, como tantas otras cosas. Y punto. Los que empujaron la puerta un poquito no son menos culpables que los que siguieron empujando cuando ya estaba a medio abrir. Ahora lo que tenemos no es nada que pueda llamarse propiamente liturgia. Es una BASURA, de la que yo al menos me mantengo lejos, más que nada para no ofender a Dios. Querían los modernistas (algunos, los más tontos, porque los más listos sabían muy bien lo que planeaban) fabricar una liturgia a su gusto, porque la que había no les gustaba A ELLOS. Ahora ya la tienen, estarán felices con sus payasos, sus pantallas de vídeo, sus banderas de Sodoma, sus micros, sus aplausos y sus guitarras. Si a mí, curas degenerados, me hacéis vomitar, imaginad a Dios Omnipotente. Es un decir, porque en realidad ya no creéis, y por tanto no teméis. Ya temeréis.

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    1. A mí parecer es muy ligero decir que dan lo mismo unas reformas de un verdadero Papa que las ilegítimas reformas de unos Antipapas, siendo que las que hace un verdadero Papa son saludables para la Iglesia y cuando las hace OBLIGA A TODA LA IGLESIA. Además si vamos a mirar en rigor quien comenzó con el Movimiento Litúrgico fue el Papa San Pío X y continuado por los Papas Benedicto XV, Pío XI y Pío XII, quienes no lo hicieron movidos por "cansancio" y "pérdida" del sentido de lo sacro, sino para resignificar el sentido precioso de la Liturgia y hacer las alabanzas divinas más accesibles a los fieles. Cosa diferente fueron las ilegítimas reformas de los Antipapas del Vaticano II, quienes aprovechándose del movimiento litúrgico lo descarriaron para sus herejías y desvaríos.

      Regla: No confundir y no juzgar ligeramente

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    2. Señor Anónimo Primero: aprenda a leer, o tome clases de lectocomprensión, o pida a una persona mayor que le explique el significado del artículo que genera estos comentarios. Y si aún así no entiende de qué se trata, no se meta a comentar. Le ayudo: crea y obedezca lo que la Iglesia manda y que más arriba está tan bien explicado. O dé nacimiento a su propia secta protestante. En todo caso, no moleste en un sitio católico; no es bienvenido.

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  2. El Anónimo26 de septiembre de 2018, 5:19, es un idiota e ignorante en Magisterio eclesiástico, de dónde saca semejante argumento de decir que un Papa no puede meter mano en las cosas sagradas o litúrgica? Hay que ser dañino, ignorante o hdp, y los que opinan así son las tres cosas, comenzando por los del IMBC liderados por el impresentable y ególatra de Riccosa y terminando con los americanos ex-lefbvristas de Sanbor, Kelly, y compañía.
    Las LLaves fueron dadas a Pedro y a sus legítimos sucesores y no a ningún obispo, y es por eso que el verdadero Papa está designado para atar y desatar es el Vicario de Cristo sobre la tierra, y a recordar que un Papa no puede ordenar ni permitir cosas que vayan contra la Fe, la Moral y las Costumbres. Montini, Roncalli, Luciani, Wojtila, Ratzinger y Bergoglio lo han hecho y lo hacen porque ninguno fue papa de la Iglesia.

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    1. Supongo que frente a frente no se atreve usted a llamarme hdp. Lástima de chusma. Y lástima de blog que permite estos insultos. Que les aproveche. Pero antes de eso: un Papa puede ser válido y al mismo tiempo débil, como lo fue Pio XII, bastante contaminado de modernismo. Defendía el latín en Mediator Dei y al mismo tiempo permitía la extensión de las lenguas vernáculas; defendía el recogimiento en la Misa y al mismo tiempo promocionaba la "participación activa"; condenaba los abusos litúrgicos y luego los alababa como "signo providencial de Dios". Yo nací después de que muriese Pio XII. Si hubiese vivido en su tiempo, lo habría obedecido. Como no he vivido en su tiempo puedo ver las consecuencias de la puerta que en su debilidad abrió. Un Papa puede meter mano donde pueda. En la liturgia que fue fijada por Pio V, no, porque en Quo Primum Tempore se prohibe expresamente cualquier cambio. Lo contrario es que un Papa pueda contradecir a otro en materia fundamental, porque tocar la lex orandi es tocar la lex credendi. Y en ese caso los fieles tendríamos que decidir a cual de entre dos Papas obedecer, lo que es absurdo. Un último consejo: la catolicidad no está reñida con la buena educación. Es más, la falta de educación suele ser indicio de falta de formación católica. No llamaría usted hdp a un desconocido al que se encuentra por la calle, no lo haga aquí.

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    2. Don Anónimo
      Si dice que le da igual lo que diga y haga cualquier Papa es que no está entendiendo la trascendencia de la promesa de Nuestro Señor Jesucristo... descalifica a PIO XII con argumentos sin citas que respalden sus dichos y eso lo desacredita cualquier intento de razonar con la verdad ....

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  3. Lamentando el lenguaje soez aquí usado no hay que olvidar que el Sr. "Anónimo" sigue teniendo una gran confusión del lenguaje (esperemos sea sólo eso), al afirmar que Pío XII fue un Papa "contaminado de modernismo"... ¡que disparate!, el modernista por el sólo hecho de serlo está excomulgado y por lo tanto no es católico y mucho menos papa, como es el caso de Juan XXIII y los payasos siguientes, es una imputación mu grave la que usted hace al Papa Pío XII, el último por cierto... en cuanto a la "participación del pueblo" en la Santa Misa promulgada por este gran Pontífice no hay error ni innovación, es una unión más íntima de los fieles a los Misterios del Altar, que si bien miramos es sólo responder las oraciones junto con el monaguillo... No es nada herético y menos si lo promulga un Papa, quien además no alteró la Liturgia inviolable de San Pio V, sino que la enriqueció.

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  5. Miguel Echeverría29 de agosto de 2023, 12:22

    La bula Quo Primus Tempore, es muy clara al prohibir cualquier cambio en el Misal Católico. Y su mandato es a perpetuidad, por lo que ningún papa posterior tiene autoridad para cambiarlo. La reforma de Pío XII, cambia el misal Católico en al periodo de la semana Santa, con lo que en absoluto hay obligación de seguirlo. Es más, quien lo obedezca recibe en él las condenas de excomunión automática de la Bula de Pío V.

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