NOVENA A LA MEDALLA MILAGROSA- DÍA PRIMERO
NOVENA A LA MEDALLA MILAGROSA
Se recomienda rezar esta novena después de rezar el Santo Rosario. Las intenciones para la Novena pueden ser individuales, pero se recomienda rezarla por la Conversión de los pecadores, por la libertad, exaltación y restauración de la Santa Madre Iglesia y muy especialmente para que en Colombia sea revocada esa abominable ley de adopción de niños por parte de degenerados homosexuales. Se recomienda par el día 27 de Noviembre (Fiesta de la Medalla Milagrosa) asistir al Santo Sacrifico de la Misa, confesar, comulgar, bendecir y mandar imponer por un sacerdote la Medalla Milagrosa para mayor provecho de esta Novena.
PARA TODOS LOS DÍAS
Por la señal…
Señor mío Jesucristo…
Jaculatoria: ¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
Invocación. Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestro socorro y reclamado vuestra asistencia haya sido abandonado de Vos. Con esta confianza a Vos corremos, oh Virgen de las vírgenes; y. gimiendo bajo el peso de nuestros pecados, nos postramos a vuestros pies. Oh Madre del Verbo, no despreciéis nuestras súplicas, antes bien escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.
DÍA PRIMERO
Amemos a María Inmaculada
por su celestial hermosura
Una señal extraordinaria apareció en el Cielo: Una mujer vestida del sol, la luna debajo de sus pies, y en su cabeza una corona de doce estrellas.
¿Quién es esta mujer vista por San Juan en sus revelaciones sino la Reina de los Cielos, la misma que el 27 de Noviembre de 1830 realizó los deseos y las esperanzas de Sor Catalina de verla en su mayor hermosura? ¿Quién sino la mujer privilegiada, en la cual ha reunido Dios más perfecciones que en todas las obras de sus manos? ¿Quién sino su perfecta, su primogénita, su inmaculada, la que raya en los límites de lo infinito, la que ha alcanzado cierta igualdad con Dios, dice S. Bernardo, por la infinidad de sus perfecciones? Si, pues, tanta mayor influencia ejerce un objeto en nuestro corazón cuanto mas perfecto nos parece, ¿con qué ardor no deberemos amar a esta obra maestra de la omnipotencia divina? ¡Oh Madre del amor hermoso! Tomad de hoy para siempre posesión de mi alma, reinad en ella como en legítimo trono, y arrancad y destruid en sus términos cuanto no se compagine con vuestro amor. No quiero conveniencias ni placeres, ni seducciones que pueden separarme de Vos, sino amaros con todo mi corazón, para tener la dicha de veros algún día, como de vuestra bondad lo espero, en la patria de los escogidos.
Medítese lo dicho y con entera confianza en la Santísima Virgen, pídase la gracia particular que se desee obtener mediante su intercesión.
ORACIONES FINALES
Suplicas.
Oh Madre del amor hermoso, purísima María, por la manifestación de vuestra santa Medalla, inflamad nuestros corazones en el amor divino, para que insensibles a las cosas terrenas, solo suspiren por las celestiales y eternas.
Dios te salve, María, etc.
Oh refugio de pecadores, poderosísima María, por la manifestación de vuestra santa Medalla, tened piedad de nuestras culpas y miserias y alcanzadnos la gracia de morir antes que pecar.
Dios te salve, María, etc.
Oh puerta del paraíso, dulcísima María, por la manifestación de vuestra santa Medalla, concedednos la perseverancia en el bien morir santamente y participar de vuestra gloria en los cielos.
Dios te salve, María, etc.
Ofrecimiento.
Oh Milagrosa Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, prosternados a vuestras plantas os encomendamos nuestros corazones, nuestros afectos, nuestros intereses, la salud de nuestros cuerpos, la salvación de nuestras almas, la paz de nuestras familias y el bienestar de nuestro pueblo. Velad por nosotros desde los cielos, apartadnos de todo peligro, endulzad nuestros pesares, santificad nuestros trabajos y colmadnos de vuestras gracias y virtudes, oh siempre Virgen y siempre Madre y siempre buena, María.
V. Oh María sin pecado concebida
R. Rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
Oración Final
Jesús, Dios nuestro, que quisiste esclarecer a tu bienaventurada Madre, la Virgen María, Inmaculada ya desde su origen, con multitud de milagros: Concédenos que por la invocación constante de su patrocinio consigamos las eternas alegrías del cielo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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