EL PROBLEMA JUDÍO A LA LUZ DE LA SAGRADA ESCRITURA por Monseñor JUAN STRAUBINGER VIII- VIII
"Y entonces todo Israel será salvado, según lo que dice la Escritura: De Sión vendrá el Libertador. Él apartará la impiedad de Jacob.Y esta será mi alianza con ellos, cuando los purifique de sus pecados." Rom. 11 27- 28 San Pablo anunciando la conversión final de los judíos ante la Parusía de Nuestro Señor Jesucristo, dando así comienzo a la Era de Paz Mesiánica.
Se oye frecuentemente la pregunta: ¿Qué dicen los profetas a cerca de la
vuelta de los judíos a Palestina? Nada impide ver en este hecho el
cumplimiento de los vaticinios citados, aunque su plena cumplimiento esta
en conexión con la conversión de Israel. Cfr. las notas que pusimos en la
nueva versión del Salterio (Edit. Desclée), especialmente las notas a los
Salmos 105, 47; 106, 3; 124, 3; 125, 1 y 2; 147, 1.
Es verdad que según el derecho internacional ningún pueblo puede
reclamar la posesión del país donde sus antepasados habitaron hace dos o
tres mil años. ¿Qué sería del mapa de Europa si quisiéramos restablecer el
arden demográfico de los tiempos de Jesucristo? ¿Y qué dirían, por
ejemplo, los norteamericanos si los pieles rojas les reclamasen los
territorios que hoy ocupan los blancos y negros? Los judíos son el único
pueblo que no está sometido a la regla general, porque Palestina les
corresponde por ley divina, mejor dicho, por misericordia divina, lo cual
testifica el mismo Dios (Dt. 9, 4-6).
Es interesante que el Sionismo, que no se inspira en ideas religiosas, sino
nacionalistas y racistas, parece ser el instrumento mediante el cual Dios
empieza a dar cuerpo a los planes que tiene reservados para Israel. Y no
menos interesante es el hecho de que los pueblos cristianos, por medio de
las dos Guerras Mundiales, han contribuido a llevar a cabo los proyectos
del Sionismo. En reconocimiento de los servicios que los judíos prestaron a
Inglaterra en la Primera Guerra Mundial, Lord Balfour dirigió a Rothschild
el siguiente mensaje: "El gobierno de S. Majestad ve con agrado el
establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y
empleará sus mejores esfuerzos para el logro de este objeto…". Y después
de la Segunda Guerra Mundial les pagó Norteamérica su deuda,
ayudándolos con su enorme influencia en la ocupación de la mayor parte
de Palestina, incluso el Négueb (Edom) de modo que el nuevo Reino de
los judíos se extiende de mar a mar, del Mar Mediterráneo hasta el golfo
de Akaba, como en los tiempos de Salomón. Triunfaron sobre siete reinos
árabes y su próximo objetivo es ocupar también el resto del país, incluso
su capital, Jerusalén. Antes de la Primera Guerra Mundial había en
Palestina 35.000 judíos; hoy su número es veinte veces mayor y en breve
pasara de un millón.
En todo esto vemos el dedo de Dios. Pero no es todavía el fin. Los judíos
que bajo la bandera del Sionismo inmigraron al país de Abrahán, Isaac y
Jacob, no piensan en adherirse a la Iglesia. Su conversión a Cristo es un
misterio y es muy posible que no se realice así como soñamos nosotros.
Será una de las grandes obras que solo Dios puede hacer, y si lo hace con
la pedagogía que hasta ahora ha aplicado, los judíos, y especialmente su
nuevo reino palestinense, han de pasar por una catástrofe decisiva que les
abrirá los ojos.
Entonces se verificará lo que dice San Pablo: "Si la caída de ellos ha sido la
riqueza del mundo, y su disminución la riqueza de los gentiles, ¿cuánto
más su plenitud?" (Rom. 11, 12). El Apóstol quiere decir que los judíos, una
vez participes del Reino de Jesucristo, serán la riqueza espiritual del
mundo, quizás sus nuevos misioneros, en aquellos tiempos de apostasía
que San Pablo predice en II Tes. 2, 5, y el mismo Cristo en Mat. 18, 8. No
nos atrevemos a ahondar en este tema, que contemplado en toda su
profundidad, es tan difícil como la explicación del Apocalípsis. Con todo
queremos hacer notar, con Bover-Cantera (Sagrada Biblia pag. 996), que
es "tradición fundada", que "la restauración de Israel tendrá por
coronamiento la conversión de los pueblos gentiles a la Verdadera
religión".
