NOVENA A LA MEDALLA MILAGROSA- DÍA QUINTO

ORACIONES PREPARATORIAS
PARA TODOS LOS DÍAS
Por la señal…
Señor mío Jesucristo…

Jaculatoria: ¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!

Invocación. Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestro socorro y reclamado vuestra asistencia haya sido abandonado de Vos. Con esta confianza a Vos corremos, oh Virgen de las vírgenes; y. gimiendo bajo el peso de nuestros pecados, nos postramos a vuestros pies. Oh Madre del Verbo, no despreciéis nuestras súplicas, antes bien escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.

DÍA QUINTO

Confiemos en María Inmaculada,  que quiere protegernos

¿Qué amor hay comparable al amor de una madre? ¿ Quién así se interesa, así se desvive, así se sacrifica por el más querido de sus prójimos como procura una madre el mayor bien del más ingrato de sus hijos? ¿Y no es María Santísima nuestra Madre celestial? ¿No hemos recibido la vida sobrenatural a costa de la sangre de Jesucristo, que era su propia sangre? ¿No nos adoptó en el Calvario por hijos de su dolor? No extrañemos, pues, que se apareciese a Sor Catalina con las manos amorosamente inclinadas hacia la tierra, y manifestándole deseos de que toda clase de personas se acerquen a Ella en demanda de las infinitas gracias que está dispuesta a conceder, antes bien, entreguemos nuestro corazón a sentimientos de confianza, y repitamos la frase de San Buenaventura: No temas, alma mía, que la causa de tu eterna salvación no se perderá, estando la sentencia en manos de Jesús, que es tu hermano, y de María que es tu Madre.

Medítese lo dicho y con entera confianza en la Santísima Virgen, pídase la gracia particular que se desee obtener mediante su intercesión.

ORACIONES FINALES
Suplicas.
Oh Madre del amor hermoso, purísima María, por la manifestación de vuestra santa Medalla, inflamad nuestros corazones en el amor divino, para que insensibles a las cosas terrenas, solo suspiren por las celestiales y eternas.

Dios te salve, María, etc.

Oh refugio de pecadores, poderosísima María, por la manifestación de vuestra santa Medalla, tened piedad de nuestras culpas y miserias y alcanzadnos la gracia de morir antes que pecar.

Dios te salve, María, etc.

Oh puerta del paraíso, dulcísima María, por la manifestación de vuestra santa Medalla, concedednos la perseverancia en el bien morir santamente y participar de vuestra gloria en los cielos.

Dios te salve, María, etc.

Ofrecimiento.
Oh Milagrosa Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, prosternados a vuestras plantas os encomendamos nuestros corazones, nuestros afectos, nuestros intereses, la salud de nuestros cuerpos, la salvación de nuestras almas, la paz de nuestras familias y el bienestar de nuestro pueblo. Velad por nosotros desde los cielos, apartadnos de todo peligro, endulzad nuestros pesares, santificad nuestros trabajos y colmadnos de vuestras gracias y virtudes, oh siempre Virgen y siempre Madre y siempre buena, María.

V. Oh María sin pecado concebida
R. Rogad por nosotros que recurrimos a Vos.

Oración Final
Jesús, Dios nuestro, que quisiste esclarecer a tu bienaventurada Madre, la Virgen María, Inmaculada ya desde su origen, con multitud de milagros: Concédenos que por la invocación constante de su patrocinio consigamos las eternas alegrías del cielo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

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