Temas muy poco tratados son también: la santidad prometida a Israel, la
restauración del trono de David, la reunión de Israel y Judá.
A estos hechos se refiere tal vez la misteriosa pregunta de los Apóstoles el
día de la Ascensión: "Señor, ¿es este el tiempo en que restableces el Reino
para Israel?" (Hech. 1, 6). Para muchos esta pregunta es tan
incomprensible, que la toman como prueba de la poca inteligencia de los
Apóstoles y de su falta de espíritu. Sin embargo, dice la Escritura que Jesús
fue visto por ellos después de la Resurrección por espacio de cuarenta días
y habló con ellos del Reino de Dios (Hech. 1, 3). ¿Eran los Apóstoles
realmente faltos de espíritu? ¿No lo son más bien sus críticos, que quieren
negar a los judíos la futura gloria después de su sumisión a Cristo? Cfr. Jer.
31, 33-34; Zac. 8, 22-23; 12, 10; 14, 8-11; Hech. 3, 21; Apoc. 10, 7.
El presente trabajo no pretende resolver el problema judío; su único fin es
mostrar que, según las Escrituras, los judíos son un pueblo extraordinario,
al que Dios mantiene para cumplir su Promesas. Si hoy reclaman el país de
sus Antepasados y lo ocupan poco a poco, obedecen, sin darse cuenta, a la
voz de Dios, que los congrega de nuevo en aquel pequeño territorio, para
obrar en ellos el misterio predicho por San Pablo y los Profetas del
Antiguo Testamento. Nada sabemos sobre el modo de su realización, pero
estamos seguros de que será la obra más estupenda entre la Primera y la
Segunda Venida de Cristo, y probablemente el acto preliminar de ésta
última.
- Del Libro "Espiritualidad Bíblica"
Monseñor Johannes Straubinger nació en Esenhausen, Alemania en 1883 y murió en Stuttgart, Alemania en 1956. Ingresó al Seminario de Stuttgart en 1896 y es ordenado sacerdote en 1907, después alcanzaría el doctorado en hebreo y otras lenguas orientales. En viajes a Oriente Medio, más específicamente a Egipto, tuvo acceso a antiguos códices que contenían las Sagradas Escrituras en lengua siríaca, árabe y griego. Por problemas que tuvo en su país natal por traducir la Encíclica "Mit Brennender Sorge" del Papa Pío XI (encíclica en las que el Papa denunciaba la irregularidades del Tercer Reich) se exilió en Suiza primero (1937), y después a la Argentina (1938) donde fue Profesor de Sagrada Escritura del Seminario de San José de la Arquidiócesis de la Plata (1940- 1951).
Escribió varias obras con temática bíblica- exegética, una de las más famosas fueron sus publicaciones de "Revista Bíblica" (1940) pero su obra más grande fue la "Biblia Platense Comentada" (1951) donde brinda al lector una lectura sabrosamente espiritual de las Sagradas Escrituras explicando con la más ortodoxa doctrina los pasajes bíblicos más dificultosos. Su edición de la Biblia fue reeditada por la Universidad Católica de la Plata en 2014. En 1951 regresa a Alemania donde finalmente entrega su alma al Padre Eterno en 1956. Monseñor Straubinger es sin duda uno de los más grandes exégetas bíblicos de nuestra épcoa. Recomendamos su lectura.
Escribió varias obras con temática bíblica- exegética, una de las más famosas fueron sus publicaciones de "Revista Bíblica" (1940) pero su obra más grande fue la "Biblia Platense Comentada" (1951) donde brinda al lector una lectura sabrosamente espiritual de las Sagradas Escrituras explicando con la más ortodoxa doctrina los pasajes bíblicos más dificultosos. Su edición de la Biblia fue reeditada por la Universidad Católica de la Plata en 2014. En 1951 regresa a Alemania donde finalmente entrega su alma al Padre Eterno en 1956. Monseñor Straubinger es sin duda uno de los más grandes exégetas bíblicos de nuestra épcoa. Recomendamos su lectura.
PAX VOBIS.
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